La leyenda dice que una noche, antes de que todo existiera, a excepción de los astros, en la Tierra cayó una gota de Luna creado un poder inimaginable. Cuando los humanos existieron la Luna escogió a una mujer para que fuera la guardiana de ese pod...
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— Katsuki...
Masaru le llamó a su hijo. Katsuki se giró para ver a su padre, entendió que era hora, tomo la capa roja y caminó detrás del hombre, fueron hacia la plaza central donde sería nombrado príncipe de Ragonia, Bakugou quería sentirse feliz, estaba a punto de recibir un título, pero sin Izuku no se sentía feliz.
Observó de nueva cuenta el cetro que estaba en su froma de collar y se lo puso, a un lado de este se encontraba un frasco con el pétalo que dejo Izuku al morir, hecho dige. Llegaron y comenzaron las ceremonias; había pasado un mes realizando pruebas que validarían que el era un digno heredero para la corona dragónica. Las había pasado con facilidad, ahora sería nombrado príncipe.
Sus amigos estaban ahí para festejar con él este logro, y aunque Izuku no estuviera sentía su presencia cerca.
— ¡Hermanos! — habló Masaru con voz potente— Estamos reunidos para nombrar a nuestro nuevo príncipe, mi hijo Katsuki Bakugou. — todos los dragones gritaron de emoción, y pronto volvieron a guardar silencio— cumplió todas las pruebas con éxito, por ello me enorgullece nombrarlo Príncipe de Ragonia
Para identificar a la realeza de dragones, la familia real lleva unos collares hechos de rocas nativas de la isla, el príncipe o princesa busca las rocas y esta misma las tallaba, cuando se hacía rey este seguía usando los mismos collares más el que representaba al rey hecho del colmillo del primer dragón. De igual manera se perforaban las orejas y se llegaban a hacer tatuajes
Masaru tomó los collares que Katsuki había hecho, siendo cuatro, dos hechos de piedras rojizas y los otros de unas piedras azules, los colocó sobre su cuello y comenzó la celebración.
Se hizo una pequeña fiesta por Katsuki, múltiples chicas se le acercaban para coquetearle y con suerte ser la próxima reina, pero Bakugou no tenía ese plan, aun le dolía la muerte dle pecoso. Se retiró por un momento de la fiesta para irse hacía la Isla de Nim. Había estado renovando la casa de Izuku en sus ratos libres y ahora lo consideraba su santuario. Al llegar prendió la chimenea y cogió uno de los libros de las estanterías que para su sorpresa seguían intactos.
— Tienen un hechizo de conservación. —habló una voz detrás de él, se giró rápidamente sacando sus garras y mostrando sus cuernos y dientes. Era una persona vestida con una túnica de color morado y detalles dorados. — Por favor, vengo en son de paz.
— ¿Cómo sabes de este lugar? — preguntó furioso, el intruso se quitó la capucha mostrando a una persona de cabello morado con lo que parecía ser unos cuernos enmarcados en una especie de diadema dorada con varios anillos, sus ojos eran de igual forma morados con pronunciadas ojeras.
— Sé que Izuku te habló de mí, soy el Vidente— Katsuki dejo de estar tan a la defensiva. El chico comenzó a pasearse por el lugar. — Veo que aun tienes su cetro y el pétalo eso es bueno.— Katsuki como acto reflejo apretó ese collar contra su pecho.— Bueno será mejor que vayamos andando.
