Descubrir que tienes poderes es algo de todos los días ¿No? Bueno no lo es en realidad. Pero... En Hawkins hay cosas más inusuales que enterarte que tienes poderes. Todo empieza con una desaparición y terminas peleando contra una entidad desconocida...
Estaba en la casa de los Byers viendo como Jonathan le sacaba fotos a Will. Estábamos preparando para el baile, y sí, digo estamos porque le prometí a Joyce ir a el baile aunque no me gustará.
No pensaba ir por claras razones, uno; me aburren demasiado y dos; no sé bailar así que el hecho de que ya de por si se llame "baile de invierno" me dice que eso noe s para mí.
—¿Así irás a el baile? —preguntó Joyce. Me mire a mí misma ahora ver qué iba mal, a mí parecer nada.
—¿Que hay de malo? —pregunte confundida.
—Mmmm creo que hay algo que te puede gustar más —sonrió y entrecerre los ojos con curiosidad—. Sígueme —fuimos a la habitación y cuando entre escuché la puerta cerrarse muy rápido.
Me dí la vuelta para ver a Joyce y lo único que me encontré fue nada, ella no estaba ahí.
Mierda.
Fuí a abrir la puerta pero no podía. Okey, ya me está asustando.
—¡Joyce abre la puerta! —grite.
—¡Ponte lo que te deje y te dejare salir! —indicó del otro lado divertida.
¿Que es lo que me dejó?
Me dí la vuelta y lo ví...
Dios no, dime qué no.
—Ni en sueños... —murmuré— ¡No me pondré un vestido! —grite para que escucha a la perfección cada palabra.
—No saldrás entonces.
Mire la habitación, todo se veía aburrido y quien sabe hasta cuándo es capaz de dejarme aquí esa mujer.
Suspire y me cambie a regañadientes. Tarde un poco, pero logre ponermelo después de enredarme un poco.
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(Es lo que me apareció de los 80 ._.)
Me vi en el espejo que había en la habitación y me hacía recordar al mantel azul de mí abuela, de verdad, era identico.
Me mire un par de veces más de muchos lados y pude notar que... Me quedaba bastante bien la verdad, así que la muñeca en mí cara se fue un poco.
Tengo la maldición de que todo me quede genial.
—¡Ya me lo puse! —grite de mala gana y Joyce entro con una gran sonrisa, emocionada.
—Te ves hermosa —comento. Rode los ojos y suspire.
—Como siempre —digo vanidosa y ella ríe—. Aunque quiero decirte que podría pasarme por un mantel de mesa y nadie lo notaría.
—Deja de decir tonterías —negó y salimos. Will no tardo en notar el gran vestido y abrió la boca.
—No digas nada —le advertí y volvió a cerrar la boca mientras reía.
