LUJURIA.
¿Qué eres capaz de hacer por un poco de placer?
Cuando los deseos de carne sobrepasan el razonamiento y la capacidad de mantener la cordura, provocan un descontrol en nuestro organismo, en nuestra mente, hasta el alma.
Penetran como agujas calientes cada rincón de la conciencia provocando que se retuerza tu cuerpo tirado en la cama, esa sensación imposible de frenar.
Lacera tu piel, llénate de pastillas, muerde tus uñas hasta llegar a arrancarlas de tu carne, desprendete cada cabello del cráneo, muerde tus labios hasta desgastarlos, camina de un lado a otro, tírate de la ventana ante la opresión del deseo y la ansiedad, la necesidad de sentir y disfrutar unos momentos...
Al final es tu placer, no el mío.Después de casi veinticuatro horas de sueño, Bryseida despertó en algún tipo de sala o cuarto.
Cuatro paredes blancas, sin ventanas, lago fría, pues el aire acondicionado estaba encendido y nada más a su alrededor. Solo una silla en la cual se encontraba sentada y una mesa quizás algún tipo de camilla para masajes o algo parecido.
Abriendo completamente los ojos, despertando completamente con un leve mareo que le invade por algunos segundos acompañado de un leve dolor en las sienes. Sacude su cara para deshacerse de aquella sensación y vuelve a mirar su alrededor.-¿Que carajo?-. Susurró a manera de sorpresa con algo de intriga y miedo, el cuál comenzaba a invadirla más y más al recordar lo que había pasado la noche anterior.
Se levantó de la silla, mirando todo lo que había en en lugar, caminó lenta y sutilmente, nada, no había nada, solo una mesa pequeña de un solo cajón, el cual estaba cerrado con llave y sobre ella una carpeta negra con sus pertenencias perfectamente acomodadas dentro de bolsas pequeñas.
Caminó unos minutos por la sala, la cual no era muy espaciosa. Una puerta se encontraba justo a su espalda, exactamente al respaldo de la silla a unos metros.Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, sentía los dedos fríos y sus brazos temblando.
Caminando lento hacia la puerta, llena de miedo, de incertidumbre, que jodida ansiedad se apoderaba de su mente en aquel momento, no saber a dónde llevaba esa puerta, lo que había detrás, quién sabe dónde mierda se encontraba o lo que atormentaba más su cabeza, ¿Que había detrás de esa puerta?Extendió su brazo para tomar la perilla, tomándola, la giró teniendo una respiración alterada, el corazón se salía del pecho, la piel se erizaba a tal punto que sentía que se caía a pedazos.
Un suspiro de alivio salió de manera rápida y de lo más profundo de su ser. Volvió por sus pertenencias intentando acomodar todo de tal manera que pudiera salir con todo en casi que tuviera que luchar o correr. Sacó lo más rápido todo de aquellas bolsas, en un movimiento rápido con las manos arrojó la carpeta al suelo y dejando a la vista parte de su contenido.
Sus ojos se abrieron de par en par, tapando su boca como mano soltando un grito ahogado por lo que veía.
Fotos de ella en diferentes lugares con fecha y hora, estaban esparcidas por el suelo. Se paralizó unos segundos se imaginar a aquel sujeto que se había tomado el tiempo de seguirla, de estudiarla e interceptarla en el lugar exacto. Por la parte interior de la portada se encontraba su nombre escrito, dirección, número telefónico y algunos datos personales.
Comenzó a respirar de manera agitada, sabía que no estaba sola, de estarlo, ¿Quién le había puesto en ese lugar?Con las manos temblorosas y el corazón a mil por hora, terminó de juntar sus pertenencias, tomó su teléfono para poder llamar a emergencias, la policía o alguien que pudiera ayudarle.
Lástima, la batería estaba muerta. Tuvo la menos unos segundos de pánico y desesperación, se golpeó las mejillas para reaccionar y recordó su entrenamiento.Suspiró, guardó el teléfono y tomó de nuevo la perilla de la puerta para salir. Abrió lentamente asomando la cabeza, mirando a ambos lados. Del lado derecho solo una pared al menos a un metro, sin puertas ni ventanas en ese espacio, al mirar a la izquierda un pasillo largo cubierto por pinturas de todo tipo, mezclando los olores de los plásticos, tabaco y vainilla.
Impregnado su nariz y su ropa de aquel olor, recorrió aquel pasillo mirando hacia todos lados buscando una salida, una ventila, puerta o algo que le permitiera pasar a una siguiente habitación.Todas las pinturas eran espléndidos trabajos, formas, texturas y emociones se veían plasmadas en ellas. Al principio todas parecían normales pues había paisajes, retratos y una que otra abstracta.
Que turbio se tornó el ambiente al mirar los últimos cuadros dónde se veían criaturas fantásticas realizando actos de mortandad a seres humanos, algunas figuras religiosas o el castigo divino por así decirlo.Había siete cuadros del lado izquierdo y diez del lado derecho. Los izquierdos, erizaban la piel, daban ganas de vomitar al mirar detalladamente cada parte del cuadro pero solo había cinco terminados y dos en blanco al final.
Del lado derecho todos estaban terminados, eran formas angelicales, en tonos pasteles que le daban un respiro al alma y te transmitían una paz que duraba al menos unos segundos.Cada cuadro de la izquierda tenía figuras diferentes y las personas que aparecían en ella eran distintas también, aunque, esos rostros le parecían familiares, ¿ Donde los había visto antes?
Aquello que se encontraba admirando despertaba en ella las ganas de encontrar al enfermo que hacía estos trabajos, o peor aún, al desquiciado que compró aquellas pinturas.Una última sorpresa asaltó su mente quitándole lo último que pudo recolectar de valor, su cuerpo se comenzó a enfríar, a sudar sin control, temblando su cuerpo se quedó paralizado al ver su rostro plasmado en ese lienzo, siendo devorada por algún ente maligno, consumiendo sus entrañas.
Envidia.
Era el título de aquella obra. De nuevo perdió el control de su respiración y su calma total se perdió en el miedo y la angustia de no tener idea en donde se encontraba. ¿Quién la estaba siguiendo? ¿Que pretendía al dibujarla así? ¿Quienes eran las demás personas?
Corrió al final del pasillo mirando una luz saliendo de una habitación, no dudo y logró ver una ventana, se acercó rápidamente para intentar abrirla mientras chocaba con los muebles de aquel lugar, era una oficina.
Quitando los seguros de manera torpe y apresurada, haciendo que sus manos chocaran contra el vidrio una y otra vez, intento levantarla para poder salir.— ¡Me alegra que hayas despertado cariño!—. Una voz ya conocida le gritó con una risa burlesca y escalofriante sonó detrás de ella a la par de un arma cargándose.
Lo último que escuchó al sentir la mano en su hombro fue:—Es tu turno...
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Pinceles
FanfictionMaf Muñóz es una estudiante de criminología que está a punto de terminar su carrera. Cómo prueba final debe resolver un caso al azar sobre cualquier tema. Desafortunada y misteriosamente desaparece su mejor amiga con la cual cursaba, días después e...