XVIII.

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Christian's POV,

The Outlet Collection Mall — 11:47am

Al terminar el desayuno Gabriella sugiere que entremos al centro comercial que queda cerca del IHOP, asiento una vez le escucho mencionar que debe comprar unos materiales para un trabajo del colegio. Podría enviar a Taylor por ellos, pero la realidad es que hace mucho no visito este centro, que de paso es mi propiedad.

Una vez dentro del centro comercial Gabriella comienza a observar las ropa en los maniquíes de las vitrinas, pero no entra a medirse nada. Por mi parte me dedico a leer unos emails mientras camino unos pasos alejado de ella. No quiero que nos vean tan cerca el uno del otro; sé cómo son los programas de farándula y lo menos que me apetece es tener un escándalo de faldas. Nunca me han vinculado con nadie y así lo quiero mantener.

Caminamos por un área donde hay una fuente y noto que hay varios jóvenes, en su mayoría chicos. Gabriella va delante de mi, y puedo ver como uno de los chicos de hace señas a otro para que mire a la castaña que se ha convertido en mi sumisa. Ambos comienzan a sonreír, a murmurar entre sí y a señalar las piernas de la chiquilla que ni siquiera sabe que la están observando.

Me gusta como le quedan las faldas a Gabriella, pero no me gusta que la miren tanto. Nunca me ha gustado que observen a ninguna de mis sumisas. Gabriella está mirando un bolso que exhiben a las afuera de una tienda cuando estos chicos comienzan a silbarle. Gabriella voltea a verles con el ceño fruncido y los idiotas comienzan a decirle piropos mientras sonríen como imbéciles.

—Pareces un ángel –murmura uno de los chicos y es pelirrojo.

—¿Qué hace un ángel tan solo? –bromea el otro que tiene una capucha y dan unos pasos acercándose a Gabriella.

La castaña sonríe y responde algo en italiano que ni ellos, ni yo logramos entender. Eso parece gustarle a ambos, pero a mi me hace rabiar. No quiero que les responda, ni mucho menos les sonría.

—Creo que no nos entiende —dice el pelirrojo.

—Me da igual, mire esa sonrisa. Cuanto yo daría por ver esa sonrisa todos los días. –responde el otro dando otro paso y me entrometo entre ambos.

—Eso hora de irnos —susurro apretando mis dientes y la castaña asiente.

—Hey, hermano, ¿puedes moverte? —dicen a mis espaldas.

—Nos vamos –repito seriamente y comienzo a caminar. Taylor se aproxima a nosotros y veo que intercambia unas palabras con los idiotas y salen casi corriendo.

Puedo sentir la presencia de Gabriella en mi espalda, se queda detrás de mi en todo momento y no dice ni una sola palabra. Al menos sabe cuándo callarse la chiquilla. La miro de reojo y veo que está mordiendo su labio inferior mientras juega con sus dedos. Camino por unos segundos más, tratando de calmar mi enojo y a la vez tratando de conseguir un baño donde la pueda meter y pueda meterle mi...

Choco con alguien por andar perdido en mis pensamientos y al disculparme veo que se trata de:

—Anastasia —susurro sorprendido.

—Christian —sonríe con nerviosismo.

—Auch —Gabriella susurra al chocar con mi espalda, pero Taylor interviene inmediatamente retirándola de nuestro lado.

—Hola —le digo a Anastasia y ruego dentro de mi que no pregunte por la chiquilla.

—Hola —se sonroja y acomoda un mechón de su cabello detrás de su oreja.

—¿Qué haces aquí? –pregunto confundido— Dijiste que llegarías mañana.

—Bueno, Kate y yo llegamos hoy para acomodar el apartamento y así cuando mañana me fueras a ver todo estuviese organizado —muerde su labio inferior—. Era una sorpresa.

La sumisa perfecta de Christian GreyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora