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Narra Levi.

1 mes después

En el último mes, no podría decir que han cambiado mucho las cosas, kaiyo y yo estamos viviendo juntos, falta menos de dos semanas para la boda, ella lo está organizando todo por su cuenta ya que, literalmente, estás semanas no he querido levantarme de la cama, por razones ya conocidas.

—Levi, cielo, tienes que comer.—

—No tengo hambre.—

—No has comido en dos días, debes comer, así para estar fuerte para nuestra boda mi amor.—

—lo único que deseo, es morir.—

La última oración la dije con un susurro casi imperceptible para ella, me di media vuelta tapándome con las mantas de pies a cabeza, ella soltó un suspiro cansado, ya me había soportado así casi todo el mes, y creo que se empezó a hartar.

—¿Te acuerdas de tu amiga?.—

—¿Amiga?.—

—Si, la alta, de lentes, que paso con  nosotros un tiempo en la cabaña.—

—Si, ¿Que pasó con ella?.—

—Dijo que vendría está tarde a hablarte.—

—¿Y que dijiste?.—

—Pues....que no viniera a perder su tiempo por que no le abriré la puerta.—

Ella lo decía en un tono tan serio pero normal, que creo que hasta me dio un escalofrío, ella se sentó al borde de la cama acariciando mi pierna, tan solo quería apartarla directamente, pero tenía que resistirme, se acercó hasta darme un beso en la frente, fue bajando desde mi mejilla, y cuando llegó al rabillo de mis labios, sabía de debía hacer algo.

—¿No ibas a la tienda, pequeña?.—

—Oh, cierto, lo había olvidado, vuelvo pronto.—

Se levantó de la cama rápidamente, acomodando sus zapatos mientras caminaba, cuando escuché las puerta cerrada, me preparé para dormir el resto del Día, unos segundos de paz fue lo que obtuve, porque en menos de lo esperado, alguien tocaba mi ventana brutalmente, que creí que podría romperse, me levanté del susto, Hange me indicaba que abriera la ventana, le quite el seguro dejandola abierta, Hange con dificultad entraba a mi habitación desde ahí.

—Si tu queridísima prometida no me deja entrar por la puerta, yo entro por la ventana.—

—Hola cuatro ojos.—

—Hola enano.—

Me recosté nuevamente en mi cama cansado, cerrando mis ojos para descansarlos un poco.

—¿Enfermo otra vez?.—

—Se puede estar enfermo de mal de amores?.—

—Crei que estabas super feliz por la boda magistral que tendrás, por lo hermosamente joven de tu esposa y lo sumisa que es.—

—Tu sabes la verdad Hange....—

—Mira, no vine para discutir contigo sobre esta falsa relación, pero tampoco quiero tocar temas que tú no quieres.—

¿Qᵘᵉ ⁿᵒˢ ᵉˢᵗᵃ ᵖᵃˢᵃⁿᵈᵒ? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora