3. You better work

659 91 189
                                    

Si bien Jotaro pasó los primeros días con la amargura de haber sido víctima de tremenda broma, no podía mantenerse enojado con Kakyoin. Después de todo, no dejaba de ser un joven apenas mayor que él y aunque no tuvieran mucho en común, ambos estaban interesados en la vida marina. Detrás de esos ojos maquillados, tacones y ropa on point seguía habiendo un biólogo marino.

Y este le enseñó su laboratorio, donde concurría con algunos compañeros y los supervisaba a todos. Se los presentó y para su suerte, todos manejaban inglés. Aunque el más prolijo en el idioma seguía siendo Kakyoin. Este lo colocó a hacer grupo con un par de chicas muy curiosas por él, que no dejaban de preguntarle acerca de Estados Unidos y de él. Jotaro no estaba tan interesado por ligar en momentos de trabajo, así que mantenía su espacio.

-Se me apuran con esos papeleos.

El pelirrojo les solía apremiar en la labor que hacían en el momento, mirándoles las espaldas y sujetando su taza de café. Mantenía un aire autoritario y se sentaba junto a su asistenta de laboratorio. El estudiante rodaba los ojos, su supervisor podía fingir que estaba laborando incansablemente, pero sabía que también hacía cotilleo con Kohaku, la asistenta. Sus compañeras se lo tomaban con más calma, estaban acostumbradas.

-Kakyoin puede ser un vago para el papeleo, pero tiene otros fuertes.-le comentó una, guiñándole el ojo.

-¿Cuáles? ¿Pasear con tacones por el pasillo de cerámica sin resbalarse?

-¡Oh, qué malo eres, Jojo! Aunque tienes razón, los maneja mejor que muchas de nosotras...

-¿Y no quieres salir tras el trabajo, Jojo? Tenemos tiempo.

-Mmm, tal vez.-caviló el joven, levantando los hombros y fingiendo despreocupación. 

La verdad es que sí quería salir para que alguien le guíe por la ciudad sin jugarle una broma por su inocencia de extranjero. Aún recordaba el varazo que le dio aquella señora con el palo de su escoba por preguntar si habían geishas bailando en su local.

-Estarán rellenando esos formatos como se debe, ¿no?-les interrogó Kakyoin mientras volvía a hacer su viaje hacia la cafetera.

-¿No podemos fraccionar el trabajo, Kakyoin? Me duele el dedo.-se quejó una de las chicas.

-Mañana descansarás las manos todo el tiempo que gustes. Solo faltan los informes de ustedes dos para ponernos al día con lo del mes pasado. ¡Incluso les coloqué un ayudante!

Las chicas soltaron unas risitas coquetas y se aproximaron a Jotaro, palmeándole los bíceps que translucían bajo su ligera camisa azul. Aún se sentían emocionadas por estar trabajando con un estadounidense tan guapo.

-También será nuestro ayudante para ir de compras, ¿no, Jojo?

El supervisor ladeó la cabeza con una sonrisa y miró a Jotaro a los ojos, como preguntándose por ese sobrenombre que le habían colocado las chicas con cariño. Parecía divertirse con su situación.

-¿Estás de acuerdo, Jotaro?

-Por supuesto, me encantaría ayudarlas.

-Entonces acábenme esos informes para hoy. ¡Ya, ya!

El hombre aplaudió firmemente para devolverlos a su trabajo. Los tres reprendidos se voltearon de nuevo hacia su escritorio y volvieron a tomar sus bolígrafos.

-Cuida la puerta, porque podemos desaparecer.-le advirtió Jotaro.

-A menos que me resbale en el pasillo, dudo que suceda.-respondió el mayor con sorna, tomándose su tiempo en avanzar hacia la máquina de café. Jotaro gruñó. Qué lengua más mordaz que ostentaba su compañero. Él que pensaba que los japoneses eran extremadamente amables...

Differences Are Good Bricks To Build Up A House; 「Jotakak AU」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora