Hoy Quiero Regresar Sola

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Valentina escuchaba ruidos de algunos autos, escuchaba algunos pájaros en los árboles, escuchaba el ruido de sus zapatos y los de Juliana contra el asfalto. Sentía algunas mechas de su cabello en la mano que prendía del brazo como apoyo para que Juliana la guiara, sentía suavemente su olor a vainilla, pero cuando el viento venía, podía sentir también el olor a flores que venía de su cabello sedoso.

-¿Por qué le dijiste a la conserje que te caíste? –Preguntó Juliana.

-Yo me caí, Juliana.

-Eso no es completamente cierto.

Valentina suspiró.

-Mi mamá es medio sobreprotectora, si le hubiera contado al conserje lo que pasó, ella le contaría a la directora, quien le daría la noticia a mi mamá, que llegaría a la conclusión de que yo debería estudiar en un ambiente controlado.

-¿A qué te refieres con "Ambiente controlado"?

-Al inicio...-Dijo Valentina frustrada después de un gran suspiro.- En los primeros años de escuela, ella me matriculó en un buen colegio cerca de casa. –Suspiró nuevamente.- Ella quería que hiciera amigos y fuera una niña normal, pero yo no lo era. Y por más que quería serlo...los otros niños eran malos. Y todo era nuevo y aterrador para mí. Así que un día ella decidió que debía estudiar en casa. Era solamente yo, mi mamá, a veces, y una profesora particular.

-¿No lo encuentras mejor?

-No. –Respondió Valentina con firmeza.

-¿Sabes, Valentina? Sin bromas malvadas. Sin bullying. Eso parece atractivo, al menos para mí.

-Era muy tranquilo, Juliana. Me sentía sola todo el tiempo. Los miércoles mi mamá trabajaba, aún trabaja, y cuando la profesora se iba, yo iba al parque y me sentaba cerca de los juegos para escuchar la risa y los gritos de los niños. Escucharlos correr... ellos parecían tan libres. Y yo con el doble de su edad parecía tan presa en mis propias limitaciones. –Comentó Valentina bajando su rostro. No quería que Juliana sintiera pena de ella, solamente que la entendiera.

-Te entiendo, Valentina, pero esos chicos no pueden quedar impunes. Ellos te lastimaron hoy y eso nos hace pensar qué límite tiene la palabra 'broma' para ellos. No creo que hacer sangrar a una persona se considere en esos términos.

-Nunca pasó eso antes, Juliana. No creo que se vuelva a repetir, solamente prométeme que no vas a contarle a nadie. Mi vida social no es tan buena, pero es la mejor que puedo tener.

Valentina la miró, Juliana correspondió a su mirada. Ella se preguntó una vez más si Valentina realmente era ciega. Era imposible que alguien que expresaba tanto con una mirada no pudiera, al menos, tener acceso a facciones una vez en la vida.

-Te lo prometo, Valentina. –Dijo Juliana no muy convencida de sí misma.- Pero prométeme también que si ellos vuelven a atormentarte me vas a decir.

Valentina deslizó su mano por el brazo de Juliana encontrándose con la mano de la chica. Por un momento Juliana pensó que ella entrelazaría sus dedos y eso la hizo fruncir el ceño: "¿Qué estaba haciendo?". Valentina tomó la mano de Juliana con las dos manos y localizó su dedo meñique y lo entrelazó al suyo. Eso hizo sonreír a la chica, y el sonido audible de su risa hizo reír a Valentina también.

-Pacto. –Dijo Valentina fingiendo un aire serio.

-Pero aun así, voy a asustar a Raúl y a su grupito ese.

-¿Raúl estaba ahí? –Preguntó Valentina.

-Sí. Él, Luis, Bryan y un chico más que no es de nuestro salón. –Respondió Juliana, evaluando las facciones de Valentina.- Pareces sorprendida.

In your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora