02: El mayor de los tormentos.
Marzo de 1942
Una Micaela de 19 años caminaba aferrándose con fuerza a la pequeña maleta que cargaba entre sus temblorosos brazos. Los nazis les habían obligado a dejar su hogar y llevar consigo lo mínimo que pudieran, la rubia no lo había dudado ni un segundo y en su valija de cuero había empacado sus dos reliquias familiares. Primero, un vestido verde oliva que su madre le había regalado en su último cumpleaños, de tela satinada y un escote modesto que a ella le encantaba, además de considerarlo su mejor atuendo, le había dado un significado sentimental imparable. Segundo, una pieza de artesanía meticulosa y elegante, con manecillas brillantes y legibles, adornado por unos grabados delicados; un reloj de bolsillo antiguo que su padre le había regalado desde que era pequeña, del cual su dueño original había sido su abuelo.
Esa madrugada de marzo, la familia Rabinowitz se aferraba a la esperanza mientras el sonido de las botas de los soldados resonaba en las calles desiertas. Con lágrimas en los ojos, los padres de Micaela intercambiaban miradas llenas de miedo e incertidumbre, observando a su hija caminar tranquilamente frente a ellos, siguiendo los pasos de los demás judíos encaminándose al noroeste de Múnich, directo a Kitzingen, donde los reunirían a todos para su deportación la mañana siguiente. Al parecer la pequeña rubia aún no dimensionaba la gravedad de lo que pasaba a su alrededor, a pesar de los constantes y evidentes actos de odio en contra de su pueblo, por su mente llena de inocencia y esperanza no cruzaba la idea de cuánta maldad y apatía cabía en los nazis. Tal vez su mente se había bloqueado, y fingir demencia ante la realidad era su único mecanismo de defensa, ó era demasiado soñadora y optimista.
Mientras caminaban a paso apresurado, la rubia notó como sus padres disminuían su velocidad, quedándose atrás de la gran multitud que se movía junto a ellos. Micaela miraba con miedo a los soldados que avanzaban al lado de ellos, hasta que se colocó junto a sus padres y comenzó a apurarlos de manera discreta, temía que hicieran enojar a las tropas alemanas presentes y los castigaran de alguna manera, pero fue interrumpida por su padre. El castaño la había tomado por los hombros repentinamente, con la voz entrecortada y los ojos inundados en agua salada dijo en un susurro apenas audible:— Te amamos, Micaela.
De repente, una sombra emergió de la oscuridad, un hombre había salido de un callejón y gracias a la opacidad de la noche, pudo pasar desapercibido a espaldas del último soldado en la fila. Se acercó de manera rápida y sigilosa hasta Micaela, a quien su mismo padre había empujado a los brazos de aquel desconocido, provocando que su valija cayera de sus manos y se estrellara en el asfalto. La persona misteriosa se alejó velozmente volviendo a introducirse en la callejuela envuelta en sombras, esta vez, la rubia que había apresado e intentaba liberarse de su agarre iba con él, observando atónita y llena de desesperación a sus progenitores siendo maltratados por los soldados al percatarse de que estaban quedándose atrás.
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Unerlaubt » Timothée Chalamet©
Fanfic❝A veces me olvidaba de que yo era una judía y de que él no lo era, pero cuando menos lo esperé simplemente pasó, le quería. ❞ Cover by: @echospy