Quince 🎶

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J💎

De nuevo es un domingo esperado y especial. Como es costumbre me levanté temprano e hice lo de siempre.
Nos encontrábamos desayunando en familia y disfrutando de buenas conversaciones junto a una deliciosa comida y un plato de fruta fresca, las risas se escuchaban entre nosotros, me encantan estos momentos en los que nos desconectamos solo para concentrarnos en nosotros.
Al terminar nuestros alimentos mi padre caminó hacia alguna parte de la casa, a lo cual no le tomé importancia, sino hasta que regresó, en sus manos tenía lo que parecía un estuche y de inmediato volteé a ver a mi madre quien me sonreía invitándome a tomar lo que papá me ofrecía, sin dudarlo lo tomé y saqué con cuidado lo que contenía, ahí estaba bella y reluciente mi flauta, al fin en mis manos, lista para hacer sonar infinidad de notas.

Me levanté para abrazar a mis padres agradeciéndoles mi instrumento, cuando les dije que quería aprender a tocar flauta se desconcertaron un poco, sabían que amaba la música pero no pensaron que llegara al punto de interesarme ejecutarla y menos ese instrumento, normalmente la mayoría de personas inicia por algo un poco más común como guitarra o piano; aun así me apoyaron y accedieron a comprármela, lo cual me hace muy feliz, solo me falta comentarles el detalle de que será Emilio quien me enseñará a tocar.

Ellos están enterados que me ha asesorado y apoyado con mi proyecto, pero no he tenido la oportunidad de profundizar más en el tema y platicarles que ahora nos llevamos muy bien, supongo que es un buen momento para hacerlo.

—Uhm, hay algo que quiero decirles, es relacionado con el instrumento —rápidamente volví a mi asiento y ellos se acomodaron mejor para escuchar lo que tenía que decir, sinceramente me sentía nervioso.
—Claro hijo, ¿qué sucede? —mi madre fue quien me dio la pauta para seguir hablando.
—Pues, hay una persona que se ofreció a darme clases de flauta y le dije que sí —Mis padres no dijeron nada, solo estaban esperando a que continuara hablando y les dijera quién era esa persona —Fue Emilio, él me enseñará… —Tras decir eso mi hermana trataba de contener su risa y viéndome de reojo me daba a entender lo que pasaba por su mente, no me sorprende su reacción. Por otro lado, mis padres parecían no comprender de todo lo que les dije.
—¿Emilio?
—Sí, es el chico que entro como violinista a la orquesta y que me ayuda con mi proyecto, ya les había hablado de él
—Claro, lo recuerdo, ¿pero por qué él? Hay muy buenos maestros que podrían enseñarte también, tampoco sabía que él tocara flauta —Sabía que mi madre reaccionaría así, ella siempre trata de que tengamos “lo mejor” y seamos muy correctos, incluso a veces es un poco conservadora, de hecho. ninguno de los dos sabe el que me atraen también los hombres, es algo que solo mi hermana conoce, incluso es probable que Brenda lo sepa, pero mis padres no y no quiero imaginarme cómo reaccionaría mi madre ante eso.
—Sé que hay muchos maestros, pero él también es un excelente músico, sabe tocar muchos instrumentos y creo que me vendría bien tomar clases con alguien que comprende la mentalidad de alguien de mi edad, tiene ideas frescas y actuales, es una buena persona.
—Sí madre, lo he conocido un poco y la verdad es muy agradable, educado y tiene mucho talento —al fin habló mi hermana, apoyándome como siempre, siendo mi cómplice en todo, aunque ya veo venir la plática con ella acerca de esto.
—Está bien, pero las clases serán acá en casa, ¿acordaron de cuánto sería el pago por clase? —ese fue mi padre, supongo que está bien, aunque no habíamos pensado en el asunto de pagarle, creo que es una buena idea. Mi madre no objetó nada al respecto, por lo que supongo que está de acuerdo con ello, aunque su rostro no es de total convencimiento.
—No hemos hablado de eso, pero puedo decirle después del concierto.

Luego de eso se dejó el tema por la paz, nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones para terminar de arreglarnos, traté de lucir bien, incluso peiné un poco mi cabello. Decidí usar una camisa blanca a la cual le doblé las mangas para no lucir tan formal, junto a jeans claros y tenis blancos, creo que es una buena combinación, algo presentable pero relajado. Tomé mi celular para ya salir de mi habitación y noté que había un mensaje sin leer, era un simple "te veo al rato" pero logró hacerme sonreír en un segundo, guarde mi teléfono y tomé rumbo hacia el lugar donde me deleitaría de bella música un domingo más.

Melodía Perfecta [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora