— ¿Cuándo vas a presentarme a la mujer que ha logrado que vuelvas a sonreír de esa forma?— exclamó Marlene, la madre de Gael una mañana cuando vio llegar a su hijo empapado en agua del trabajo debido al aguacero torrencial que caía.
La noche anterior a Gael le había tocado recorrer las calles en un carro patrulla acompañado de un oficial de la policía, para velar y controlar que las personas cumplieran el confinamiento ante la expansión de la covid-19.
Había llamado a Aniole para decirle que terminaría en la madrugada y quedaron entonces en verse al día siguiente.
Eran las seis cuando fue relevado al mismo tiempo que comenzaba el diluvio. Le pidió al oficial que lo llevara a su casa y luego le dijo que podía marcharse a descansar también.
Estaba deseoso por ver a Aniole, llevaba casi un día sin verla y se sentía ansioso por estar con ella y sentir su cuerpo junto al suyo. Dormir abrazados y contar chistes como hacían casi todas las noches.
Aquel día cumplían un mes y aunque ella no lo esperaba hasta más tarde quería darle la sorpresa.
— Hoy quiero que la conozcan— exclamó emocionado. A su madre no podía ocultarle nada. Ella lo conocía demasiado. Y aunque en todo ese tiempo quiso presentarla a sus padres prefirió esperar, disfrutar de ella a solas. Conocerse mejor y disernir los sentimientos de ambos para formalizar más la relación. No era que no la quisiera. Amaba a esa mujer con todas sus fuerzas pero la experiencia con Carla había sido traumática y aunque estaba conciente de que Aniole no era igual eso no impedía que fuera cauteloso.— Es maravillosa. Te he hablado de ella.— Tanto que ya quiero conocerla— convino Marlene presa de la misma excitación que su hijo. Estaba feliz por él y adoraba a esa chica solo por eso aún sin conocerla personalmente.
— Voy a buscarla en cuanto escampe— comenzó Gael— Cumplimos un mes de estar juntos.
— ¿En serio?— exclamó Marlene — Entonces prepararé algo sabroso para celebrar. Ahora quítate esa ropa mojada y date un baño caliente. No quiero que cojas un catarro de esos al que le llaman Ruperto porque da un paso para adelante y dos para atrás.
— Te quiero mamá— Gael abrazó a su progenitora y la besó.
— Arnaldo— llamó Marlene al padre de Gael al tiempo que salía de la habitación de su hijo— acicala tu cuerpo y afeita esa barba de tres días que tenemos visita.
— ¡Por Dios Marlene!— exclamó Arnaldo dando un brinco, estaba dormitando en el balance con el periódico “Granma” sobre su pecho— Me has dado un susto de muerte. ¿Quién dices que viene?
— La novia de Gael— respondió ella mirando a su marido con amor. Un amor que a pesar de los años no había mermado entre ellos— Aniole.
— ¿Y desde cuándo Gael tiene novia?— inquirió rascando su incipiente calva con un dedo— ¿No se llamaba Carla la novia de Gael?— añadió de pronto pensativo.
— ¡Perdónalo señor!— exclamó Marlene mirando al techo— En qué planeta vives. La novia de Gael se llama Aniole y cumplen un mes hoy y va a traerla para conocerla— prosiguió ella— deja de leer tanta noticia y acércate más a tu hijo ¡por Dios! Ahora levanta tu culo de ese maldito balance que debes tener su forma en tu espalda y date un baño y afeita esa barba que te has dejado no sé por qué.
Marlene se dirigió ahora al cuarto de Galia, la hermana de Gael. Ya casi eran las siete de la mañana.
— Galia, levántate— demandó Marlene que observaba a su hija estirándose en la cama.— Mamá son las siete, déjame dormir un rato más— replicó estrujándose los ojos con pereza a la vez que bostezaba.
— No puedes tú hermano ya debe estar por irse a buscar a su novia. Cumplen un mes y quiere que la conozcamos. Necesito tu ayuda para preparar algo sabroso para recibirla.
— ¿En serio? — exclamó Galia levantándose como un resorte de la cama. Aunque su hermano podía ser a veces un sendo grano en el culo, sobreprotector y celosísimo con su seguridad lo adoraba y muchas veces sirvió de confidente de Gael cuando comenzaron los problemas con la idiota de Carla.
Ella misma lloró muchas veces en su hombro cuando terminó con Ricardo tres meses atrás.— Enseguida estoy contigo.
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El amor en los tiempos de la covid-19
RomanceEl mundo es azotado por una cruel pandemia. La desesperación, la tristeza de perder seres queridos, el hambre y la desesperanza asolan la humanidad. Pero el amor no descansa y en ocasiones aparece en los lugares más inesperados y en la persona que m...