II.

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Habían pasado un par de meses desde la fiesta que hizo Bowie, el par de adolescentes aún conservaban todo lo que habían sacado de la casa sin el permiso de nadie. Durante las largas noches de insomnio sonaban aquellos discos robados, durante el día sonaba la radio que sacaron de la casa de un desconocido y no se arrepentían de nada.



Se sabía que a la escuela había llegado un grupo de alumnos nuevos, seguramente sus calificaciones eran buenas, una estrategia de la junta de profesores para subir el estatus del lugar. Actualmente era una de las mejores escuelas de Hounslow, entonces los jóvenes no comprendían la necesidad de los adultos por querer estar aún más arriba en la "pirámide social" si ya estaban bien. Los chicos pensaban que llegarían jovencitas apuestas y que sería una oportunidad para dejar de masturbarse con revistas pornográficas, en cambio las chicas pensaban que llegarían muchachos y que podrían presumir su noviazgo con su grupo de amigos. Robert y John no estaban exactamente ansiosos por los nuevos, sabían que sólo traerían problemas de bullyng desde el equipo de baloncesto. Ellos eran la excepción, no molestaban pero aún así no dejaban de ser repugnantes por el hecho de que miraban sin hacer nada, a veces incluso reían.

— Oye ¿crees que le gustarás a alguna nena este año? —. Inquirió Bonham

— ¿Qué dices? Ya tengo suficiente con que me acosen durante las prácticas en el gimnasio ¿no crees? —. Plant recordó aquellas veces que miraba a las muchachas esconderse tras la puerta cuando este les lanzaba una mirada, y no estaba particularmente interesado en alguna—. Igual, no perdería tiempo con gente tan idiota.

— Bueno pero... ya sabes, las chicas son buenas para...—. John comenzó a imitar a una joven durante el sexo, empezó a gemir y hacer como si estuviera "cabalgando" un pene.

— ¡¿Qué haces!? Idiota —. Robert empujó a Bonham y ambos comenzaron a reír, sabían que los habían mirado de manera extraña—. No me interesa eso ¿quién necesita a una persona cuando tengo mi increíble mano derecha? Tiempo al tiempo.

— Como digas —. John le dio la razón a Robert cuando tocaron el timbre que avisaba que debían ir a la sala de clases. Ambos se quejaron internamente y se dirigieron al salón. Con cara de amargados sacaron sus libros de lenguaje y lo abrieron en la página indicada. Robert acomodaba su cabello de vez en cuando y John pateaba la silla del chico que se encontraba delante suyo, causando molestias en este.

Habían transcurrido unos minutos desde que empezó la clase y la profesora se puso de pie enfrente del pizarrón— Bien, todos dejen de lado sus libros y pongan atención al frente  —. La mujer abrió la puerta del salón dejando pasar a un pequeño grupo de adolescentes —. Bueno muchachos, estos son los nuevos alumnos, espero que los reciban con los brazos abiertos y que se lleven bien—. Primero apareció una chica de cabello largo y desordenado, tenía un pequeño montón de pulseras en sus muñecas y anteojos circulares. Luego de ella pasaron tres jovencitos más, pero la mirada de Robert se centró en solo uno, su cabello era oscuro, ojos verdes y contextura delgada. Era el mismo que se había encontrado en el baño hace un tiempo, su cerebro dudaba en por qué aparecía ahora.

— Pensé que estudiaba acá desde antes ¿por qué estaba en el baño ese día? —. Robert no dejaba de mirarlo y notó que traía sus audífonos puestos, igual que la primera vez que se lo encontró.

— Bien, ella es Janis, el es Bob, John, George...— La profesora decía los nombres de los alumnos recién llegados y cada uno daba una pequeña introducción de quienes eran, sus gustos, el porqué de su estadía en la escuela, etcétera. Llegó el turno del chico que era del interés de Robert, este se acomodó en su asiento y no dejaba de mirarlo.

You could be mine; JimbertDonde viven las historias. Descúbrelo ahora