Donde la madre de Raúl obligaba a su hijo a ir al cyber para hacer amigos y por casualidad conoce a luzu en un videojuego.
"Hey, los niños no lloran, todo esta bien"
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la historia se desarrolla en los años 90's, d...
Las lagrimas caían de los ojos de aquel chico, estaba encerrado en el baño de su casa, evitando a su padre que estaba al otro lado de la puerta, lo habían descubierto, sabían como había llegado a casa, lleno de heridas y sangre. Borja suspiró tratando de calmar su llanto, pero los intentos eran en vano. Todo le dolía y cada vez más sentía que iba a vomitar en cualquier momento. Apoyó su cabeza en el lavabo para dejar que la sangre y saliva salieran libremente de su boca, se miraba al espejo y veía a un chico totalmente horrendo, al demonio mismo.
-¡Borja! ¡Si no sales tú te sacaré yo a la fuerza, hijo de puta! -se escuchó al hombre mientras golpeaba descontroladamente la puerta
Borja sabía las consecuencias al pasar de esa puerta, y serían mucho peor si se quedara ahí como si nada. A pesar de todo él era un chico fuerte ¿no?
Sería tonto de su parte no salir, al fin y al cabo no se podría quedar toda la noche encerrado en el baño. Tomó aire y limpio las lagrimas de su rostro con las mangas de su chaqueta, estaba aterrado realmente.
Dio unos pasos y pudo sentir escalofríos recorrer su espalda, pero finalmente abrió la puerta, para encontrarse con su padre enfurecido, de inmediato entró al baño, agarrando al menor de su camiseta y tirándolo al suelo con fuerzas y sacando su cinturón de su pantalón, para empezar a golpearlo con fuerzas en los brazos y en su rostro. El pequeño gritaba con todas sus fuerzas, cada movimiento le dolía. No podía comprender como un hombre podía ser tan malo, con su propio hijo.
-¡Marica de mierda! ¡No sabes ni defenderte, joder! -exclamó mientras seguía golpeando al joven con fuerzas, así lo habían criado a él y así debía criar
-¡Detente! -gritó Borja con todas sus fuerzas, la estaba pasando realmente mal
Su padre se detuvo y observó a su hijo con desprecio, dejandolo tirado en el suelo
Borja cerró sus ojos y suspiró, nuevamente esas malditas lagrimas estaban corriendo por su rostro. Se levantó para poder vomitar en el suelo y mirarse al espejo, estaba totalmente destrozado. Con una toalla trató de limpiar lo que más pudo y finalmente entró a la ducha, como si estuviese desesperado por darse un baño, abrió el agua caliente y se quitó la ropa, esperando a que esta se calentase. No sabía cómo seguía en pie, pero en lo único que pensaba era en morir.
Dejó que el agua cayera sobre su cuerpo adolorido y cerró sus ojos, pensando en su niño, no sabía cómo estaba, no sabía cómo llegó a casa, y no sabía qué hacer para recuperarlo.
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Se puso su pijama y se recostó en su cama con la luz apagada, aunque no tenía sueño debía dormir para ir por su novio en la mañana.
No sabía qué debía hacer, era su primera relación y no quería terminarla, ni aún. Con algo de dificultad tomó el teléfono que se encontraba en la mesita de luz y marcó el número de la persona que lo había ayudado toda su vida, su prima. Puso el teléfono en su oreja y de recostó con cansancio en su cama esperando a que esta contestara
