𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑿𝑰𝑰

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La sala estaba llena de un montón de universitarios tendidos en cualquier lugar donde pudieran dormir, en posiciones que seguramente les ocasionarían calambres cuando despertaran. Vasos rojos estaban tirados en todos lados y manchas pegajosas que seguramente fueron provocadas por bebidas que se habían caído, cubrían el suelo.

El rizado abrió los ojos. Frotó su cara con sus manos y no se sorprendió cuando vio a dos chicas compartiendo su cama. Rápidamente recordó la noche anterior y soltó un pujido cuando cayó en cuenta que tenía todo un desastre por limpiar, menos mal que su padre tenía dos días sin aparecer en la casa. Seguramente estaba de viaje. Como siempre, no le avisó. Harry trataba de convencerse a sí mismo que no le importaba.

El par de chicas no tardaron en despertar y en cuanto lo hicieron, se acercaron para comenzar a tocarlo y besarlo, con la intención de repetir lo que habían hecho en la madrugada. Él solo se limitó a alejarse incómodamente, y las jóvenes al parecer entendieron el mensaje pues sólo le dieron una sonrisa coqueta y salieron por la puerta luego de ponerse sus ropas y tomar sus cosas. Harry agradeció internamente no haber tenido que ocupar con ellas el discurso de "gracias por lo de anoche, te llamaré luego", aunque terminara por no hacerlo ni y olvidar sus nombres en dos días.

No estaba de buen humor, y sabía la razón. Al principio las fiestas lo llenaban y disfrutaba meterse a la cama con la persona que demostrara querer lo mismo que él. Pero a la mañana siguiente, la realidad lo golpeaba. Estaba solo, y todas esas personas que despertaban a un lado de él, sólo lo querían por el sexo que les podía dar o el estatus que se iban a ganar en la universidad al ser reconocidas como "la pareja de Harry Styles, el capitán del equipo de fútbol." Pero, ¿quién lo iba a querer durante sus días grises? ¿Quién aceptaría abrazarlo durante toda la noche cuando estuviera sollozando por recordar a su madre? ¿Cómo actuarían cuando tuviera uno de sus episodios frente a ellos? ¿Quién lo seguiría mirando con admiración cuando descubrieran que sufría de un trastorno que a veces lo hacía actuar como si fuera una persona completamente diferente a lo que estaban acostumbrados a ver? Ni él mismo podía hacerlo. Odiaba tener días tan buenos porque después, se veían opacados por otros en donde todo perdía el color. Odiaba la idea de permitir que alguien entrara en su vida y acostumbrarse a su presencia para luego ser abandonado cuando descubriera toda la carga que conllevaba estar con él. Tenía miedo de que pasara esp, que lo rechazaran o que lo dejaran. Había perdido a su madre y al parecer a su padre también, porque éste solo le daba la espalda.

Harry reafirmaba cada vez más la decisión que había tomado años atrás, sobre no dejar que las personas crearan un vínculo con él, y peor aún, dejar que él creara uno con ellos. Él era un desorden, un caos, un obstáculo para la vida tranquila y sencilla de los demás, y no quería estorbar en sus planes al tener que cuidar a una persona que no se sabia cuando estaba bien y cuando estaba mal, porque tarde o temprano se iban a dar cuenta del problema que era y del trastorno que padecía desde hace años.

Tal vez hubiera sido más fácil aceptar ese pensamiento como el resto de las veces anteriores, si un rayo índigo no hubiera pasado por su mente.

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Louis se despertó con el sonido del timbre de su celular. Miró la pantalla y se dio cuenta que su madre lo estaba llamando por décima vez en dos horas. Enfocó la mirada en la hora y se dio cuenta que eran las 2:00 pm. ¿En qué momento había dormido tanto?

"Hola" habló en cuanto presionó la tecla para aceptar la llamada.

"¿Apenas vas despertando? Te he dicho que no duermas tan tarde" respondió la voz de la mujer al otro lado de la línea.

𝑳𝒆𝒕 𝒎𝒆 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒚𝒐𝒖 || 𝒍.𝒔.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora