Veintisiete 🎶

108 22 13
                                    

J💎

Era increíble pensar que en verdad estaba despertando al lado del amor de mi vida en nuestro propio espacio, nuestro propio hogar. En nuestra habitación no había más que nuestras maletas de ropa y la cama que venía con el departamento, ya tendríamos tiempo y dinero para acondicionar todo, en la habitación de enfrente metimos los instrumentos de Emilio y mi flauta, junto a otras cosas que guardaremos ahí, quizá no era mucho y estaba desordenado, pero estábamos juntos.

Despertar con Emi era más hermoso de lo que imaginaba, el tener los ojitos cerrados me dejaba ver sus hermosas y largas pestañas caer, a veces su cabello le cubría la frente o se revolvía con la almohada y lucía extremadamente tierno cuando se abrazaba a las sábanas y soltaba suspiros entre sus sueños, me sentía realmente como un tonto solo observándolo mientras dormía. Quisiera poder gritarle al mundo lo mucho que lo amo y poder ser totalmente libres, sin que mis padres sientan vergüenza por mí, quisiera que este inicio con él no fuera por estar huyendo, desafortunadamente eso no es posible y mi propia familia me dio la espalda sin importarles mis sentimientos.

Solo me queda imaginar lo bello que podría ser tener un día especial para convivir con mi familia y mi novio, tal como eran los domingos musicales, solo estar nosotros disfrutando de dulces melodías y riendo a carcajadas. No pude evitar que lágrimas rodaran por mis mejillas al pensar en que debo conformarme a no recibir más amor de mis padres, ni apoyo, ni comprensión...

Vi que Emilio se removía en la cama abriendo lentamente sus ojos e intenté limpiarme las lágrimas rápidamente, pero eso no evitó que me viera así, por lo cual se sentó en la cama con cara de preocupación.

—Precioso ¿qué pasa? ¿por qué lloras mi vida? —su voz sonaba angustiada, pero con ese tono tierno de siempre, no quería esto, no es lo que imaginaba al despertar por primera vez en nuestra casa.

—No es nada, descuida —traté de sonreír, pero el verlo así de preocupado por mí me hacía sentir peor y solo lloraba más.

—Claro que importa —me abrazó y dejó un beso en mi cabeza —Todo lo que te pase me importa, no me gusta ver tus ojitos tristes.

—L-lo lamento, es que... —pensé en contarle lo que pasaba por mi mente, pero no quería seguir así, solo quería olvidar esto —Bueno, no quería preocuparte, pero solo pensaba en tonterías.

—Creo que sé qué puedo hacer —se separó de mí y salió de la habitación, no sé qué hacía, solo escuché ruidos.

Al paso de unos minutos apareció de nuevo con su guitarra en las manos y subió a la cama sentándose frente a mí y comenzando a tocar.


No lo había escuchado cantar, no me sorprende que lo haga tan bien, es un excelente músico, pero no esperaba que hiciera esto por mí, su voz alejó todo pensamiento negativo de mi cabeza, cada nota de su guitarra y cada estrofa eran un deleite para mí. Sus ojos no se separaban de los míos, la letra de la canción hacía que mi corazón se acelerara, a veces siento que es imposible explicar la magnitud de mi amor por él, siempre se preocupa por mí, hace todo para hacerme feliz y siempre está cuando lo necesito.

Había dejado de llorar, pero fue inevitable hacerlo de nuevo, solo que esta vez era de felicidad y emoción, jamás me habían dedicado una canción y esta era hermosa, realmente lo quiero a mi lado diez mil mañanas o más si es posible. Terminó la canción y con su pulgar limpió mis lágrimas.

Melodía Perfecta [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora