A Pamplona.

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Aún era de noche. Juro que nunca sentí tanto frío en mi vida como en este momento; la brisa chocaba contra todo mi cuerpo, había neblina, todo el ambiente estaba húmedo y por consiguiente, para cuando me di cuenta, todo mi cuerpo estaba empapado. Temblaba, aún si me hacía un pequeño ovillo y me cubría con la lona el frío era insoportable.

Mis dientes chocaban entre sí haciendo un, quizá, chistoso sonido de muerte. Sentía mis piernas y brazos acalambrados, ya no sentía la piel de mi cara, mis dedos dolían y mi fosas nasales ardían como el infierno.

Realmente creo que voy a morir.

Miré las estrellas en el cielo, siendo opacadas por los cúmulos de neblina y si había algún Dios o algún ser supremo y superior a mí le pedí porque no me dejara morir, al menos no aún, no ahora. Le rece a todos los santos que mi no muy católica mente me dejó recordar, hasta prometí ir a la iglesia todos los domingos. Dios, estoy desesperado, no quiero morir.

🙈

voy por ti - vmin/taegi leveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora