Capítulo 03

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03: Oasis de alegría y consuelo.

En los callejones empedrados de Augsburgo, Timothée Chalamet siendo tan solo un niño de 10 años, se volvió testigo de los cambios que envolvían a su ciudad natal desde que Adolf Hitler había llegado al poder en 1933

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En los callejones empedrados de Augsburgo, Timothée Chalamet siendo tan solo un niño de 10 años, se volvió testigo de los cambios que envolvían a su ciudad natal desde que Adolf Hitler había llegado al poder en 1933. Criado solamente por su madre, una mujer fuerte y trabajadora que había luchado para sacar adelante a su único hijo después del repentino abandono del hombre que le había dado la vida, el ojiverde de cabello castaño había crecido en un ambiente de estrecha unión y amor filial, junto a su progenitora que se encargaba de criarlo para ser el hombre que su padre nunca pudo ser, alguien honorable y lleno de buenos valores. Sin embargo, la llegada del nazismo había traído consigo un torbellino de cambios que envolvieron a la pequeña familia en un remolino de fervor nacionalista y promesas de redención para Alemania.

Para Timothée, la figura de Hitler se convirtió en una especie de figura paterna, un líder carismático que prometía restaurar la grandeza y el orgullo perdido de su patria. Por otro lado, para Jeanne Daman, ver a su hijo adentrarse en las filas del nazismo había sido como una tormenta de emociones contradictorias que la dejó sintiéndose desgarrada y desorientada. En su corazón de madre, Jeanne anhelaba lo mejor para su hijo, deseando que encontrara un propósito y un sentido de pertenencia en un mundo que parecía desmoronarse a su alrededor. Pero, a medida que Timothée se sumergía más en la ideología del régimen nazi, la pobre mujer no podía evitar sentir un profundo temor y una creciente sensación de angustia por el camino que su hijo había elegido.

Desde el punto de vista de Jeanne, la conversión de su hijo al nazismo era un reflejo del poder corrosivo de la propaganda y la manipulación ideológica, un doloroso recordatorio de lo frágil que era la mente humana frente a las fuerzas del odio y la intolerancia. A medida que observaba a su hijo abrazar fervientemente las ideas que ella consideraba reprensibles, Jeanne se encontraba luchando contra un vendaval de emociones: preocupación por el futuro de Timothée, dolor por la pérdida del niño que una vez había conocido, y un profundo sentido de impotencia ante las fuerzas que estaban moldeando su destino.

A punto de cumplir 22 años, el joven se encontraba en un punto crucial de su vida, inmerso en un mundo turbulento y desafiante que lo había llevado por caminos inesperados. A finales de 1940, poco después de cumplir la mayoría de edad, se enlistó a las fuerzas armadas y se volvió parte del personal administrativo, su trabajo era fundamental en la coordinación de actividades y la gestión de recursos. Se convirtió en un activo invaluable para sus superiores, y aunque su papel no implicaba estar en la línea de fuego, Timothée sentía una sensación de orgullo y deber al contribuir al esfuerzo de guerra de su país desde detrás de escena.

Dentro de las Juventudes Hitlerianas, era un instructor dedicado del entrenamiento militar básico para los más jóvenes. Su compromiso con la causa nacionalista y su fervor por la ideología del régimen nazi lo llevaron a desempeñar un papel activo no solo entre las unidades militares, sino también en la formación de la próxima generación de defensores de la patria.

Unerlaubt » Timothée Chalamet©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora