Capítulo 4

12 2 0
                                    

Gael guardó nuevamente el papel en su bolsillo. Aquello era una locura pero su miembro palpitó al recordarla.
Llegó esa noche a su casa. Estaba cansado. El día había sido largo y extenuante. Era increíble como el ser humano podía ser tan inconsciente y no medir las consecuencias de sus acciones. Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que tuvo que requerir a alguien por no cumplir las medidas de seguridad para no infectarse. ¡ Maldita sea! Esto no era un juego. Estaban muriendo personas en todo el mundo.
- Hola cariño.
- Buenas noches mamá- contestó Gael- Voy a darme un baño.
- Claro, así te relajas- dijo Marlene mirando con cariño a su hijo y dándole una bolsa de plástico para que depositara su uniforme- Ya la comida está.
- Enseguida estoy con ustedes.
- Carla llamó- expresó Marlene antes de salir del cuarto de Gael- ¿Ocurre algo entre ustedes?- inquirió ella interrogante mirando a su hijo, lo conocía muy bien.
- Estoy cansado mamá- contestó sin responder a la pregunta- Luego hablamos¿Sí?

Gael se quedó más de acostumbrado bajo la ducha. Su mente era una olla de presión a punto de estallar. El timbre del móvil lo sacó de su letargo. Cerró la ducha y se envolvió en la toalla. Miró la pantalla del móvil. El nombre de Carla apareció en él. Dudó unos instantes pero al final decidió contestar.
- Hola Carla- dijo con voz resignada- iba a llamarte más tarde.
- ¡Se puede saber qué demonios pasa contigo Gael! - exclamó molesta la voz femenina
- Ahora no es el mejor momento para hablar Carla- contestó con voz firme apretando con fuerza su mandíbula para no estallar- Estoy cansado y he tenido un día de perros.
- ¿Y crees que a mí me importa eso? - chilló molesta provocando que Gael apartara momentáneamente el móvil de su oído- Tenemos una conversación pendiente y hace dos días que no sé nada de ti.
- Mañana Carla, mañana hablamos- contestó nuevamente con voz cansina- No creo que por teléfono pueda decirte lo que siento y créeme que no quisiera decir algo que pueda herirte.
- ¡Vete a la mierda, Gael!- volvió a chillar ella- No sé qué mierda te pasa y si no voy ahora mismo a tu casa es porque no hay transporte por la maldita cuarentena pero tenemos que hablar...
- Esa boca tan sucia que tienes es lo que más me gusta de ti, Carla- espetó con sarcasmo- Ya te dije que mañana hablamos.
Gael cortó la llamada antes de que Carla continuará con sus reclamos.
Había conocido a Carla un año atrás. Era atractiva y se sintió atraído por ella. Pero algo había cambiado en él unos meses atrás y ahora ya no estaba seguro de querer continuar la relación. Recordó el papel que estaba en el bolsillo de la camisa que su madre se había llevado para lavar«¡Mierda!»Corrió para evitar que se lavara junto con la ropa.
- ¿Dónde está?- preguntó respirando con rapidez debido a la carrera de su cuarto a la cocina donde estaba su madre sirviendo la comida a su padre y su hermana.
-¿El qué?- preguntó Marlene mirando a Gael
- Mi uniforme, ¿lo lavaste?- interrogó con el corazón en un puño.
- No. Está en la bolsa hasta que mañana pueda hacerlo- respondió Marlene- Ponte algo de ropa para que comas.
Gael soltó el aire contenido. Rebuscó entre la bolsa hasta encontrar el papel y regresó a su cuarto para vestirse, no sin antes lavarse las manos.

El amor en los tiempos de la covid-19Donde viven las historias. Descúbrelo ahora