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Habían pasado dieciséis días, aún no me había decidido a habarle, pero surgió la oportunidad.

Bajé al primer piso, era domingo en la tarde, Yasuhiro estaba entrando a la casa, se estaba quitando los zapatos en la entrada, mi hermano le había abierto la puerta... Traía una caja de pastel, osea que su mamá lo había enviado a traer pastel para mamá, porque mamá está embarazada y ama comer pastel.

Me miró, evitó mi mirada y caminó a la sala, fui a la sala y me senté a su lado, lo miré con calma.

-¿Qué te pasa últimamente? Estás muy diferente.
-No quiero verte ni hablarte.
-¿Ah, en serio? Bien.

Sonreí... Odio ser tan orgulloso, pero no nací para arrodillarme ante nadie. Me levanté, caminé de nuevo a las escaleras, entonces agarró mi brazo... Lo sabía, sabía que iba a perseguirme, su cara me dice que sí quiere hablarme. Me giré y lo miré, sin demostrar lo feliz que estaba.

-¿Qué?
-Ya no te sorporto... ¿¡Tienes idea de lo mucho que te quiero!? Haría lo que fuera por ti... Aún así eres capaz de decirme que no te gusto y que no me quieres.

Su cara mostraba que en verdad le dolía pensar eso, sé que soy malo, pero es que algo se mueve dentro de mí cuando veo que puedo volverlo loco.

Tomé su mano y subí las escaleras con él, entramos a mi habitación, cerré con seguro la puerta, él me miró enojado.

-Hazme el amor.

Me miró con más sufrimiento que antes, tomé sus mejillas y le di un beso con muchas ganas.

-¿Tengo que decirte "te quiero" para que lo sepas? Qué poco inteligente... No te quiero y ya, es que estoy perdidamente enamorado de ti. Y otra cosa, si me hablas cuando estás a punto de volverte loco por mí no puedo evitar decirte que me hagas el amor. Es una orden, ¿Entendiste? Porque eres mío. -Dije sin emoción, com calma.
-Kuza... ¿Es en serio?
-Recuérdalo muy bien, porque no lo voy a repetir.
-¿Por qué me dijiste que no me querías?
-¡Porque odio decir ese tipo de cosas! ¿Cuándo vas a entenderme?
-Lo siento... No sabía.
-No te vuelvas a alejar, porque no iré a buscarte.
-Eres malo. No sabes cuánto quería verte, pero como me dijiste esas cosas no quise molestarte más.
-Ahg, pero qué tonto.
-Estoy tan feliz.

Me abrazó, acarició mi cabello... Yo también estaba feliz de volver a estar junto a él, tocarlo, hablarle, mirarlo... Todo lo que tenga que ver con él me vuelve inmensamente feliz.

-Por cierto... También me gusta tu físico. -Susurré.
-Eso pensé.
-Que no se te suba, porque es la primera y última vez que te digo estas cosas.
-¿Por qué eres tan malo? Déjame molestarte un poco, como antes.
-¿Es que no te gusta como soy?
-Al contrario, me encanta... Se puede decir que soy masoquista.
-¿Pero qué dices? -Me reí.
-Ven a dormir a mi casa.
-¿Me lo estás pidiendo?
-Sí, por favor.
-Bien.

Puede que esté loco, pero me encanta que me pida cosas... Me hace sentir que de verdad me necesita.

El Hijo De Tu Amigo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora