Nicolay Vasil prince, jefe encargado de la casa Ravenclaw caminaba por los jardines del colegio de Hogwarts apreciando la bella naturaleza que le rodeaba, tomó un hondo suspiro apreciando el delicioso aroma de las flores, el camino por el que sus pies lo llevaban era de una piedra color crema claro, y se podian ver flores blancas, rosas y azules hasta donde la vista podía alcanzar. Algunas veces sentía que el ambiente te aquel castillo lo agobiaba un poco, y aveces le parecía un poco espeluznante, pero aquel era un espacio mágico.
Estaba ensimismado en sus propios pensamientos hasta que una Slytherin le interrumpió su caminata anti estrés.
- ¿Necesita algo señorita Nashira?- respondió un poco molesto pero con complacencia, el tenía que parecer genial frente a sus alumnas, no iba a perder frente al bueno para nada de Harry Potter, ¡él era el más apuesto de todos! El jefe de Gryffindor no le llegaba ni a los talones.
- Amm... B-bueno yo...- la pequeña Slytherin retorcía su túnica algo avergonzada y nerviosa. Si, él causaba ese efecto en ellas, sonrió con picardía- quisiera...
- ¿Quisiera que cosa señorita Lyra?- preguntó instándole a a que hablara, la miró con un poco de duda.
- Bueno... yo... quisiera poder tener algunas tutorías de sus clases, todavía no me pongo al corriente con todas las materias, el sexto año es un poco difícil- respondió avergonzada con un sonrojo en su rostro.
Nicolay no era tonto, y sabía muy bien no eran clases lo que exactamente quería la chica, mostró su gran sonrisa, esa por la que todas caían, la que era tan radiante que flores azules y blancas aparecían a sus espaldas y la que cegaba a las buitres con un brillo parecido a polvo de estrellas, aturdiéndolas.
- Mi pequeña Lyra, voy a tener que negar tu pedido, todavía no logro organizarme con las clases del tercer, cuarto y quinto año, pero puedo asignarle a un tutor- dijo rápidamente cuando la sonrisa de la chica se tornó en un rostro un poco sombrío y triste- debo recomendar a la señorita Miller- mencionó con una sonrisa renovada, le encantaba hablar de sus pequeñas avecillas- Ella es una avecilla muy aplicada y brillante, esta un año delante de usted.- la chica un poco decepcionada pero conforme se despidió con un gracias y un asentimiento de cabeza.
Luego de que la chica desapareciera de su vista y se adentrara al castillo dio un largo suspiro, no entendía por qué los adolescentes de ahora eran unos calenturientos, al menos de esta se salvó por los pelos, dio gracias a que tenía tan buenos estudiantes.
Reanudó su camino por el sendero amarillo unos pocos minutos más, hasta que algo lo interrumpió por una segunda vez, ¡por Merlín! ¿Que no iba a serle permitido su único día libre de la semana? ¡Si se estresaba tanto el paseo tranquilizador no haría efecto en su rutina de belleza!
Un matorral de cabellos pelirrojos se asomaba por una de las esquinas de su árbol favorito, en el que se sentaba todos los domingos a leer de las novelas de romance que le prestaba Harry, al menos para algo servía el inútil Griffindor, sonrió al recordar la relación amor odio que llevaban. Volvió a la realidad al recordar a la persona pelirroja y al escuchar los pequeños jadeos que salían de detrás del árbol, ese extravagante cabello rojo solo podía pertenecer a una sola persona, la revoltosa Slytherin de Snape.
Caminó un poco más cerca de aquel árbol y alzó la voz para que se escuchara por encima de aquellos gemidos.
- Buenas tardes señoritas- las dos chicas se sobre saltaron, y dieron un grito ahogado al mismo tiempo, se oyó algo de movimiento y como las ropas eran puestas en su lugar. De detrás de la planta gigante salieron dos chicas una con el cabello rojo todo alborotado con algunas ramas en la cabeza, y la otra totalmente impecable pero con los labios rojos e hinchados, Dai Yagami y Violeta Blackthorn, ambas Slytherin, miró a la chica peli negra.
- Lamento decir que me decepciona un poco señorita Blackthorn, esperaba más de usted que solo una chica calenturienta.- hizo una pausa mientras volteaba hacia yagami- señorita yagami... otra vez dando problemas?
Las dos chicas miraron a suelo un poco sonrojadas, con miedo de lo que podría decir el profesor Vasil y se tomaron de las manos, esperando juntas el castigo. Se escuchó un suspiro del profesor y levantaron la mirada, el profesor tenía una sonrisa resignada en su rostro mirándolas a ambas.
- Creo que sería un castigo ejemplar si le quitara 50 puntos a cada una pero ese castigo no me corresponde a mi, si no más bien a su jefe de casa. No me queda más opción que llevarlas a ambas hasta el despacho del profesor Snape.- las dos chicas temblaron con miedo, ya sabían que clase de castigo les pondrían si era de parte de su jefe de casa.
Vasil dio vuelta regresando por donde vino hasta el castillo, las chicas lo siguieron a sus espadas, bajaron hasta las mazmorras caminando hasta el despacho de Snape, tocó la puerta un par de veces pero no hubo respuesta de nadie, algunas veces el Slytherin se introducía en su trabajo tanto que se olvidaba del mundo que le rodeaba, así que decidió simplemente abrir la puerta.
Sorpresa fue la de él cuando fuertes e innumerables gemidos inundaron la estancia, sobre el escritorio de Snape se encontraba Harry Potter boca abajo, con una expresión indescriptible de gozo y éxtasis al tiempo que era taladrado por el pene de Severus Snape, Harry estaba completamente desnudo y sudado sobre el escritorio, sus pies apenas tocando el suelo por la intensidad y rapidez de las embestidas, al parecer el placer era tan grande que sus ojos se habían tornado hacia arriba, completamente blancos, por otro lado Snape mantenía sus pantalones que se habían deslizado hasta los tobillos del profesor y mantenía los ojos cerrados con la cabeza hacia arriba mientras mordía su labio inferior a la vez que tomaba fuertemente las caderas de Potter, solo soltando leves gruñidos.
Ninguno de los dos se había percatado que la puerta fue abierta, así que para evitar momentos incómodos prince cerró la puerta con cuidado, al parecer el hechizo silenciador se había roto cuando abrió la puerta, porque los gemidos traspasaban la puerta, cosa que no era al inicio, lanzó con rapidez el hechizo silenciador, cuando se dio la vuelta se encontró con sus dos alumnas, con los ojos tan abiertos que pareciese que se saldrían de sus órbitas, perplejas más o igual que él, lo miraron a los ojos, y sin perder ni un momento más el profesor sacó su varita y conjuró el hechizo con un movimiento rápido.
- ¡Obliviate!- Y al rostro de las dos regresó la expresión preocupación al saber que un castigo severo vendría. Vasil hizo de nuevo su sonrisa de príncipe y dijo como si no hubiese pasado nada en ese preciso momento -bueno chicas lamento decirles que el profesor Fenrir no se encuentra, se salvaron por hoy, que no las vuelva a encontrar haciendo cochinadas okay? Está prohibido en el reglamento de la escuela.
Las dos asintieron rápidamente y salieron corriendo de allí.
¡¿Que ningún Slytherin está en sus cabales hoy en día?! ¡¿que maldito problema tenían esos estúpidos bastardos?! ¡sexo en la maldita escuela! ¿Y que con eso? Dios mío, estoy pensando seriamente jubilarme, se fue por el pasillo negando con la cabeza, sentía el rostro arder, a los únicos que soporto son a mis pequeñas avecillas, los otros estaban completamente locos.
_________2 horas antes________
Snape se encontraba sentado en su escritorio corrigiendo los ultimos ensayos de Slytherin, se sentía extrañamente caliente, pero era imposible, su celo no llegaba hasta dentro de un mes y medio, así que dedujo que era la falta de masturbación por exceso de trabajo, suspiró queriendo terminar su trabajo.
Luego de 15 minutos apareció Harry por la puerta.
- Oye Severus, ¿has visto a Prince? Es que le he prestado un libro y lo necesito de vuelta... - se quedó callado luego de que un aroma totalmente cautivador y dulce llegó a su nariz, fue como un choque eléctrico en todo su cuerpo, miró al rostro de Snape, unos colmillos se asomaban por sus labios entre abiertos, un jadeo suave se podía percibir de su persona, y tenía la cara colorada.
Su celo había llegado y lo único que tenía en mente era que sus colmillos dolían por la necesidad de morder la suave piel del cuello de Harry Potter.
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La mordida de la serpiente (Snarry)
Hayran KurguSnape estaba en celo, y tenía que clavar los colmillos donde sea *La foto de la portada no me pertenece, créditos a su respectivo autor. 9 septiembre 2021 #2 en Snarry 17 septiembre 2021 #20 en Snarry