catorce

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quefuertequefuerte

Raúl respiraba en el cuello de Borja al ritmo de la música, estaban bailando en su nueva guarida, sin que nadie los viera, abrazados y claramente el menor estaba de puntas para poder apoyar su cabeza en el cuello de su novio ya que este le ganaba ...

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Raúl respiraba en el cuello de Borja al ritmo de la música, estaban bailando en su nueva guarida, sin que nadie los viera, abrazados y claramente el menor estaba de puntas para poder apoyar su cabeza en el cuello de su novio ya que este le ganaba unos centímetros de altura, disfrutaban del bajo sonido de la música en el pequeño parlante de Luzu mientras una agradable brisa los hacía sentirse únicos.

El castaño con sus ojos entreabiertos, acariciando la cintura del chico por encima de su ropa, a la par de la música se movían así haciendo crujir las secas hojas que habían caído de los arboles. Escuchaban la música que pasaban por la radio, y en ese momento bailaban una canción que ni siquiera conocían, pero les gustó tan solo por el hecho de estar bailandola juntos.

Raúl gozando del momento acercó un poco más su rostro al cuello del muchacho, refugiandose del viento y aprovechando de plantar un pequeño y corto beso en el, cosa que hizo estremecerse de inmediato a Borja, una sensación agradable, una sensación nueva, un acto lindo.

—¿Te he dicho que te amo? —habló por fin el mayor, separandose un poco de él para poder contemplar su hermoso rostro, cruzaron miradas de inmediato y notó como las mejillas de su niño se pusieron levemente rojas al instante

Muchos dirían que son niños creyendose adultos, porque todos dicen que solo los adultos pueden amar, pues, en ese caso, Raúl y Borja serían adultos, porque se amaban de verdad, tal vez no como dos personas casadas, pero si como amigos, si como novios, si como simples personas que compartían sentimientos despues de apoyarse mutuamente, porque eso era lo que hacían día a día, y no les importaba nadie más, solo el uno al otro, porque amaban tratarse lindo, amaban tratarse suavemente.

Borja tomó el parlante junto el reproductor y los metió en su mochila para seguir caminando de la mano con su novio entre los altos troncos cafés de los arboles, no hablaban mucho pues aparte de disfrutar de la música Raúl no estaba de muy buen humor aquel día, Borja apareció de la nada en su apartamento y no se podía negar a no ir con ese encantador chico. Caminaron mientras el de cabellos negros apoyaba su cabeza en el hombro de su novio, estaba decaído, pero no sabía el porqué, Borja solo podía suponer que eran los cambios de humor que tiene uno mientras va creciendo.

—¿Volvamos a casa? —preguntó al mayor, realmente nunca había oído eso de su parte, a su lado siempre quiso estar afuera, en la calle, en cualquier lugar, pero solos.

—Vamos —respondió al menor, a este realmente le daba igual donde estar, con estar con su pequeño estaría feliz

Los pasos iban lentos, de cierta manera a pie era más difícil llegar a casa de Raúl, este cada vez se estaba apagando más, tenía sueño y el frio no ayudaba mucho, su nariz estaba roja

Unos minutos de tanto caminar, Borja notó que su novio no podía más, ya se estaba quedando dormido mientras caminaba, al parecer estaba enfermo

—Hey —murmuró y sostuvo el brazo del chico, separandose de él, este lo miró a los ojos y sonrió un poco— ven —ordenó y abrazó al pequeño por la espalda, así levantandolo entre sus brazos y obligándolo a que este se aferrase de su cuello, rodeó con con sus piernas la cintura del mayor y el castaño sostuvo el cuerpo de su novio— yo te llevaré a casa, descansa

ᵇᵒʸˢ ᵈᵒⁿ'ᵗ ᶜʳʸ ; ˡᵘᶻᵘᵖˡᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora