No le pedí que dijera nada más, lo e dicho antes y lo diré de nuevo. Nunca me a gustado poner tristes a las personas realmente. Ya se que e echo llorar a mi hermana antes pero todas esas veces no era tristeza verdadera, así son los hermanos, algunos entenderán.
Es sábado y lo único que hago en los fines de semana es sentarme bajo el cielo nublado escuchando música. Es cómodo hacerlo, la soledad me abraza felizmente y se queda todo en silencio. Soportar todo el ruido de la escuela me saca de quicio y esto es lo único que me salva. Silencio y música.
También tendría que pensar en cómo arreglar la ventana de la cocina que él gato rompió.
Claro...el gato.
Tiro una risita al buen recuerdo de esa velada con Mónica. Cómo ella se escandalizó cuando pensamos que el gato estaba muerto, no puede ser. Fue tan gracioso.
Acordarme de esos piropos irrespetuosos y sucios que ella usaba para su entretenimiento me hace dudar si ella toma drogas o no. Es una loca total.
-¡Christian! ¡Alguien vino a verte!- Escucho la voz de Stephany gritarme .
-¡Ya voy!- me impresiona un poco que alguien venga a verme un sábado.
Bajé del techo volviendo a la casa entrando por la ventana de mi habitación. Ni puse el esfuerzo de cambiar mi pijama no puede ser alguien importante. Mi pijama estaba compuesta por una camisa de manga corta negra, un pantalón acolchonado verde con manchas de leopardo negras y unas pantuflas de pies de dinosaurio verdes con las garras negras. Sip, soy muuuuy normal. Sarcasmo, de nuevo. Me miré al espejo, ni siquiera me había peinado, mi pelo era un completo nido de ratas. Solo me lavé la cara y dejé mi cabello en paz, así como amaneció está perfecto.
-¡Christian!- vuelve a gritar mi hermana.
-¡Que ya voy!- le devuelvo, espero que esto sea bueno o si no me desquitaré con su gato endemoniado.
Bajaba las escaleras aburrido, solté un bostezo fuerte y mientras más me acercaba escuchaba las voces en la sala de abajo.
-¿Segura que no quieres algo de tomar, linda?- La dulce voz de mi abuela pregunta, ¿quién será la persona?
-No, no gracias señora, solo vine por Chris.- ¿Mónica? ¿Qué está haciendo aquí?
Me asomé y Mónica estaba sentada en uno de los sillones viejos de la sala de mi abuela. De nuevo y no me detendré de preguntar ¿Qué está haciendo aquí?
-Vaya, vaya. ¿Nos vamos a ir así o te espero a que estés más presentable?- Me dijo cuando salí caminando a la sala.
-¿A dónde se supone que vamos?- pregunté.
-¿Qué no te acuerdas?- dijo bruscamente. -Ir. Con. Mi. Amiga. Hoy. ¿No recuerdas?- ¡Maldita sea! ¡El compromiso con su amiga!
Suspiré e iba a subir las escaleras. Me detuve a mirarla.
-¿No vas a venir?- le dije.
-Hijo, ¿no miras su posición?- me reclamó mi abuela.
-Tranquila, abuela. Esta chica es más fuerte de lo que crees.- le guiñé un ojo a Mónica y le señalé que viniera con mi cabeza. -¿Vamos?- bajé de nuevo las escaleras para dejarla pasar primero.
Mirar como ella se esfuerza para subir esas escaleras me hace sentir miserable. No es lástima, porque no le tengo ningún cariño en especial. Si no que me hace sentir mal por las veces en que tal vez pude hacer lo que ella no, generalmente me hace sentir mal dándome motivos.
Entramos a mi habitación y miré en mi armario que me podría poner. Una sudadera, una camisa azul, pantalones de mezclilla y mis vans viejos de siempre. Lo saqué todo, me estaba quitando la camisa cuando Mónica empezó a toser falsamente.
ESTÁS LEYENDO
Mónica...
RomantizmChristian Tisdale es un chico con poco interés en tener amigos. Pero algo que no esperaba era encontrar lo que él no buscaba y pretendía alejar. Una chica que a hecho de su vida una más brillante. Pero una enfermedad es lo que les separa de ser com...