❤️ FIN ❤️

203 50 26
                                    

¿Adrián? Parpadeé varias veces tratando de creer que era real.  Solo pude abrazarme a él y llorar desconsoladamente librándome de todos mis miedos, mi momento de hacerme la valiente había pasado gracias a Dios. Mi cabeza parecía un torbellino de ideas, no podía estar más confundida. Todavía estaba intentando superar lo que había descubierto, saber que mi tío había sido asesinado había sido un golpe muy fuerte para mí…

—¡¡Gonzalo!! Él es el asesino, el acosador —advertí a Adrián. 

—Lo sabemos cariño, ya todo está solucionado. Vamos, es hora de llevarte a casa, solo cierra los ojos no quiero que veas la escena que hay afuera…

Me cargó al estilo princesa e instintivamente me acomodé en su hombro, buscando su calor y su olor. Cerré los ojos cuando salimos de aquella maldita habitación, pero la curiosidad fue más fuerte que yo. Abrí los ojos fijándome en la horrorosa escena que había, Gonzalo se encontraba tendido en el suelo con los ojos abiertos y un agujero en su frente, el piso estaba cubierto de sangre. No sabía si sentirme aliviada o traumada, entonces recordé todo lo que me dijo que me iba hacer y me dieron unas ganas tremendas de haberle dado yo ese tiro, por cabrón, malnacido y asesino. Adrián me llevó a su coche, junto a este estaba Damián esperándonos, abrió la puerta trasera para que nos pudiéramos acomodar, tomó las llaves que le tendió Adrián para llevarnos hasta mi casa. Me acurruqué sobre el pecho de mi novio abrazándolo, dejándome llevar por el sueño. El trayecto fue algo largo por lo que pude descansar plácidamente. Al llegar a la casa me encontré con todos, parecía que los habían soltado de una instalación para locos. Julia tenía todo el rímel corrido, Nora estaba con rolos en la cabeza, la nariz roja e hinchada de tanto llorar y Miguel tenía los pelos como si le hubiera cogido la corriente de tanto enredar sus manos en el cabello.
Abrí los brazos y corrí a toda velocidad hasta ellos, nos abrazamos, lloramos, me dieron besos por todos lados. 

—Esperen, hay algo que me está matando de la curiosidad ¿Cómo me encontraron? —observé como todos miraban a Adrián esperando que él respondiera.

—Bueno… Verás es que yo…— tartamudeó, algo impropio de él —. Yo te puse un GPS…

—¿Qué hiciste qué? —estaba asombrada, pero ¿Cómo rayos? 

—Cuando Damián me contó que Brenda estaba muerta, presentí algo extraño. Esperamos los resultados de toxicología y nos encontramos con que había sido envenenada, investigamos quién había sido la última persona en verla y descubrimos que había sido su abogado Gonzalo. El reloj que te regalé tiene un dispositivo que me da tus coordenadas —inconscientemente acaricié aquel artilugio que ya había empezado amar —. Por favor no te enfades, solo lo hice como medida de protección porque no me podía imaginar como sería perderte, hoy casi muero de un disgusto…—puse un dedo en sus labios para detenerlo. 

—No estoy enfadada, al fin y al cabo, estoy viva gracias a ti. Pero escúchame muy bien Adrián Gallardo, la próxima vez que me pongas un GPS sin consultarme juro que te hago tragártelo, para después hacerte picadillo y te hecho a los leones del zoológico ¿Quedó claro? —mi amenaza eran puras palabras, porque nunca sería capaz de hacerle daño a nadie, me acerqué a él para besarlo deleitándome con esos carnosos labios.

—Bueno chicos creo que es hora de que Anelí descanse… Felicidades detective veo que es capaz de hacer algo bien- escuché cómo Julia le decía a Damián. 

—Es mi trabajo señorita Julia, pero solo le voy aclarar una pequeña cosa… Soy demasiado bueno en muchas cosas más —le respondió este sensualmente a mi amiga, dejándola con la boca abierta sin nada que responder y eso sí que era nuevo.

—Vámonos cariño, creo que por hoy ya has tenido suficiente —Miguel la tomaba del brazo guiándola hacia el coche.

Ese día estaba tan cansada, tan adolorida que Adrián me bañó y me arropó a la hora de dormir. Los días siguientes me pasaron volando, los preparativos para mi boda me tenían con los nervios a flor de piel ¿Quién había dicho que preparar una boda no era tan estresante? Porque a mí de esta me salía una úlcera y hacer los votos matrimoniales me fue una tortura, no encontraba las palabras perfectas para demostrar mi amor… Por fin llegó el día esperado, decidimos hacer una boda intima en el jardín con solo familiares y mejores amigos. No había escogido un vestido ostentoso sino uno bien sencillo del que me enamoré solo de verlo. Era un vestido strapless, entallado en la parte superior y con delicados arreglos florales de encaje, la cintura estaba delimitada con un cinturón plateado con discretos diamantes incrustados en él y una larga caída de la falda. Lo combiné con una pulsera de plata, unos pendientes a juego, un peinado entre formal, y alocado dándole ese aire romántico.

**Nota de la autora: Por favor, lea esta parte escuchando la canción. Prometo que no será en vano y las hará volar como a mí ❤️🥰**

Ya estaba lista, era la hora ¡Aquí voy! Pensé para tomar fuerzas. Bajé las escaleras de la mansión para adentrarme en el jardín. Había un total de ochenta invitados, admiré la decoración, habíamos escogido rosas blancas y rojas, el pasillo estaba repleto pétalos rojos. Levanté la mirada encontrándome con el amor de mi vida, concentrándome en esos ojos azules que se habían convertido en mi templo. 

—Estás hermosa mi amor…—me susurró al llegar a su lado. 

—Tú igual mi vida… 

El cura dio su preparado discurso, aunque yo no oía lo que decía, solo tenía ojos para mi futuro esposo. Noté cómo me sostuvo la mano poniéndome el anillo… Era hora de los votos…

—Anelí, nos conocimos de la manera más extraña e ilógica que se pueda pensar. Pero aun así me enamoré de esos ojos color cielo, me enamoré de tu sonrisa. Me enamoré de tus buenos días, de tu forma de ver la vida, de cómo luchas por los tuyos, me enamoré de cómo das pequeños brinquitos por esos comerciales asquerosos que ves. Me enamoré de cómo te sonrojas cuando me dices que me extrañas, me enamoré de tu rostro. Me enamoré de cómo amas a nuestro hijo, de tus comidas que, aunque no sabes cocinar y te queden saladas siempre que venga de ti y tu esfuerzo la recibiré con todo el amor del mundo. Me enamoré de tus bromas mal contadas, de tus abrazos nocturnos y de cómo te quieres adueñar de la cama. En fin, que estoy perdidamente enamorado de cada una de tus virtudes y desvirtudes. Por eso me comprometo a escucharte, valorarte, protegerte, a tomar en cuenta tus puntos de vista, a abrazarte cuando las cosas se pongan difíciles, a tomar tu mano siempre, a estar ahí para ti y nuestros hijos, a confiar en ti, a cumplir cada sueño que tengas por muy alocado o disparatado que parezca. Te prometo que te traeré flores, aunque no sea primavera. Hoy frente a todos como testigo de mis palabras y a los ojos de Dios te doy mi mano, mi corazón y mi amor desde este momento y para siempre- todos estábamos llorando al final de sus votos… ¿Ahora hacía para decir el mío? Cuando lo único que podía hacer era hipar. 

—Adrián… —casi no podía hablar de la emoción, se me habían olvidado los míos —. Eres ese alguien a quien, sin temor, puedo contarle todo lo que me sucede. Me enamoré de esos ojos azules como el mismísimo mar que minutos después, más abajo de ellos encontraría esa sonrisa ladeada tuya que me hace enamorarme cada día más, me enamoré de cómo luchaste por una segunda oportunidad, demostrando cuanto te importábamos. Me enamoré de cuando llegas a casa y me encuentras sin maquillaje, toda despeinada, desarreglada, vistiendo shorts, camisas holgadas y aun así me dices ¨te ves hermosa¨. Me enamoré de tus rabietas de celos, de nuestras pequeñas discusiones sobre qué película ver, de esos besos tuyos que me quitan el aire, de cómo amas a nuestro hijo. Me enamoré de nuestras conversaciones a las tantas de las madrugadas. Pensé que este tipo de amor solo los vería en libros y películas, nunca imaginé que yo pudiera tenerlo por eso te doy las gracias por hacerme la mujer más feliz del mundo y decirte ante todos que estoy completamente rendida ante ti y nuestro amor. Hoy emprendemos juntos el vuelo. No sé qué nos deparará el mañana, pero prometo estar en tus días alegres, levantarte en tus días grises. Ayudarte a cumplir todos tus sueños, superar todas tus metas y demostrarte cada día lo importante que eres para mí. Procuraré encontrar cada día una razón más para mantener vivo nuestro proyecto. Porque, amor mío, todo lo que a ti te importe para mí significará la vida. Hoy aquí presente declaro este amor que siento, entregándome en cuerpo y alma a ti. Te amo para siempre y más allá de la vida. Ahora por favor, bésame que no quiero seguir llorando…

—Sus deseos son órdenes, esposa mía —me atrajo hacia él, tomándome por la cintura rozando nuestros labios en un romántico y sensual beso, cargado de una promesa. Una promesa de amor…
 

 Una promesa de amor… 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Nos conocemos? Serie #1 "Cabronas ¿Y Qué? ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora