—¿Pero en qué estabas pensando Valentina? ¿A caso quieres ir a la cárcel?
—A eso se le llama hacer justicia, Señora importante, ¿Sabes cuántas mujeres desaparecen y mueren al día? ¡Maldita sea, sólo era una marcha para hacer justicia!
—De eso se encargan los policías.
—¡Eres una ignorante, María José! -Valentina tomó un vaso de vidrio y sin pensarlo lo arrojó a su hermana. Lamentablemente el vaso se estrelló muy cerca de la empresaria y pequeños trozos cortaron su rostro.- En serio no tienes idea de lo mucho que desearía volver el tiempo atrás y que fuesen mis padres los que vivieran y no tú. Papá siempre quiso lo mejor para nosotras y tú sólo te la pasabas causando problemas.
—¡ESE SEÑOR NO ERA MÁS QUE UN SIMPLE IDIOTA! -Gritó María José a punto de romper en llanto. No le importo en lo más mínimo la sangre que corría por su mejilla, el dolor de eso no se compraba con el dolor que sentía al saber el odio que tanto le tenía su hermana.-
El timbre de la casa interrumpió aquella gran discusión de las hermanas. Valentina subió a su habitación antes de que María José pudiese decirle algo.
La mayor tomó un pequeño trapo de la cocina, le coloco un poco de hielos y se lo puso en la herida mientras cruzaba la gran sala para abrir la puerta.
—¿Qué haces aquí?
—Uh, perdona que haya venido así, pero estuve llamando a tu móvil y jamás recibí respuesta tuya.
—Estaba arreglando un asunto, pasa.
—¿Ese asunto involucraba gatos? -Río Daniela al entrar.- ¿Qué te sucedió?
—Un pequeño accidente.
—Espera. -La teniente retiro el trapo del rostro de María José y al ver la gran herida supo que eso no había sido un accidente.- María José tienes que ir a un hospital, esto realmente es grabe.
—No es para tanto, ¿Qué necesitas?
—No me cambies el tema. Al menos deja que te lo cubra con algo, eso te puede infectar.
María José realmente estaba agotada para tener otra discusión así que simplemente asintió a la mayor. Se dirigió al baño de la planta baja para sacar el botiquín de primos auxilios y después volvió a la sala.
—¿Ya me dirás cómo es qué te hiciste esto? -Preguntó Daniela mientras colocaba un poco de alcohol en un pedazo de algodón.-
—Ya te dije, fue un accidente.
—¿Se supone qué debo creerte?
La ojiverde se encogió de hombros.
—¿Ya me dirás a qué veniste?
—Los abogados requieren de tu firma en algunos papeles para que la demanda proceda y se haga la paga del dinero perdido.
Después del dinero que María José perdió gracias a su noche de locura hablo con Daniela y las dos llegaron a un acuerdo de invitar algo para que ese dinero se pudiese recuperar y así no dejar de dar la becas.
Ambas son personas con un gran ego y ambición. Harían todo lo posible para tener su éxito.
—Esto quedó listo, pero tendrás que hacerte chequeo con algún médico para saber si la herida necesita puntadas.
—Gracias. Por segunda vez me has salvado la vida.
Daniela río, sabía a que se refería con eso.
María José firmo los papeles y después de eso Daniela se fue de aquella casa. Al llegar a su casa la mayor se percató de que había déjalo las llaves en casa de la empresaria. Su esposa no estaba así que tendría que volver por sus llaves.Algo no estaba bien, Daniela sentía la necesidad de volver rápidamente a casa de María José, estaba demasiado inquieta.
Cuándo llegó saco su móvil para llamarla, pero ella no contestaba. Decidió bajar del auto e ir hasta la puerta. Su inquietud creció más cuándo vio la puerta abierta y un grito se escuchó dentro de la casa.—¡No tienes nada que hacer aquí, ese bebé jamás nació!
—¡Vas a pagar por esto!
—¿Pero qué mierda? -Dijo Daniela al entrenar a la casa.-
—¿Y tú quién eres?
—Hey, tranquilo amigo. -Daniela alzó las manos frente aquel sujeto que le apunta con una pistola directamente a su cara. Miro a su alrededor y se percato de que había alguien más escondido en las escaleras. Una niña de unos 15 años.- ¿Qué es lo qué estás buscando?
—Quiero que está descarada me de a mi hijo, sé que ella lo tiene.
—Entiende que no existe ningún hijo tuyo.
—¡Cállate! -Aquel hombre apunto la pistola en dirección a María José y ella simplemente rogaba internamente para que Daniela pudiese ayudarla de alguna manera.-
—Yo voy a ayudarte con eso, pero primero necesito que bajes el arma.
—¿Cómo se qué no me estás mintiendo?
—Porque ella también se llevó a nuestro hijo y quiero que me lo devuelva. -Daniela no estaba consciente de lo que decía porque apesar de ser militar estaba asustada de ver esa escena.-
El hombre la pensó unos segundos, pero finalmente accedió y bajo el arma. Sin dejar que dijera palabra alguna Daniela ya estaba encima de él con las manos del sujeto tras su espalda.
Unas horas después la policía apareció y se llevó a aquel sujeto. Valentina aún no estaba segura de que era lo que acaba de presenciar y en su mente no dejaba de cuestionarse de que bebé hablaba aquel hombre. Ella sólo había salido de su habitación para disculparse con María José, pero nunca se imaginó que abajo había una guerra.
—Ve a dormir, hablaremos después. -Dijo la empresaria a su hermana quién sólo asintió y subió las escaleras.-
—¿De qué bebé hablaba?
—¿Por qué volviste?
—Mis llaves. -Daniela tomó el llavero que estaba en el sofá y las metió a su sudadera.-
—Te pido que por favor no digas nada de lo que viste. Te pago lo que quieras por tu silencio.
—En serio eres una completa idiota. -Nego Daniela al cerrar la puerta.- Está bien que no me quieras contar que fue todo eso, pero no puedes decirme que comprarás mi silencio cómo si fuera cualquier persona. ¿Por quién me tomas, María José? -Daniela se sentó en el sillón con los brazos cruzados y la ojiverde la miró confundida.- Voy a quedarme aquí y tú dormirás.
—Pe...
—Sssh, está noche nos quitaremos la formalidad y sólo seremos Daniela Calle y María José. Sólo dos personas comunes y corrientes.
La ojiverde sonrió levemente y caminó en dirección a la cocina. Le esperaba una noche larga así que decidió ir a preparar algo de café con galletas.
¿Realmente el tiempo importa cuándo estás con la mejor compañía? Qué mejor momento qué pasar una velada con risas y ser realmente tú sin miedo a que alguien te juzgue.
María José le contó algunas cosas de su niñez a Daniela, pero no sé atrevió a contarle lo que realmente fue su adolescencia, un total infierno.Unas horas después la ojiverde se quedó dormida en el hombro de Daniela y ella sonrió sin darse cuenta.
El celular de la ojimarron no dejaba de sonar con llamadas de su esposa, así que opto por apagarlo y dormir.
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I'm back.
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Impossible Is Nothing. © »Caché.«
Fanfiction-Y usted, Teniente Coronel, ¿Dejaría a su esposa por mí? -Ella dejo de ser mi esposa en el momento que mis ojos se cruzaron con los tuyos. María José, la millonaria, dueña de una gran empresa de autos, llena de lujos, mansiones, con una gran reput...