Carla vivía en Monte Carlos y Gael en Puerto Príncipe por lo que el recorrido era largo.
Las calles estaban bastante despejadas y conducir le resultó más fácil y rápido de lo que esperó.
— *¡Vaya, apareció Camilo!* Dichosos los ojos que te ven— exclamó Carla irónica al verlo bajar de la motorina por la ventana y abrir la puerta para invitarlo a pasar— Espero que tengas una buena excusa para desaparecer por dos días sin siquiera llamar por teléfono.— Buenas noches para ti también, Carla— dijo con sarcasmo.
— ¿Bueno y puedo saber qué pasa contigo?— replicó ella ignorando el hecho de responder las buenas noches.
— Disculpa si no vine antes pero estos días han sido bastante difíciles en el trabajo— se excusó él. No quería decir el motivo real de su ausencia. Un motivo muy poderoso para él y era, que ya no sentía la necesidad de verla. Ni siquiera pensó en ella esos días de ausencia. Ya no estaba cómodo con Carla desde hacía meses, solo que entre el Coronavirus y todo lo que conllevó su llegada, no sintió ganas, ni fuerzas, ni deseos para hablarle con claridad. Prefirió dejarlo estar. « Sí, sabía que se portó como un mierda con Carla» pensó Gael. Por eso mismo quería remediarlo ahora, no solo por ella, sino por él también. Cerrar aquella página en su vida era imprescindible para poder seguir adelante. Para poder comenzar de nuevo, ambos. No pudo evitar volver a pensar en una chica morena, de ojos marrones y curvas deliciosas, Aniole.
No dejaba a Carla por ella. Reconoció Gael, más bien dejaba a Carla por él.
Con el tiempo de relación que tuvieron pudo darse cuenta de que eran poco compatibles en casi todo. A Carla le gustaba salir de fiesta casi todos los días, sin embargo él era más casero. Y debido a su trabajo le era muy difícil andar todo el tiempo de juerga. Eso, entre otras cosas, fueron matando poco a poco la atracción que un día sintió hacia Carla. Ya no le excitaba tocarla, ni siquiera cuando se ponía aquellos conjuntos tan provocativos que ella decía que eran el último grito de la moda, y que su primo los traía de Haití para venderlos súper caros en Cuba. Pero eso no podía decírselo a ella, quería terminar en buenos términos sin necesidad de herirla.— Carla— comenzó él comodándose en una butaca frente a ella— Quiero terminar contigo— dijo tajante. No era hombre de andarse por las ramas, ni que fuera Tarzán. Le gustaba ir directo al punto. Cuanto antes acabara esta pesadilla mucho mejor.
— ¡Qué!— chilló ella poniéndose de pie como un resorte— ¿¡Me estás jodiendo, Gael!?Esto tiene que ser una broma y de muy mal gusto— se carcajeó con sarcasmo— ¿Acaso me estás dejando tú a mí? — preguntó sin poder creer aún lo que escuchaba— Soy yo la que deja a los hombres, Gael, no ellos a mí.
— Entonces déjame tú— respondió él resignado. Estaba dispuesto a todo con tal de acabar rápido aquel trago amargo— Esto ya no está funcionando y lo sabes tan bien como yo. Déjame ir.
— ¿Es en serio?— dijo sin poder creer aún lo que estaba sucediendo— Hay otra, ¿verdad?
— No, Carla. No hay otra mujer. Soy yo el del problema, no tú. Ya no siento nada, estoy vacío, y no quiero herirte, pero me estás dejando sin opciones. No deberías aferrarte a mí. Eres una mujer bonita y puedes encontrar a alguien que vea en ti lo que ya yo no encuentro, lo que ya no siento. Esto también es difícil para mí.
— Bien, como quieras— dijo ella con desprecio— ¡Vete a la mierda Gael!¡ A la mierda! No pienso rogarte ni mucho menos. Tú tampoco eres tan importante para mí— espetó con despecho para herirlo— Eres bueno en la cama lo reconozco, pero pésimo como novio. Soy yo, la que no quiere verte más. Soy yo, la que está terminando contigo¿Me entiendes? Yo. No tú. Y ahora multiplícate por cero y desaparece.
*La expresión señalada se usa en Cuba para referirse a alguien que ha desaparecido por un tiempo* Esta aclaración es por si no eres cubano y estás leyendo esta historia lo entiendas.*
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El amor en los tiempos de la covid-19
RomanceEl mundo es azotado por una cruel pandemia. La desesperación, la tristeza de perder seres queridos, el hambre y la desesperanza asolan la humanidad. Pero el amor no descansa y en ocasiones aparece en los lugares más inesperados y en la persona que m...