Bitter Sweet ➸ GgukTae

006.

— Y bien Jeongguk — La señora Kim se sentó un sillón individual — ¿Qué intenciones tienes con mi hijo?

Jeongguk se acordó mejor - Pues verá señora Kim...

— Oh no, no me digas así me hace sentir vieja, dime Suni — Dijo de manera tierna.

— Por el respetó a usted le diré señora Kim, claro si no le molesta — La mayor asintió levemente — Bueno, las intenciones que tengo con su hijo no son malas, no es nada del otro... Su hijo tiene algo especial que captó mi atención la primera vez que lo vi. Cuando hable con él, no le mentire que el no me hizo caso de hecho me mando por un tubo.

—¡Kim Taehyung, que te hecho de ser irrespetuoso! — Gritó la señora Kim.

— Oh no se enoje con él, debe tener sus razones. Bueno la cosa es, quiero intentar algo con él pero el no...

— Se permite amar.... oh Jeongguk... Mi hijo es algo especial, mira te contaré algo — La señora Kim se acercó un poco más a Jeongguk — No eres el primer chico que viene a esta casa, no te mentire que no ha tenido muchas parejas, pero la mayoría de ellos solo lo quisieron para un acoston como le llaman ahora, o lo engañaban a las semanas. No es que mi hijo no quiera algo contigo. Él...

—Tiene miedo..

— Exacto, tiene miedo a ser lastimado otra vez , pero sabes.. veo algo en ti, algo especial. Tal vez y tú puedas ayudar a mi hijo a superar el pasado.

-—Trataré, pero no le prometo nada señora Kim.

— Oh vamos, dime suegra...

El pelinegro río levemente.

La madre de Taehyung era un amor, realmente era alguien dulce.

— Señora Kim, me paso a retirar.. tengo unas cuantas cosas que hacer y pensar con respecto a lo que me dijo.

— Oh, claro querido.. y ya sabes esta casa, es tú casa.

Jeongguk se le hizo pequeño el corazón de tanta ternura. Comenzó a caminar a la salida de la casa, no sin antes darle un último vistazo a la señora Kim, y finalmente salió.

Una vez Suni vio que ya no estaba, caminó hasta la pared que dividía la sala y le dió un golpe fuerte.

— Auch — Se escuchó del otro lado.

— ¡Kim Taehyung, ven para acá!

El menor comenzó a caminar hasta llegar a donde estaba su progenitora.

— ¿Qué te hecho de escuchar conversaciones ajenas?

— Que no deb.... auch duele — La señora Kim jaló de su oreja levemente.

— Ni te jalé tan fuerte, eres un bebé.

— ¿Y qué si soy un bebé? — Se sobo la oreja.

— Se ve buen chico, muy bueno para ti.