Mamá

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Mamá, la primera palabra que aprendí a decir, la que más he repetido y la que aún necesito antes de dormir reflejada en mi pantalla con ese mensaje de “Cierra bien la puerta, descansa”

Mamá, sé que me dijiste que cuando fuera adulta podría hacer lo que quisiera pero lo único que quiero es regresar hace 10 años y darme bofetadas para tragarme las palabras de que fuera de la casa todo sería distinto, cuando la libertad la tenía allí contigo. Un cajón de abrazos interminables acompañando del pegamento que se compra a las 9 pm en Domingo para unirme las piezas que el mundo me ha despegado poco a poco, porque el mundo lejos de ti se hizo una guerra armada, donde día a día esquivo balas.

Me dijiste que cuando creciera entendería todo, sigo sin entender porque no me serás eterna.

Me insistías que querías que fuera alguien, alguien fui desde que me dijiste te amo cuando estaba en tu vientre, tan segura de que te escuchaba, y te cuento que yo escuche todo, porque cuando me dices te amo siento que estoy en un sitio calentito con el corazón rodeado de ese plastiquito de burbujas
¿Sí sabes cual? Ese para proteger las cosas frágiles.

Mamá, me dijiste que me preocupara por ser bella por dentro y no por fuera, porque la belleza con los años se acaba, te miro y solo pienso que me has mentido, porque sigues siendo la mujer más perfecta en cada soplo de velas.

Mamá, me dijiste que todos teníamos un ángel de la guarda que está allí cuidándonos y que no podíamos ver, creo que todo era una trampa, porque siempre te vi a ti detrás de la ventana esperando curarme las rodillas raspadas.

Mamá, yo siempre supe que Santa Claus eras tú, pero temía más yo en decirte que te había descubierto porque te emocionaba tanto mantener el misterio.

Mamá, gracias por elegirme a mi cuando se fue papá. Todos decían que una madre sola no podría con tanta responsabilidad, que seguro su hija terminaría mal y entonces le demostraste al mundo que “imposible” es un invento de la cobardía y que para ti no van las cosas a medias.
Decían que una familia no se componía de dos, pero en nuestra casa había más amor que en toda la cuadra junta, así descubrí que el Amor no es cosa que se guarda en el pecho sino que se continúa hasta el cielo.

Hubo tanta gente, que nada apostaba por mi, y tú te jugaste todos los bienes por creer a ciegas que yo era una estrella.

Mamá, yo no sé si después de esta haya otra vida, pero si Dios me concede un deseo solo te quiero a ti en cada una, con todos tus errores, y tus sandalias voladoras.

Mama, nunca pienses que vas a molestarme, búscame aún a las tres de la tarde, para que te enseñe a poner tu foto en el WhatsApp o mandarle un emoji a alguien, háblame con esa actitud de cuando era adolescente donde solo gritabas mi nombre, aunque no necesitaras nada y solo querías saber si allí estaba.

Mamá, eres todo ese conjunto de magia que el universo reúne para crear otra galaxia. Quisiera grabar todas nuestras llamadas y ponerlas en un alta voz universal para que la tierra sepa de que va la paz mundial.

Mamá...

GRACIAS.

Gilraen EärfalasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora