Capítulo 9

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Venus:

Cuando por fin nos bajamos del auto me es inevitable no poner una cara de disgusto. Este lugar no me gusta, es un asco y si no fuera porque quiero fumar, ni hubiera pisado ésta asquerosa casa.

Observo con desagrado a las personas beber cómo locas y sin una pizca de autocontrol, ni que fueran Brook. La rubia cuando toma parece un tanque sin fondo.

Volteo a ver a Noen y América que vienen detrás de mí.

La castaña tiene una mueca de desagrado ¿Y cómo no tenerla? El ambiente está cargado de un olor nauseabundo, Noen...bueno él solo está sumido en la música.

Se suponía que el tipo me llevaría la hierba a las afueras del campus, pero como su estilo no es los ambientes de riqueza, me ha hecho venir a una fiesta algo distinta de las que sabemos  frecuentar.

Digamos que al tener dinero y ser de clase alta —palabras de nuestros padres, no mías— nuestro deber es cumplir el papel que se nos ha asignado; ser niños ricos, huecos, nuestros únicos problemas tienen que ser si iremos a los eventos más importantes y cuál atuendo será el que vestiremos el día de mañana. Lo lindo de eso es que me lo paso por el culo.

A mí no me van a venir a decir si debo o no comportarme cómo una niña mimada. Si quiero vestir con una bolsa de basura lo haré, y si quiero amanecer drogada en el campus de la Universidad, lo haré.

Mi vida, mis reglas. Un concepto bastante simple.

Supongo que si se enterasen de todo lo que hacemos les agarraría un paro cardíaco pero las cosas son así.

Miro a América y ella me devuelve una mirada seria. La conozco desde hace muchos años y sé que ella piensa igual que yo.

Vida de rico, vida fácil. Pura mierda.

¿Han visto alguna vez el rostro de una persona que creía tener la vida ganada cuando lo pierde todo? Su sonrisa de suficiencia se rompe, el brillo de astucia en sus ojos se desvanece como un soplo de humo y gotas de sudor caen por su frente. Es tan divertido ver cómo el karma es un arma de doble filo, lo bueno es que somos mejores amigas y nos reímos de los imbéciles que toman sobreexageradamente su posición en la sociedad.

Nos obligaron hace mucho tiempo a decidir qué clase de persona debíamos ser y qué pensar. Lo que no sabían era que no íbamos a seguir sus reglas.

Si eres de una familia en la que el dinero sobra crea una humildad que nunca tuviste, forma una máscara de hielo y finge ser de plástico. Debes saber cuál es tu lugar en la jerarquía y una vez que tengas a los peces gordos comiendo de tu mano por tu cara bonita, haz jaque mate.

Así es la vida en nuestro entorno, un juego de ajedrez.

Y el estar en una fiesta así, vuelve inestable nuestro tablero. ¿Qué dirán las personas al vernos en un ambiente de ésta magnitud?.

La gente habla sin pensar, crean un estándar y debes amoldarte a él. Si fumas eres adicto, si tienes tatuajes eres un maleante, si vistes de negro eres depresivo, si vas a fiestas eres un desaliñado ¿Pero un poco de descontrol nunca viene mal, no es así?.

Y eso es lo que haré. No importa si es un lugar cualquiera, si es jueves o si los rumores se expanden. El desorden es un una vía de escape, y la usaré para romper la máscara de falsedad por un momento.

La música se filtra por cada una de mis extremidades, tomo a Noen y América de sus manos y los llevo a lo que creo es la cocina.

—Venus, ¿qué haces?.

América luce interrogante al ver como abro la nevera y saco tres cervezas, le doy una a Noen que la recibe gustoso y la última se la tiendo a la chica frente a mí.

Room 207Donde viven las historias. Descúbrelo ahora