7. So what?

508 77 102
                                    

Los labios de Jotaro se abrieron en una perfecta "O" mientras este veía desde arriba a Kakyoin engullendo.

-¿Todo eso te entra?

El pelirrojo apenas asintió. No podía hablar, tenía la boca repleta y el delicioso sabor salado le hacía perder los modales al devorar. Ser observado por Jotaro no lo inmutaba para nada.

-Pensé que serías más fino...-susurró el americano, casi hipnotizado al ver a ese pequeño cuerpecito tomar tanto.

-Te equivocas, Jotaro. A veces disfruto de tener un buen desastre en mi boca.-respondió Kakyoin burlón, para luego acercar sus labios a la larga punta y beber lo que salió de esta.

-Wow, WOW.-los ojos esmeralda del espectador se abrían según el otro se mostraba así de insaciable-Oh, por Dios. Espero que estés satisfecho, Kakyoin.

-Estoy relleno.

-Pues deberíamos movernos todo el fin de semana...

Jotaro se agachó para tomar algo de lo que su compañero había pasado por alto. Tras el borde de la tabla todavía quedaba un cubito de queso roquefort, así que se lo comió.

-Para quemar toda la maldita tabla de queso que te acabaste. ¿Me juzgas a mí por comer de franquicias y te echas dos kilos de queso y frutos secos como si nada?

-Cereza, cereza...-canturreó Kakyoin, ignorándolo y tomando en la mano la frutita arrugada. Aunque no quería comerla, al menos quería saborear su piel azucarada; se la llevó a la lengua para lamerla sonoramente.

-Oh, para de hacer eso, es tan...

El japonés se encogió sobre su sitio en el sofá y se metió el alimento a la boca.

-Do siendo.-farfulló, todavía sin pasarla-Ahoda a digedir.-levantó la botella de vino para seguir prendido al pico de esta.

Jotaro se hubiera estresado un poco más si fuese otro día, pero era sábado y si el dueño de la casa quedaba planchado tras la sobrecarga de licor y comida, él podría salir y volver mucho más tarde, sin preocuparse por despertarlo con el chirrido de las puertas. Probablemente se levantaría a la mitad del domingo, cuando él ya haya vuelto de misa, y su carita de menor estaría atrapada en un gesto de fastidio a lo largo del día.

-Sigue, no importa.

-Ufff.-el pelirrojo ya empezaba a tener las mejillas a juego con su cabello-Cuando hacemos esto con tío Pol si debo comer con refinamiento, él es muy quisquilloso.-soltó con una risita boba.

-Oh, ¿de veras?

-Sí, es que es francés y tiene la costumbre de catar quesos y frutos secos de la tabla, entonces también me lo enseñó. Y como a mí realmente me gusta el queso, no puedo seguir el protocolo y lo como de una...-Jotaro volteó ligeramente para ver al hombre con la espalda recostada en el espaldar del sillón, empezando su adormecimiento. Pero Kakyoin llegó a voltear la cabeza y dedicarle una mirada bastante amigable-Pero supongo que es mucha información para ti.

-No, no creo. La verdad es que no hablas mucho de ti, ni del señor Polnareff. ¿Cómo es que es tu tío si es fran...?-empezó a preguntar hasta que oyó un silbidito-Ces...-Volvió a voltear para encontrarse con Kakyoin ya dormitando con la mejilla pegada al cuero del sofá-Tal vez era mucha información para ti en el estado que estás...-se burló en voz bajita para no alertarle.

Por no querer perturbarlo antes de salir de casa, el menor lo cubrió en la cálida manta del sofá y lo dejó ahí, hecho un gusanito de seda glotón y amodorrado. Se percató que la mesita de estar, aún con cuchillos y trinches para tomar los quesos, podía ser un peligro para cuando el otro despertase aturdido y tratase de abrirse paso a su dormitorio. Así que se tomó el tiempo de limpiarla del banquete que su compañero se había pegado. También se llevó la botella de vino que había en el suelo, sorprendiéndose al descubrir que sí se la había secado toda.

Differences Are Good Bricks To Build Up A House; 「Jotakak AU」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora