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-No me gusta que seas tan cercano a Yasuhiro.
-Ya sé que te cae mal, pero no puedes decirme eso.
-Hazme caso, sé por qué te lo digo... No te digo que no sean amigos, pero no seas tan cercano a él.
-¿Por qué?
-No te voy a decir, por favor hazme caso.
-No voy a dejar de ser como soy sólo porque me lo pides. Dame una razón y lo consideraré.

Mi hermana llevaba media hora diciéndome que Yasuhiro no es como creo, que deje de ir a su casa, que no le envíe mensajes, que lo evite, que no lo toque... Mi hermana es rara.

-Si te lo digo no le digas a nadie.
-No me gusta contar cosas. Dime.
-¿De verdad? ¿Te sientes listo para lo que te voy a decir?
-Sí... -Dije harto de sus rodeos.
-Él es gay.
-Ah...
-¿Qué? ¿Ya sabías?
-Eh, sí.
-¿¡Y dejas que te toque así!?
-¿A qué te refieres? -Sé a qué se refiere, pero quiero saber si vio algo.
-En el hospital cuando fui a buscarte... Ustedes estaban abrazados y su mano estaba en tu trasero.

Me reí... Seguro vio mal, yo no recuerdo eso. Mi hermana me estaba mirando aterrorizada. Negué con mi cabeza sin lograr hablar, no podía dejar de reír.

-¿Qué dices? Seguro viste mal, no recuerdo eso.
-¡Pero su mano se deslizó por tu espalda y luego tu trasero y lo empujaste!
-¡Es porque lo empujé! Nunca ha tocado mi trasero a propósito.
-¿Nunca?
-Además, no es como que él me estuviera acosando.
-¿No te importa?
-No.
-¡Eres gay!
-Ruidosa... Pensé que ya lo sabías.
-No, creí que eras inmaduro y no te habías enamorado nunca.
-¿Y cómo sabes que él es gay?
-Porque me lo dijo.
-Pero si ustedes se llevan tan mal.
-Claro que no, estamos juntos todo el tiempo, en el colegio, obvio. Sólo que le dije que no iba a dejar que se quede contigo y me dijo que no le importaba. Cuando estás tú, somos enemigos, sino, somos amigos.
-¿Y así te atreves a decir que él es inmaduro?

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Llegué a la casa de Yasuhiro, su mamá me abrió la puerta, fui a la habitación de Yasuhiro y entré. Era sábado en la mañana, Yasuhiro estaba dormido aún... Es tan perfecto, parece un ángel. Me acosté a su lado a jugar en mi celular, me abrazó.

-¿Estás despierto? Ve a ducharte, vamos al cine.
-¿Por qué?
-Porque no fuimos la semana pasada.
-Bien... Sólo cinco minutos más, estás muy cómodo.
-Mi hermana me dijo algo.
-¿Qué?
-Que ustedes se llevan bien.
-Ahg...
-¿Por qué me dijiste que mi hermana te miraba mal? Si sabes por qué lo hace.
-Era para que me consolaras.
-¿Sabes qué más me dijo?
-¿Mm?
-Qué eres gay.
-¿Te sorprende? -Dijo riendo.
-Claro que no... Sólo que a ella se lo dijiste.
-¿Debía decírtelo también?
-No sé, sólo me molesta que ella lo sepa de ti.
-¿Y tú de quién lo sabes?
-De ella.
-Pero si ya sabías.
-No del todo porque... Porque yo lo sospechaba, no lo sabía.
-Tampoco me has dicho que eres gay.
-Pero a mi hermana no le dije tampoco.
-¿Qué debo hacer?
-Nada.
-¿Entonces a dónde quieres llegar con esto?
-¡No sé, sólo estoy molesto!
-Se llaman celos.

Ya sé... Sé cómo se llaman estos sentimientos, pero no se lo diré. Se levantó y salió de la habitación.

Minutos después volvió con una toalla en la cabeza y otra atada a la cadera, cerró la puerta y empezó a vestirse... Su cuerpo es simplemente increíble.

-No quiero ir al cine.
-¿Entonces qué hacemos?
-Quedarnos acá acostados.
-No. Ya sé qué quieres, no me voy a dejar convencer.
-Por favor.
-Entonces nos quedamos, pero no vas a tocarme.
-¿Por qué eres tan raro?
-Porque sí.
-Ah, sigues enojado.
-No.

Se acostó sin ponerse una camiseta o algo... Quería alejarme, pero su cara es hipnotizante. Le di un empujón con mi brazo, alejándolo de mí.

-Voy a dormir de nuevo.
-Entonces me voy.
-¿Qué prefieres, qué duerma o que te toque?
-Me voy, en serio.
-Bueno, nada. Voy a quedarme quieto.
-Me voy a ir si sigues intentando manipularme.

Me abrazó, lo miré, cerré mis ojos intentando no emocionarme. Tomó mi mejilla y besó mi cuello.

-Voy a hacerte el amor. -Dijo completamente serio.
-Quieres que te mate, ¿No?
-Ahg, qué poco romántico.

Me reí, no sabía si era en serio lo que me estaba diciendo, aún así sentía que iba a volverme loco. Metió su mano por debajo de mi suéter y volvió a besar mi cuello.

-¿Me das permiso?
-¿D-de qué?
-No voy a repetirlo porque me vas a matar. ¿No?
-Ja-ja-ja... Siempre tan chistoso.
-¿Me quieres?
-¡No!
-Yo te quiero.
-¡Aléjate, pareces un animal en celo! -Lamió mis labios mientras hablaba. -¡No hagas eso!
-Comportate como alguien de tu edad y dime... ¿Quieres hacerlo conmigo o no?

Lo miré, sus ojos serios me dan escalofríos, hacen que me derrita y quiera dejarlo hacer lo que sea conmigo. Miré sus labios.

-Bésame. -Dijo como una orden.
-N-no.
-Hazlo.

Tomé su barbilla, no iba a besarlo, aunque sí que quería hacerlo. Sonreí, tomó mi cintura y juntó su cuerpo con el mío.

-¿Estás loco por besarme?
-Para ser sincero, me muero por hacer más que eso.
-Pervertido, aléjate.
-Déjame hacerte el amor.

Nooooo. Esas palabras penetran mis oídos, hace que me enloquezca. Toqué su boca, me acerqué a su cara y comencé a hablar sobre sus labios.

-¿No te avergüenza pedir algo así?
-No... ¿Me dejas?
-Está bien... No puedo decir "no" cuando me lo pides de esa forma.

El Hijo De Tu Amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora