Cap 10. Una parte del pasado.

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—No Gabriela, mis padres me matarán, ¿Y si me cachan? No puedo arriesgarme.

La rubia suspiro frustrada y azotó la puerta de su locker.

—Te ayude con lo del arma, María José. -Miro a su al rededor y jalo a la ojiverde de la playera.- Me lo debes.

María José finalmente aceptó y la amiga sonrió dándole algunas instrucciones en un papel con una mochila negra que contenía algunas drogas y un poco de dinero.

—Te enviarán un mensaje a este celular. -La rubia le dio un celular desechable.- En cuánto recibas ese mensaje lo tiras y dejas la mochila en el lugar acordado.

Al anochecer María José logró escabullirse de sus padres y salió de su casa al lugar acordado. En su mente rogaba porque nada saliera mal y sólo pudiera irse a casa cómo si nada estuviese pasando.
Espero unos 10 minutos sentada en una banca del parque hasta que finalmente recibió aquel mensaje. Se colocó el gorro de la sudadera y caminó a un rincón alejado desechando el celular. Al llegar dejo la mochila en un bote de basura, miro a su al rededor y salió corriendo bajo la lluvia.

—Está hecho. -Envío a su amiga una vez que dejó de correr.-

Se detuvo un par de minutos en una cafetería. Pidió un par de donas y un café demasiado cargado.

—Me temo que eso no podrás cometerlo.

Un oficial la detuvo en la entrada y en ese momento María José supo que estaba muerta.

Después de unas horas en la estación de policía María José salió libre gracias a las influencias de su padre y este logró que no quedará rastro alguno de lo ocurrido.

—¿!Pero a ti qué demonios te pasa!? -Grito él padre a su hija una vez que cruzaron la puerta de la casa.- ¡ERES UNA MALDITA DELINCUENTE!

—Papá te juro que eso no era mío. -Trago en seco la adolescente sintiéndose cómo una pequeña niña en una bola de cristal que estaba a punto de romperse.- Yo sólo... Me pidieron que lo hiciera, no sabía que era lo que contenía la mochila.

Su padre río con ironía. Se toco la barbilla con una de sus manos y después abofeteó a su hija.

—Carlos detente. -Intervino su madre.- No ganarás nada con esto.

—Fuera de mi vista. -Dijo él hombre y María José subió a su habitación.-

La menor entro a su habitación sin expresión alguna en su rostro. Le preocupaba un poco el moretón que podía dejarle aquel golpe, pero simplemente lo dejaría pasar.
Tomó una de las fotos de su madre y las lágrimas comenzaron a salir.

Su madre había muerto cuándo ella apenas era una niña y poco tiempo después su padre volvió a casarse. De ellos dos nació Valentina.

Martha no era la madre biológica de María José, pero ella la consideraba cómo una segunda madre y para Martha, María José era cómo su hija. A pesar de los problemas que María José lograba ocasionar inconcientemente, su pasión por el baile seguía intacto, era su salida de la realidad. Con sus movimientos en el baile podía expresar lo que con palabras no podía.

—Poché... -Una pequeña Valentina entro a su habitación un poco somnolienta y con el cabello algo alborotado.- No puedo dormir.

—Ven aquí, pequeña. -La ojiverde tomó entre sus brazos a su hermana y la acostó en su cama.- Dame unos segundos y vuelvo contigo.

A pesar de no ser hermanas de sangre María José amaba demasiado a su hermana y haría lo que fuera para protegerla de todo el mal que a ella la rodeaba. Valentina no sabía que la mayor no era hija de su madre y ese pequeño secreto seguiría intacto hasta que fuese el momento adecuado de decirlo.

Después de unos minutos la adolescente volvió a la cama ya con su pijama puesto, se metió entre las cobijas y abrazo a su hermana quién sostenía a su pequeño peluche de dinosaurio en sus brazitos.

—Poché...

—Dime, pequeña.

—En el colegio nos pidieron hacer un dibujo de nuestro mayor héroe. -Sonrío la pequeña con los ojos cerrados.- Y te dibujé a ti.

María José sonrió

____

*Unas semanas después.*

—¡Mi padre se puede ir mucho al carajo! Esta noche es para festejar hasta desmayarse.

—¡Poché estás demasiado ebria!

—Déjame. -Rio la ojiverde y tomó otra botella.- Mañana posiblemente esté muerta, así que voy a disfrutar cómo si fuese el último día de mi vida.

Unas horas después aquella casa era un caos total. La música estaba a todo volumen, las personas no dejaban de tomar y drogarse, los vecinos no paraban de quejarse, muchos teniendo sexo en cualquier lugar de la casa y en una de las habitaciones se encontraba María José con su novio.

Los detalles no son necesarios, sólo... Ya saben que sucedió esa noche.

Habían transcurrido ya unos días de aquellas fiesta y la gente en el colegio no paraba de hablar sobre la que fue la mejor noche de su corta y miserable vida.

—Olvídalo Gabriela, no lo volveré a hacer.

—Recuerda que te...

—¡Sí, sí! -La ojiverde empujó a su amiga quién azotó contra la pared.- ¡Tú me ayudaste con la maldita arma, pero ya te cobraste ese favor! Deja de fastidiarme.

—O haces este encargo o...

—¿O qué? ¿Me vas a delatar? -Rio con ironía María José.- ¡Házlo! Sólo recuerda que si tú dices algo sobre eso yo diré quién se encarga de distribuir la droga en el colegio. Será tu palabra contra la mía.

—¿Me estás amenazando? -La rubia tomo de los brazos a la mujer y la azotó contra la pared.- ¡Ya veremos quién sufre más, idiota!

La ojiverde sonrió.

—Sólo recuerda que mientras tú pagarás cientos de abogados mi padre hará que me libre fácilmente de los cargos y sí, puede que me maté, pero al menos estaré disfrutando de mi libertad mientras tú estarás encerrada por más de siete años, así que decide. O te callas o te enfrentas a la familia Garzón.

La rubia se quedó sin habla. Miró a su amiga de pies a cabeza y se apartó de ella.

—Vaya, después de todo eres igual que tu padre. -Dijo antes de alejarse.-

Un asco intenso invadió la boca de la ojiverde y la hizo correr al baño dejando salir demasiado vómito.

—Oh mierda.

La chica Garzón volvió lo más rápido que pudo a su casa, tomó la muestra de embarazo y se encerró en el baño de su habitación. Unos minutos después una de sus más grandes pesadillas se hizo realidad.

María José Garzón estaba embarazada.




Impossible Is Nothing. © »Caché.«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora