𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑿𝑽𝑰𝑰𝑰

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YA VINE. DISFRUTEN, AMORES <3


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Los primeros rayos de luz del astro rey se colaban por los espacios de las persianas. Harry soltó un quejido cuando estoy pegaban en sus ojos, deseando poder estar por lo menos dos horas más en la cama.

Los últimos días había estado descansando bien, sin episodios maníacos, cambios de humor, cansancio extremo o insomnio. Comía a sus horas, se cansaba lo justo en los entrenamientos, sonreía... se veía más vivo. Incluso cuando miraba su propio reflejo en el espejo, se sentía cómodo con lo que veía en aquel pedazo de cristal.

Revisó su celular en lo que terminaba de despertarse, para luego tomar una de las pastillas que guardaba en el buró junto a su cama y se levantó para darse una merecida ducha.

Limpiando su cuerpo y dejando que la cascada artificial hiciera su recorrido por él, salió luego de unos minutos y se vistió, unos pantalones negros algo deslavados y ajustados con una remera rosa pálido. Se secó los rizos, un poco más largos que antes, y los peinó con sus manos. Le gustaba como se miraba, y como se sentía.

Sabía la razón, pero prefería guardarla sólo para él.

Tomó su mochila con los libros que ocuparía ese día y el morral en donde tenía las cosas para el entrenamiento. Sonrió inevitablemente al recordar que después de terminar, Louis iría a su casa a avanzar el trabajo.

Louis.

Aquel muchacho que apenas había aparecido en su vida hace un par de meses, de verdad que lo traía vuelto loco. Sabía que estaba comenzando a sentir algo por él, pero se negaba a perder su amistad al dejarse llevar por sus sentimientos.

Harry aún tenía esa idea de que quien se enamorara de él, perdería su tiempo. Y definitivamente, no quería que Louis lo perdiera.

Bajó las escaleras y se encontró con su nana en la cocina, además de un plato con panqueques y jugo de naranja recién hecho. Su estómago gruñó y le hizo caso.

"Buenos días, nana" dijo mientras masticaba un pedazo de panqueque. "Te quedaron muy buenos."

Constance sonrió enternecida. Siempre vería a Harry como un niño pequeño y lo querría como si fuese su hijo.

"Buenos días, ¿cuántas veces te he dicho que no hables con la boca llena? Te puedes atragantar" le dio un suave regaño.

Harry tragó y bebió un sorbo de aquel líquido naranja. "Perdón, nana. Pero es que, de verdad, amo como cocinas" sonrió. "Bueno, me voy. ¿Estarás aquí por la tarde? Louis vendrá" se detuvo para preguntar.

Su nana le dio una mirada jocosa. "Si, pero si quieres puedo desaparecer e ir al mercado o a platicar con la vecina..."

Harry cambió su gesto a uno serio. "Vendrá a trabajar, nana. Falta aproximadamente un mes para la entrega final."

La mujer soltó una risilla, divertida por incomodar al menor. "Tranquilo, yo no estoy insinuando nada, sólo que si quieres puedo dejarlos para que trabajen más concentrados y cómodos."

Harry negó con la cabeza y caminó hacía la salida. "No me molesta si te quedas, en verdad. Pero bueno, ¡adiós! Nos vemos por la tarde."

Constance miró como Harry desaparecía de la cocina y cuando escuchó el sonido de la puerta cerrándose, suspiró.

Tal vez por fin Harry se estaba dejando llevar.


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𝑳𝒆𝒕 𝒎𝒆 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒚𝒐𝒖 || 𝒍.𝒔.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora