TREINTA Y CINCO

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El camino en el auto era silencioso. Louis observaba su celular con la esperanza de que este anunciara la llegada de tan ansiado mensaje, pero eso no sucedía. En serio esperaba que Harry apareciera en cualquier momento con una disculpa, incluso soportaría algún chiste sin gracia de su parte. Tan solo quería saber de él. Estaba herido y decepcionado, pero un rastro de preocupación lo acechaba. Los mensajes ni siquiera estaban siendo recibidos por el ojiverde. ¿Qué habia pasado? ¿Había desaparecido solo porque no quería hablar con él? ¿Y si había cambiado el número para que dejara de molestarlo? 


-¿Supiste lo de Rose?- la voz de su madre lo abrumó sacándolo de sus pensamientos. Sólo le dirigió una mirada confusa haciendole saber que no tenía idea de nada.- Su madre me contó que sale con un hombre mayor ¿puedes creerlo? Él tiene veintidos años y bueno, ella tiene tu edad...- Louis tragó saliva, un tanto incómodo por la conversación innecesaria.- Julia está muy enojada, y no la culpo. Yo estaría igual, ustedes son muy pequeños.- el castaño se removió en su asiento y pasó las palmas de sus manos, ahora un poco sudadas, por sus rodillas.


-No somos unos niños mamá.- mencionó tratando de sonar casual, no quería levantar sospechas. Johannah lo miró con los ojos entrecerrados unos segundos en los que Louis mantuvo la respiración.


-Tu siempre serás mi niño.- quería que la sonrisa de su madre lo tranquilizara un poco, pero no fue posible.- Ya hemos llegado. 


Louis arrugó el entrecejo al mirar por la ventanilla, no reconocía esa casa en lo absoluto.


-¿Dónde estamos?


-Quiero que conozcas a mi novio y a su pequeño.


La cara de Louis se arrugó, él no quería para nada saber con esa gente.

HARRY... CONÉCTAMELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora