Aniole miraba la pantalla de su móvil con ansiedad. Sin embargo él no llamaba. De pronto recordó algo que le dijo Yamila aquella tarde cuando hablaron por teléfono " Ya diste el primer paso, ahora le toca a él y si no lo da es porque no está interesado" Yamila tenía razón. Eran ya casi las diez de la noche y si no llamó es porque no había tenido interés y aunque eso le dolió debía seguir adelante. Su abuela siempre decía que "la hierba que está pa uno no hay vaca que se la coma" así que decidió concentrarse en la novela que estaba viendo y olvidarlo todo. Total ella no lo vería más.
Media hora más tarde su móvil sonó. Aniole pensó que era Yamila pues era la única que la llamaba a veces a esa hora por lo que cogió su móvil sin mirar siquiera la pantalla, en la que salía un número desconocido.
- Dímelo cantando loquilla- dijo Aniole sin dejar de mirar la novela cubana. Le encantaba el personaje de Fabián, por qué en su vida no aparecía un Fabián, un hombre atento que compartiera sus gustos y su vida. - Espero que tengas algo bueno que contar si estás llamando en mi horario de novela.
- Disculpa la hora- comenzó una voz masculina. Una voz que Aniole reconoció de inmediato provocando aquel calor abrasador que se apoderaba de su cuerpo cuando lo tenía cerca.
- Pensé que ya no llamarías- dijo ella tuteándolo por primera vez. Tampoco es que hubiera hablado alguna vez con él.
- Lo siento, tuve un pequeño percance con tu papel- aclaró él- Por suerte logré recuperarlo antes de que fuera a parar a la lavadora- comentó provocando que Aniole sonriera a pesar de que él no podía verla- Me llamo Gael y te pido disculpa de nuevo por la hora dudé en si hacerlo hoy o mañana pero algo me impulsó y sin pensarlo mucho marqué tu número.
- Me alegra que lo hicieras- contestó Aniole acomodándose en el sofá- De todas formas suelo acostarme tarde.
-Te confieso que decidí llamarte porque me dejaste asombrado.
- ¿Y eso por qué?
- Nunca ninguna mujer me dió su número sin antes pedirlo yo primero- dijo en tono jocoso.
- Ya ves. La vida siempre te sorprende- respondió ella- ¿Estuvo mal?
- No. Solo que me sorprendió. ¿Por qué lo hiciste?Darme tu número- aclaró él.
- No lo sé. ¿Un impulso quizás?Pero tus ojos tuvieron mucho que ver.
- Ah, ¿sí? ¿Y eso por qué?- preguntó Gael.
- Tienes una mirada cálida, intensa y me sentí atraída. Además me encantan los ojos verdes.
Gael soltó una sonora carcajada. Aquella chica le hablaba con total desparpajo. Y eso le estaba comenzando a gustar.
- Me gustas Gael- soltó Aniole sin tapujos.
- ¿Solo por mis ojos? Puede ser que me falte un diente, o tenga alguna verruga en la cara- bromeó él.
Aniole comenzó a reír divertida junto a él.
- A mí también puede que me falte un diente- prosiguió ella sin parar de reír- Pero no. Algo me dice que ni tienes verrugas ni te falta un diente.
- A ti tampoco te falta nada. Eres preciosa. Vi tu foto en el carnet, ¿Recuerdas?.
- Touché- exclamó Aniole que había olvidado por completo la maldita foto- No es una foto muy buena que digamos. Ahora estoy en desventaja pues yo no he visto tu rostro.
- Ya lo harás. Espero- contestó él.-Escucha Aniole - dijo Gael poniendo la voz ahora más seria- Quiero conocerte pero antes debo ser honesto contigo.
Aniole sintió un frío en el estómago, ahora venía el pero. ¿Es que acaso nunca encontraría a la persona correcta?
- Ahora es cuando viene el famoso "pero"- comentó ella.
- No. Tranquila- dijo él- Yo tengo una relación, las cosas no están bien entre nosotros desde hace mucho tiempo y no quiero comenzar a conocerte o hasta quizás tener algo contigo sin antes terminar lo que tengo con ella. No sería justo para ninguna de las dos y yo soy amante de la sinceridad y el respeto.
- Entiendo- respondió Aniole que a pesar del dolor que sintió al enterarse que tenía novia le gustó su honestidad.
- Volveré a llamarte cuando solucione lo mío con ella y entonces seré todo tuyo para que preguntes lo que quieras.
- Estoy de acuerdo. Y te confieso que me ha encantado que fueras honesto conmigo. Eso dice mucho de ti. Ahora siento que me gustas más y aunque te falte un diente o tengas un millón de verrugas te prometo que esperaré tu llamada.
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El amor en los tiempos de la covid-19
RomanceEl mundo es azotado por una cruel pandemia. La desesperación, la tristeza de perder seres queridos, el hambre y la desesperanza asolan la humanidad. Pero el amor no descansa y en ocasiones aparece en los lugares más inesperados y en la persona que m...