Hacemos una hermosa pareja.

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Juliana dejó de leer cuando llegó a "Sesenta y siete días antes". Los capítulos nombrados como una cuenta regresiva, que Valentina no sabía para qué. Imaginaba que podría ser para un beso o tal vez para el día que Miles se acostaría con Alaska. Ella esperaría para descubrirlo.

-¿Es normal enamorarse de un personaje? –Preguntó Valentina, mientras Juliana cerraba el libro y se levantaba. Juliana rio.

-¿Nunca te has enamorado de un personaje antes?

-No. No sé. Mi mamá me leía cuando era niña, pero nunca me enamoré de un príncipe o de los enanos de Blanca Nieves.- Respondió Valentina encogiéndose de hombros. Juliana carcajeó. El sonido tan audible haciendo eco en la habitación.

-¿Entonces te estás enamorando de Miles? –Preguntó Juliana, poniendo sus cosas en la mochila.

-No. Él se parece mucho a mí, creo. Sería pretensioso enamorarme de él. Sería como amarme a mí misma.- respondió Valentina, Juliana pensó sobre lo que la menor acababa de decir, después regresó a los recuerdos del libro leído ya varias veces.

Un suspiro huyó entre sus labios.

-No te enamores de Alaska. –Dijo como si la estuviera advirtiendo.

Valentina frunció el ceño, pero después su rostro se suavizó y sus cejas subieron en cuestionamiento. No sabía si Juliana la estaba mirando, pero si lo estaba, sabría sin palabras, que Valentina estaba preguntando el por qué.

-No hagas esa cara. Solamente sigue mi consejo y no te enamores de ella. –Juliana se encogió de hombros y se levantó.- Enamórate de Miles, del Coronel. Cualquiera, menos de ella.

-Hmm...¿por qué? – Valentina hizo un gesto de burla.- ¿Estás celosa, Juliana?

El rostro de la morena se transformó en un gesto de reprobación. Ella no quería contarle a Valentina el por qué, pero no eran celos lo que cintilaba en su cuerpo.

-Sí, Val. –Dijo poniéndose la mochila.- Estoy muriendo de celos. –Mintió.- No me gusta imaginar otra chica sexy y menos de ojos verdes en tu vida. –Eso era verdad.

Valentina sonrió. Su ego inflándose.

-Señorita, Juliana.- Dijo levantándose, pues sabía que ella estaba alistándose para irse.- Usted es completamente prepotente.

Una sonrisa surgió en los labios de Juliana.

-Vámonos ya, Valentina. O no tendré tiempo con mi papá y luego no podré salir para ver el eclipse.- Dijo, susurrando la última parte.

Valentina la acompañó hasta el portón. Juliana le contó algunos chistes antes de irse. Le dijo que la llamaría apenas llegara, no quería que Valentina se quedara sola en la calle esperándola. No a esa hora.


Valentina verificó la hora en el celular por vigésima vez en la última media hora. Era la una de la madrugada. Escuchó la voz mecanizada tantas veces que la estaba enojando e irritando. Mantuvo el cuerpo en el respaldar de la cama, no era muy cómodo, pero era una posición fácil para acostarse rápido –En caso de que su mamá fuera a verla durante la noche- y en ella podría quedar ligeramente de pie para encontrarse con Juliana.

Ella sabía cómo funcionaba un eclipse. Ya había estudiado eso, pero nunca se interesó lo bastante. Su opinión podía cambiar durante el recorrer de la noche.

Su celular vibró en su pecho asustándola. Sabía que era Juliana.

-Hola. –Susurró atendiendo.

-Estoy aquí afuera, Val.- Informó Juliana un poco agitada.

-Ya salgo. – Susurró Valentina nuevamente.- Suenas cansada. – Notó mientras se ponía sus converse.

In your EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora