𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑽

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Estoy más emocionada que ustedes así que ME VALE MI TAREA MAMÁ SERÉ ESCRITORA Y ME UNIRÉ AL CLUB DE LOS 27, AL DIABLO LA ESCUELA. No es cierto, si me puse a hacer tarea pero cuando la inspiración llega, hay que atraparla y comenzar a escribir. Disfruten <3

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"Mierda. Joder. Carajo." murmuraba para si mismo Louis, mientras buscaba uno de sus zapatos."Primer día y estoy que llego tarde."

Salió rápidamente de su habitación, ni siquiera se despidió de Liam y de Niall quienes estaban desayunando tranquilamente en la sala. "Par de suertudos", pensó, pues sus clases comenzaban un poco más tarde.

Iba corriendo por los pasillos de la escuela mientras se daba golpes mentales por haber aceptado un día antes la invitación de Niall a comer en lugar de ir a recorrer la universidad. Debido a esto, el ojiazul no tenía ni la más remota idea de donde quedaba su salón.

"Jodido Niall. Lo voy a matar, a él y a su estúpido estómago hambriento" iba maldiciendo mientras miraba los números de las puertas del pasillo, esperanzado a que alguno coincidiera con el que tenía anotado en el papel que llevaba en la mano.

"¡Oye! ¡Tú! ¿Sabes en donde queda este salón?" le preguntó a un tipo a quien sólo miró lo suficiente como para darse cuenta que llevaba una gorra puesta hacía atrás y unas gafas oscuras. El desconocido sólo atinó a arrebatarle el pedazo de papel que traía entre sus manos.

"Déjame ver...sí, 0928. Todo derecho, subes las escaleras que están al final del pasillo. Busca la puerta del lado izquierdo." dijo, mientras le extendía el papel nuevamente.

Louis agradeció con un simple gracias y una genuina sonrisa mientras se alejaba apresuradamente, pues ya iba algo tarde a su clase y no quería comenzar mal su primer día. Mientras seguía el camino que el sujeto le había indicado, por su menté cruzó la idea de que la voz se le hacía conocida.

"Esa voz... creo que ya la había escuchado de algún lugar" pensó. "Pero ¿de dónde? ¡Vaya! ¡es aquí!" y el pensamiento sobre el no desconocido chico se esfumó de su cabeza al ver la puerta azul con el número 0928 grabado en ella. Para su fortuna, el profesor aún no llegaba, así que se sentó en una de las sillas vacías y comenzó a garabatear la fecha en su cuaderno mientras esperaba.


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Luego de presentarse ante los aspirantes para el equipo de soccer y poner las cartas sobre la mesa, Harry se dirigió a los vestidores sin siquiera despedirse. No se molestó cuando vio que Zayn no lo siguió, pues el morocho estaba al tanto de que no estaba pasando por un buen momento y sabía que era mejor dejarlo solo hasta que él mismo decidiera acercarse. El resto del equipo no le tomaba importancia, pensaban que sólo se trataba de una de las tantas actitudes arrogantes del rizado a las que estaban acostumbrados, pues estaban al tanto de que era de los más populares y codiciados de la universidad.

No se quejaban de su actitud porque había días en los que se comportaba de buena manera y hasta les preguntaba sobre lo que habían hecho el fin de semana o los invitaba a alguna de las estrafalarias fiestas que organizaba en su casa, pero cuando llegaba con un semblante serio y el ceño fruncido, ni siquiera se le acercaban porque no querían discutir con él y terminar en la banca. Estas acciones se las adjudicaban a una de las tantas noches de fiesta que seguramente habían provocado que se desvelara y amaneciera con una resaca y un humor de los mil demonios.

Había días en los que todo era todo color y risas sonoras que rebotaban en los pasillos de la universidad. Los chicos se acercaban a chocar los puños con él y este palmeaba las espaldas de algunos devolviéndoles el saludo. Las chicas le lanzaban miradas coquetas desde sus casilleros y él les les dedicaba una de sus tantas -pero fingidas- sonrisas. Cuando llegaba al salón, no dejaba de alzar la mano y comentar lo que le había parecido el libro que había devorado en una sola noche, y cuando llegaba a su casa aún tenía energía suficiente para organizar una "sencilla" reunión que casi siempre acababa con una ventana rota, personas vomitando en el jardín y alguna chica enredada bajo sus sábanas a la mañana siguiente. Harry Styles se había ganado una fama de rompecorazones por vivir debajo de las faldas de las chicas del instituto. Uno que otro chico había llegado a coquetearle, pero ninguno le llamaba lo suficientemente la atención como para experimentar o probar, aun así, no se molestaría en hacerlo, simplemente no había llegado la ocasión.

𝑳𝒆𝒕 𝒎𝒆 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒚𝒐𝒖 || 𝒍.𝒔.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora