III.

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Gabriella's POV,
Escala — 4:30pm

Suspiro por tercera vez mientras me cruzo de brazos de mala gana. Con mi pie derecho comeinzo a golpear el piso en señal de impaciencia. Hace casi veinte minutos que hemos llegado del aeropuerto a lo que, según tengo entendido, es el edificio donde reside el señor Grey. Mi celular vibra dos veces y veo en la pantalla que he recibido dos mensajes de Dan. Borro la notificación de la pantalla y aprecio la foto que tengo de fondo de pantalla. Samantha, Dan y yo en el cumpleaños de Sami.

Un hueco se instala en mi pecho y comienzo a sentir cómo la tristeza se apodera de mi. Todo sería mucho más sencillo si estuviese en Italia. No comprendo la razón por la que mamá ha puesto en el testamento que no puedo recibir mi herencia hasta graduarme de la escuela y empezar estudios universitarios. Podría haberme dejado mi herencia, habría buscado trabajo y a la vez estaría haciendo mi último año. Quizás hubiese sido muy agotador, pero no más agotador que todo el proceso que vivimos antes de que se marchara. Si no hubiese puesto esa estúpida cláusula en su testamento, estaría siendo feliz en estos momentos. No estaría aquí a la espera de que el desconocido, con quien me han dejado, termine su estúpida llamada. Debo ir al baño y no se apura.

Levanto mi vista y me fijo bien en el señor Grey. A diferencia de la primera vez que lo vi, esta vez va vestido de manera formal. Lleva traje gris claro camisa blanca y corbata azul claro. No soy ciega, sé admitir que es un hombre muy guapo, pero su carácter es lo que lo hace ser insoportable. Además del hecho de que estoy viviendo con él sin saber absolutamente nada de él. Al menos con Elena era distinto; a pesar de que nunca la vi, sabía sobre ella a través de mamá. Sin embargo, de él sólo sé lo que aparece en Google y no es mucho que digamos.

Vuelvo a suspirar y el señor Grey me mira, pero me levanta el dedo índice en señal de que le espere. Miro el reloj de la recepción del edificio y veo que ya van veinticinco minutos. Como decía mi madre... Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma, ¿o es al revés? No importa como sea.

—A la mierda —susurro y presiono el botón del elevador. Una vez llega las puertas se abren y tanto el señor Grey como su guardaespaldas voltean al escucharlas. Sonrío falsamente y entro ocasionando que el señor Grey camine a toda prisa entrando junto a mi, seguido por su guardaespaldas.

—Roger, debo colgar luego hablamos de lo acordado.

La voz del señor Grey suena muy seria y siento su mirada en mi, pero finjo no notarlo. Por el rabillo del ojo veo cómo cuelga y su guardaespaldas marca el botón para el último piso. Es un viaje largo por lo que me recuesto de la pared que tengo al lado.

>>Te dije que esperaras un segundo.

Giro levemente mi cabeza para ver al hombre que me habla, una vez cuelga la llamada en la que estaba.

—Las puertas se han abierto solas, he pensado que era la oportunidad perfecta para subir.

—¿Se abrieron solas? —repite levantando una ceja y asiento—

—*Giuro su Dio —susurro poniendo una mano sobre mi corazón.

El ojigris abre su boca para decir algo, pero la cierra y se limita a suspirar entre dientes mientras me fulmina con su mirada.

Ahora que lo pienso, es una mirada gris y fría la que tiene. El señor Grey parce ser todo un señor frío. ¿Cómo se han conocido Elena y él? ¿Cuánta confianza han de tener para que me dejase a su cargo?

Las puertas del elevador se abren y salgo inmediatamente alejándome de su fría mirada. Inmediatamente quedo impactada con su apartamento. Es casi como una mansión. Es mucho más lujoso y bonito que la casa de Elena. Me acerco a una escultura que tiene en su recibidor y aprecio la forma rara que tiene, como si de un agujero negro se tratase. Un agujero negro con brillo dentro de él.

La sumisa perfecta de Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora