seis

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esta canción la escuché mientras escribía parte del capítulo y eso hizo que quedara tAn soft, así que escuchenla antes de leer o después de leer o leyendo o..

La lluvia empezaba a caer en el techo de las casas de Madrid mientras Raúl y Borja estaban sentados frente al televisor de la sala cubiertos por una manta que los escondía del frío, ambos en sus manos tenían una taza de chocolate caliente que habí...

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La lluvia empezaba a caer en el techo de las casas de Madrid mientras Raúl y Borja estaban sentados frente al televisor de la sala cubiertos por una manta que los escondía del frío, ambos en sus manos tenían una taza de chocolate caliente que había preparado su madre en la mañana, sus rodillas se chocaban y sus espaldas descansaban en el respaldar del cómodo sofá que tenía el menor en su casa, veían atentamente una pelicula de Jim Carrey, se escuchaba la lluvia golpeando las ventanas del piso y el viento moviendo las delicadas hojas de los altos arboles que habían en los alrededores, los dos estaban en total silencio escuchando y viendo la película con atención.

—Hey, perdón —dijo de un de repente y giró su cabeza para mirar a su amigo— no debí hacerte esa broma —explicó y tomó un sorbo más de la taza que tenía entre sus dos manos, observó a Raúl sonreír y golpear la pierna del contrario con su pierna, tal vez se veía absurdo pidiendo disculpas tantas veces

—Que no pasa nada, tranquilo —dio un leve suspiro y dejó la taza en la pequeña mesita que tenían en frente— ¿crees que tus padres te vengan a buscar? —preguntó y lo miró directamente a los ojos, se les había hecho tarde, ya eran las diez de la noche y Borja seguía ahí

—No creo, pero me puedo ir caminando, no hay problema —rió levemente y tomó otro sorbo de chocolate— joder, esto está delicioso —habló con una sonrisa en su cara y con su lengua saboreó los alrededores de su boca que habían quedado con restos del liquido. Raúl lo miraba con una sonrisa aún, aunque le preocupaba que sus padres no se preocuparan por él, de inmediato se le ocurrió una gran idea que probablemente revolucionaría el mundo, se dirigió a su habitación con prisa y de su armario sacó un buzo y la camiseta más ancha que tenía, las dejó en la punta de la cama con el cuidado de dejarlas bien dobladas y volvió junto a su amigo el cual seguía viendo la película, como pudo hizo que se levantase del sillón y lo empujó a su habitación con todas las fuerzas que tenía, el mayor no se negaba puesto que le causaba ternura que el menor ponía todo su esfuerzo en empujarlo, no entendía que pasaba en ese momento y observaba todo con una sonrisa. El pelinegro dio un suspiro lo suficientemente fuerte para que Borja lo escuchara, lo seguía empujando como si eso dependiera de su vida.

—¿Qué? —dijo entre risas el mayor quedando encerrado en la habitación del muchacho, se apoyó en la puerta para escuchar como el pequeño jadeaba y trataba de regular su respiración

—Ponte esa ropa —habló y bostezó, a esa hora ya estaba en su cama tratando de conciliar el sueño— dormirás acá

—¿Qué? ¡No! —dijo entre risas y golpeó la puerta— ¡Raúl, mi madre me va a matar si no llego a casa! —exclamó con su cabeza en alto y una sonrisa en su rostro, realmente no se quería ir, sería algo lindo hacer una pijamada con Raúl. Aunque seguía golpeando la puerta no obtenía ninguna respuesta por parte del contrario, se dirigió a la cama y vió la ropa perfectamente doblada a los pies de esta, sonrió al ver unas prendas tan pequeñas y se sacó su camiseta, caminó hasta el espejo que Raúl tenía en su pared y observó su delgado cuerpo, en sus brazos habían moretones al igual que en sus piernas, y todos ellos hechos por su padre, nunca había sido un buen hijo, o por lo menos eso le hacía creer él. Tocó su abdomen con delicadeza y notó que había bajado más de peso, sus costillas empezaban a hacerse notorias en su cuerpo sin que el quisiera eso realmente. Tomó la camiseta entre sus manos y se la colocó, a pesar de que Raúl había elegido la más grande y ancha que tenía aún así le quedaba algo pequeña a Borja por la forma de su cuerpo, sonrió al verse con la ropa del pequeño, se sacó los pantalones y los dobló para dejarlos en la silla que estaba frente al escritorio, se puso el buzo gris y en calcetines se acercó nuevamente a la puerta.

ᵇᵒʸˢ ᵈᵒⁿ'ᵗ ᶜʳʸ ; ˡᵘᶻᵘᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora