TREINTA Y SIETE

1.8K 223 22
                                    


Estaba seguro de que su rostro había perdido cualquier rastro de color, la respiración atascada en su pecho y la presencia de Harry, ahora a su lado, no ayudaban en nada para tranquilizar su acelerado órgano palpitante. El joven rizado se había acercado a la mesa, pero no reparaba en él todavía, puesto que hablaba con su padre. Pero esa suerte no duró mucho para pesar del castaño.


-Harry ella es Johannah, mi pareja.- la pelinegra le sonrió dulcemente.


-Es un gusto señora.- dijo con una pequeña sonrisa en los labios.-Soy Harry, mi padre me habló un poco de usted.


-Oh, cariño. Por favor, no me hables así, dime Johannah.- la mujer soltó una pequeña risa y Harry se la devolvió por cordialidad.


Ahora Daniel apartaba la vista de la dulce pelinegra para dirigirla al castaño.- Y él es Lo... ¡oh, por dios! ¿Estás bien?


La sorpresa y preocupación en la voz del hombre hizo que todos los ojos ajenos ahora se posaran en él, cosa que claramente lo ponía aún más incómodo y nervioso. El castaño negó con efusividad buscando la mirada de su madre sin soltar ni una sola sílaba. En principio, porque no quería que Harry lo escuchara, seguía enojado con él, y en segundo lugar porque no podía. Literalmente el corazón se le estaba saliendo de la boca.


-Cariño, ¿qué pasa?- preguntó preocupada a la vez que se levantaba de la silla con la atenta mirada de los anfitriones.- Respira hondo ¿si?- el pequeño ojiazulino trataba de mantener la compostura pero se sentía mareado y con unas terribles ganas de salir corriendo a vomitar.-Lo siento amor, a veces pasan estas cosas. Tendremos que irnos.-dijo ahora dirigiéndose al mayor de los Styles.


-¿Necesitas que te lleve?- preguntó un tanto confundido por la situación del hijo de su novia.-Harry tiene el coche afuera, puede llevarlos.


Louis volvió a negar aún más alterado, ahora con el rostro rojo como una manzana, sin apartar la vista de los ojos de su madre.-No te preocupes amor, he venido en mi auto.


Johannah ayudó a Louis a levantarse para llevarlo hasta el coche dado que apenas podía mover las piernas. Y eso lo puso aún peor. ¿Por qué? Porque ahora sus ojos se encontraron de lleno con los del rizado y éste no mostró ni un ápice de emoción. Incluso se veía aburrido. Louis sintió que el corazón se le apretaba mucho más, esta vez con un poco de enojo y angustia. Él era indiferente para Harry. Se sentía patético ante los enormes ojos verdes que lo observaban. Odiaba su condición, odiaba su nerviosismo, odiaba a Harry.

HARRY... CONÉCTAMELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora