Capítulo 05

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05: Tensiones prohibidas.

Jeanne y Micaela compartían un momento tranquilo durante la comida del día, sentadas una al lado de la otra en el pequeño escondite de la rubia

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Jeanne y Micaela compartían un momento tranquilo durante la comida del día, sentadas una al lado de la otra en el pequeño escondite de la rubia. La mujer observaba con cariño como la chica disfrutaba del pan tostado con queso que le había preparado esa mañana. La judía devoraba cada bocado como si fuera un manjar exquisito, saboreando cada trozo con deleite. Mientras tanto, Jeanne hablaba animadamente sobre los avances de las fuerzas aliadas en Europa, pero Micaela apenas podía prestarle atención. Su concentración estaba completamente en la comida que sostenía entre sus dedos llenos de migajas, el crujiente pan y el cremoso queso llenaban su paladar de placer... había olvidado el sabor del queso, no recordaba que fuera tan delicioso.

De repente, entre las palabras de la pelirroja, algo hizo que la joven se distrajera de la explosión de sabores en su boca:— Dicen que la resistencia en París ha sido sofocada finalmente.

Micaela, sin poder evitarlo, empezó a cuestionarse en su mente. ¿Cuánta distancia había entre Augsburgo y París? ¿Estaba muy lejos? Se maldecía internamente por no haber prestado atención nunca a sus clases de geografía. Anhelaba la llegada de los aliados, deseando que la liberación estuviera más cerca de lo que pensaba. Aunque intentaba disimular su emoción, era evidente en su mirada la esperanza y el desespero por un futuro libre de la opresión que había dominado sus días recientes y no tan recientes.

— Los aliados están avanzando hacia el norte, aunque los alemanes siguen siendo feroces en su defensa —Admitió Jeanne, con un tono de preocupación en su voz. Micaela asintió lentamente, buscando entender lo que acababa de escuchar.

La rubia se sintió inundada por una mezcla de emociones indescriptibles. La proximidad de los que buscaban vencer al nazismo despertaba en ella una esperanza renovada. Había soportado días oscuros y las noches llenas de miedo, anhelando el día en que la libertad finalmente tocara su puerta. A pesar del cansancio y la incertidumbre que aún persistían, una chispa de esperanza se encendía en su corazón, alimentada por la certeza de que la liberación estaba cerca. Era como si un peso se aligerara de sus hombros, aunque el futuro seguía siendo incierto, ahora vislumbraba un camino hacia la paz y libertad que tanto deseaba.

Los días transcurrían con una calma inusual en la casa de aquellos que la resguardaban. Desde aquella noche, no había vuelto a ver a Timothée. Sin embargo, su presencia resonaba en los pequeños rituales matutinos, el eco de sus pasos al salir temprano, y antes de partir, un susurro distante pero lleno de amor: "te amo, mamá". Aunque en el fondo le pesaba que el joven no había hecho el esfuerzo por volver a hablar con ella, tal como se lo había pedido, entendía que quizás era lo mejor para ambos. Aún así, el dilema continuaba: ¿de qué lado estaba Timothée?

Los minutos se deslizaban con una cadencia melancólica, marcada por el tic-tac constante del reloj en la pared de la habitación. Micaela había terminado de comer y la pelirroja se había perdido en sus pensamientos, parecía que quería decir algo y no se atrevía a hacerlo. La judía se sorprendía mirando a Jeanne como si pudiera encontrar las respuestas a sus dudas, pero parecía que la mujer también tenía una tormenta de preguntas atravesando sus pensamientos. Solo encontraba el silencio siendo cómplice de las paredes que la rodeaban, que conocían los secretos que soltaba al aire por las noches cuando no podía dormir.

Unerlaubt » Timothée Chalamet©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora