Reticencia.
La incapacidad de mantener tu boca cerrada antes ciertas situaciones hablan mucho de ti, tu pecado es declarar tu malicia disfrazándose de bondad.
No paraba de llorar, aquellas lágrimas corrían por sus mejillas una tras otra muriendo en el escote de su blusa empapando aquella prenda.
Caminaba demasiado rápido solo quería llegar a casa para desahogarse y pensar.Por fin se encontraba en casa, abrió la puerta lo más rápido que pudo, sus manos temblaban por el conjunto de emociones que corrían en ella, solo empujó la puerta cuando los seguros se abrieron, entrando la cerró con su espalda, deslizándose así hasta quedar sentada en el suelo abrazando sus rodillas.
El llanto no cesaba, eran horas amargas, nada cortas. Intentaba justificar aquel acontecimiento con su amiga, "¿Sería el alcohol lo que provocó ese comportamiento?". Aunque no la perdonaría pronto por haberle golpeado.
Revolvió las cosas en su bolsa hasta encontrar su teléfono, tomándolo con sus temblorosa manos deslizando rápidamente buscando el contacto de su amiga, llamó una vez, otra, de nuevo, una vez más. Solo respondió el buzón.
El reloj corría, pasó el tiempo intentado localizarla, simplemente la venció el sueño por tanta tristeza.||
Con la mejilla menos adolorida y más copas encima, ahí se encontraba Brisa, bailando despreocupándose de todo, silenció el teléfono y lo arrojó ala bolsa, continuó disfrutando sola esa noche.
Coqueteando con los meseros y bebiendo shots con desconocidos era la manera de pasarla bien estando sin compañía. No faltaba con quién bailar, no había trabajo al día siguiente era la excusa perfecta para seguir llenando el organismo de bebidas de dudosa procedencia.<< Que se joda>>. Era el pensamiento la ver las llamadas de su pequeña amiga. El resentimiento puede más que cualquier otro sentimiento y aún más cuando los sentidos carecen a causa de aquellas sustancias.
Entre el gentío, logró ver a dos sujetos, visualmente atractivos, no por su belleza física, sino por la ropa que portaban. ¿ Quién asistiría en trajes así a esos lugares?
Aquellos hombres se percataron de que alguien los observaba, aún así lograron captar la mirada principal y la que más deseaban encontrar.
Se levantaron de su mesa y caminaron con su estilo tan peculiar tanto de su vestimenta como de su forma de bailar, recogieron una bebida cualquiera de la barra y se acercaron a ella.
No le pareció nada extraño, puesto que siempre había algunos valientes que se acercaban a intentar impresionar con cualquier truco barato.-¿Vienes sola o te dejaron cariño?-. Una voz con tonalidad grave algo rasposa pero muy agradable se le susurró al oído.
Algo desconcertada por la acción de aquel tipo por acercarse tanto pero con todo carencia de cordura para darse cuenta realmente de lo que estaba sucediendo a su alrededor, simplemente entabló conversación con aquellos sujetos, podría sacar unas bebidas más y después irse a casa.- Así es, estoy sola-. Respondiendo en su mejor intento de verse normal y arrastrar lo menos posible las palabras.
-¿Cuál es tu nombre?
-Puedo llamarme se muchas formas en este momento-. Todo lo que consumió ya había hecho su trabajo.
Aquel sujeto sonrió de manera tímida, mirando al suelo mientras cruzaba sus manos apoyando las mismas en la barra.
Se paró de frente a ella deslizando el saco con su mano para meterla en el bolsillo, dejando descubierta por accidente su arma, al instante se dió cuenta acomodó su ropa.-Que grosero soy, permíteme presentarme. Soy Edward y él es mi amigo Selym.
-Es un gusto linda-. Exclamó el otro tipo antes de dar por terminada su cerveza. Una mirada que la recorrió de pies a cabeza con gesto de aceptación, levantó ambas cejas mirando a su compañero.
-El gusto es mío. ¿Que les parece si nos vamos de aquí?. El ruido comienza a estresarme.
Edward sonrió de manera insinuante, levantó su mano y con chasquido le dio la orden a su amigo.
-Por su puesto, Selym trae el auto, te vemos afuera.
Habían pasado un par de minutos y aquellos jóvenes salieron del bar esperando al chico con el auto, ella iba abrazada del hombro de Edward, puesto que ya le costaba trabajo caminar.
Esperaron en la puerta hasta que apareció frente a ellos un elegante Mercedez Benz de color negro, a juzgar por la apariencia un reciente modelo.
-Anda, ya está aquí el auto. Sube iremos a otro lugar.
-¡Ah, ah, ah!-. Ella se negó a subir mientras reía, parecía un juego.
Soltó a aquel chico y corrió hacia la parte baja del barrio, donde locales ya estaban cerrados, un lugar con menos luz les complicaría encontrarla.Edward se rió a la par con ella, con la mano que le quedaba libre cerró la puerta del carro y corrió tras de ella. Asintió con una mirada a su compañero que tenían que terminar su misión de una vez.
Edward sacó su pistola y fue al instante a buscarla, no debía escapar.
Brisa no dejaba de correr mientras se tambaleaba debido a los zapatos de tacón que portaba, en una noche de fiesta zapatos de piso no eran opción.
Llegó a un callejón y se recargó tras la pared en paralelo a la calle principal.
Soltando risas tímidas y sin sentido alguno.Selym caminaba en dirección contraria había estacionado su coche al final del barrio completamente solo. Ambos armados con una sola misión.
-¡ No lo hagas más complicado cariño, si sales ahora prometo que no sufrirás!-. Gritaba en las partes más bajas del barrio mientras pateaba algunos contenedores.
¿Que había dicho?. No sufrir, esas palabras recorrieron el cuerpo de aquella chica disminuyendo al instante todas las bebidas que ingirió. No pudo contenerse y vomitó al instante del miedo que le invadió.
Revolvió sus cosas en busca de su teléfono podía llamar aún por ayuda, correr no serviría de nada. Sacó el teléfono, intentó llamar a emergencias, fue inútil, estaba sin batería.
-¡ No tienes a dónde ir linda !-. Los gritos de ambos sujetos se escuchaban con tanta furia y risas de locos.
Acorralada, sin batería, sin poder llamar a nadie.
-B...-. Edward gritó entre una carcajada maniática.
-R...-. De la misma forma lo hizo Selym, pronunciando letra por letra el nombre de aquella chica.
-I...
-S...
-E...
-Y...
-D...
-A...
¿Quiénes eran esos tipos?, ¿Qué necesitaban de ella?, ¿Por qué ella?.
El miedo se apoderaba más y más solo sentía las ganas de llorar, se apegaba cada vez más a la pared como si fuera a tragársela para evitar que la encontrarán.-Briseyda...-. Un susurro en su oído marcó el destino.
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Pinceles
FanfictionMaf Muñóz es una estudiante de criminología que está a punto de terminar su carrera. Cómo prueba final debe resolver un caso al azar sobre cualquier tema. Desafortunada y misteriosamente desaparece su mejor amiga con la cual cursaba, días después e...