Cap 11. Deseo secreto, parte 1.

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—Te pido que comprendas, Lucia. -La teniente miro a su mujer por el espejo mientras se acomodaba la corbata de su uniforme.- Sólo es una pequeña reunión de negocios. La prensa necesita fotos de Poc... -Se aclaro la garganta y después continúo.- De María José y yo juntas. Además es importante esto porque necesitamos más asociados para las becas.

—Pasas mucho tiempo con ella, Daniela. -La mujer se cruzó de brazos colocándose frente a ella.- Ni siquiera me llevas contigo esta noche y eso realmente es extraño.

—Cariño tranquila. -Daniela beso a su mujer tomándola de la cintura. Pego su cuerpo a la de ella y la dejo totalmente mojada con ese simple beso.- Prometo que después celebraré contigo, ¿De acuerdo?

Su esposa finalmente asintió y se ofreció a arreglarle la corbata.

Claramente Daniela sí festejaría aquella noche, sólo que no con ella.

Si bien o mal esa noche Daniela le mintió a su esposa, pero realmente no le importaba en lo más mínimo. La junta sí era de negocios, esa noche sí vería a María José Garzón, pero lo que no le contó es que no sería sólo una junta, sería un evento demasiado grande al cuál también estaría asistiendo celebridades grandes y a la misma vez le aterraba un poco asistir.

No había vuelto a hacer evento alguno desde la última vez en la que ocurrió el atentado en dónde murieron demasiadas personas.

—¿Ya tienes la lista de los nombres?

—Sí, Garzón, sí. -Mica rodó los ojos y dejo su copa de whisky de lado.- Entiendo que esto es demasiado importante, ¿Pero realmente es necesario qué vaya? Además es la primera vez que llevas a tu hermana a un evento cómo estos.

—Ya te dije que sí, idiota. Eres mi socia en esto y tanto tú cómo yo tienes que estar presente para convencer a los empresarios de donar y obtener más para las becas. -María José terminó de colocarse el maquillaje y miro a su amiga.- Y sobre Valentina... Bueno... Será un tema que te explicaré después.

La empresaria Suárez no pudo decir palabra alguno debido a que el timbre de aquella mansión sonó. La ojiverde miro algo confundida a Mica y ambas se acercaron a la sala para averiguar quién era.

—¿Profesora Villa? -Sonrío Valentina algo confundida.- ¿Qué hace aquí?

—Lamento haber venido sin avisar. -La mujer sonrió a su alumna y discretamente miraba todo a su alrededor.- Tienes una casa demasiado, eh...

—Grande. Lo sé. -Valentina se encogió de hombros.- Mi hermana siempre exagera con todo.

—Disculpe, ¿Y usted es?

—Laura Villa. Soy la profesora de Valentina. -Sonrío la mujer.-

—Genial, ¿Y ahora qué hiciste Valentina? -La empresaria miro a su hermana algo molesta.- ¿Es otra de tus...

—Oh, no, no. -La interrumpió la profesora.-

María José miró a la mujer con una ceja levantada y se cruzó de brazos. Nadie contradecía a la empresaria y menos en su propia casa.

—Disculpe que la haya interrumpido así, señorita Garzón.- Se disculpo la mujer sin mirar a la empresaria. Realmente se le hacía algo intimidante y comenzaba a ponerla nerviosa.- Su hermana, bueno ella...

—Sea clara, profesora. Tenemos un evento importante y nos está retrasando.

—Poché... -Se quejo Valentina.-

—Lo siento. Continúe, profesora.

—Puede decirme Laura. -La profesora saco unos papeles de su carpeta y se los entrego a María José.- Su hermana tiene talento para la escritura, señorita Garzón y realmente al colegio y a mí nos gustaría que nos representará en el concurso de escritura este año.

—Esos concursos siempre son fuera del país. -Argumento la empresaria mientras leía el escrito de su hermana.- ¿En dónde será este año?

—Canadá, ¿Pero cómo sabe de esto?

—Asistí a uno a los 10 años. -Interrumpió Valentina.- Pero ya le dije que no estoy interesada, señorita Villa.

María José miró a su hermana algo agobiada y sintió una gran culpa debido a que fue por ella que Valentina no había ganado aquel concurso. Miro la hora en el reloj que colgaba de la pared y supo que ya iban tarde.

—Hablaré con mi hermana de esto, pero tenga por seguro que ella irá.

—María José no puedes obligarme a ir.

—Se nos hace tarde, tenemos que irnos.

_____

—Llegas tarde.

—Tenía asuntos que resolver.

—¿Cómo cuáles? ¿Acostarte con una mujer? -Rio Daniela antes de darle un trago a su copa de ron.- Tenemos poco tiempo para esto, así que demonos prisa.

Garzón se quejo internamente y no se puso para una discusión, simplemente haría su trabajo aquella noche. Le indico a su hermana algunos lugares a dónde podía ir a ver la exhibición de autos que se estaba haciendo, pero ella sólo se iría a perder por el jardín.

Mientras transcurría la noche más invitados llegaban y María José ya se había cansado de darle los mismos detalles y argumentos a cada empresario. Por otro lado para Daniela no le era tan difícil convencer a la gente. Bueno, ¿Quién le podía decir qué no a semejante mujer y teniente del ejército?

—¿La estás pasando bien?

Daniela dio la vuelta y se sorprendió de ver a aquella mujer nuevamente.

—¿Tú? -Miro a su alrededor algo nerviosa.- ¿Qué haces aquí?

—Tranquila, señorita importante. -Rio la mujer del antifaz.- Estoy segura de que me extrañaste.

La tienda no había vuelto a ver a la mujer del antifaz después de lo ocurrido la última vez.

—¿Por qué te sigues escondiendo tras eso? -Daniela llevó sus manos al antifaz de la mujer y esta la detuvo.- ¿Temes qué tu juego se termine?

La chica sonrió.

La teniente se quedó totalmente excitada de tan sólo ver esos labios. La miro de pies a cabeza y acerco su mano a su muslo.

—Deberías pensar en lo que haces.

—No, no. -La mujer quitó las manos de Daniela y retrocedió unos pasos.- En este juego aún tengo el poder, teniente. -Le quitó su bebida y se lo tomó todo de un sólo trago.- Si realmente quieres saber quién soy te espero a media noche en el jardín trasero. -Le guiño el ojo y desapareció entre toda la gente.-

Daniela se desató un poco la corbata y trago en seco pidiéndo otra bebida.

—Hey, ¿En dónde te has metido?

—¿Te importa?

—Mira Daniela. -María José la tomo por el brazo y la obligó a mirarla.- A mí tampoco me agrada estar rodeada de tanta gente tan hipócrita, pero así es este mundo y tú fuiste quién decidió seguir con esto. O cambias esa maldita cara y te dedicas a hacer los negocios o mejor te largas.

—¿De dónde sacaste ese color de labial?

—¿Qué?

—Acabo de estar con alguien y traía el mismo color de labial que tú.

—Sé que soy demasiado perfecta para ti, todo el mundo lo dice. -Sonrío la empresaria y se acercó al odio de la mayor.- Pero preocúpate por conseguir inversionistas esta noche y deja de pensar en mi labial, idiota.

Daniela jalo del brazo a María José y sin pensarlo la beso. La beso tan intensamente que no sabía en que clase de problemas iba a meterse. La empresaria rodeo el cuello de la mujer y unos segundos después esta misma la empujo.

—¿A caso eres imbécil? Hay demasiada gente en este lugar.

—Sólo quería comprobar una teoría.

María José la miro confundida.

—Tus pechos sí se ponen duros cuándo te excitas.

—Idiota.

Daniela rio mientras veía a María José alejarse. Miro la hora y sólo faltaban dos horas para conocer a su misteriosa mujer.







Impossible Is Nothing. © »Caché.«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora