09

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Solo.

En medio de una habitación ordenada, silenciosa, iluminada por lo rayos del sol que se cuelan entre las cortinas de las ventanas. Chuuya despertó completamente desorientado. Miró a su lado, pero ella no está. Se sentó, con su espalda marcada de rasguños, los hombros con marcas de mordidas. Reviso la hora, confirmando que es realmente tarde, suspiró y luego de ponerse el bóxer salió de la habitación.

El desastre de anoche ya no está. Dedujo que Tomie se levantó mucho antes y organizo toda la casa y su habitación. En la mesita frente al sillón, una nota perfectamente doblaba le esperaba.

"Te prepare algo para comer, búscalo en la cocina. Yo salí a comprar unas cosas, te veo más tarde.

- Tomie. "

A lado de un nombre, un beso marcado con labial rojo adorna la nota.


[...]


— Perdona que haya llegado tan de repente —musitó, entrando al departamento. Lo primero que vio al llegar a la sala, fue esa enorme fotografía de recién casados.

— No, no pasa nada. Es bueno tener visitas de vez en cuando, paso ratos sola aquí en casa y —una inesperada melodía interrumpió sus palabras. El sonido anunciante de una llamada captó la atención de ambas.

— Lo siento ¿Te importa si contestó?

— Claro que no, adelante —dijo sonriendo. Después fue a la cocina por algo de beber.


— Hola —dijo al tomar la llamada— ¿Qué tal estás?

— Hola... Me arde un poco la espalda y mis hombros duelen —sonrió de lado— Pero estoy bien ¿Tú cómo estás? ¿A dónde fuiste?

— Vine al centro a comprar un par de cosas.

— ¿Por qué no me despertaste? —preguntó, calentando la comida que le dejo en la cocina.

— Te veías realmente cómodo durmiendo.

— ¿Ah? —enarcó una ceja— ¿A qué te refieres con eso?

— Siempre luces cansado, Chuuya. Incluso cuando duermes. Pero hoy te veías tranquilo.

—...

— Volveré en un rato ¿Está bien? Come y no te preocupes por mí.

— Tch... Está bien.

Chuuya la escucho reír dulcemente.

— Te quiero —musitó por primera vez y colgó.

— ¿Eh?

Observó la pantalla del celular "llamada finalizada" y sonrió de lado, sintiéndose extrañamente avergonzado.


— Lo siento por esta interrupción —dijo, guardando el celular en su chaqueta.

— No pasa nada. Espero que te guste el jugo de naranja.

— Claro —sonrió. Sin embargo, las interrupciones no terminaban.

No, en realidad, Tomie esperaba que esto sucediera. Se escuchó la puerta principal siendo abierta y después cerrada. Los pasos lentos por el pasillo hicieron que los ojos de Tomie brillarán con suma malicia.

— Iré a recibirlo —murmuró y fue a dónde aquella persona. Tomie pudo escuchar parte de su conversación— ... Por cierto, hay alguien que vino a verte. Dice ser una vieja amiga tuya.

— ¿Vieja amiga? —cuestionó extrañado. Ambos caminaron a la sala y entonces quedó en shock. Sus oscuros ojos se encontraron con los seductores y manipuladores ojos amarillentos. A los segundos, luego de que su mente descifrara lo que está pasando, su expresión cambio a una seria y amenazante— Tomie.

— Cuánto tiempo, Dazai —saludó con una sonrisa.

No espera ver a Tomie sentada en el sofá de su departamento, mucho menos en compañía de su esposa. Era una idea anormal, teniendo en cuenta que la creyó muerta hace tres años.


[...]

En la oscuridad de la noche, Dazai observa el techo de su habitación. A su lado duerme plácidamente su esposa, escuchar su suave respiración es algo que le tranquiliza normalmente, pero en una noche como hoy, no hay nada capaz de darle calma.
Tomie se adueñó de sus pensamientos nuevamente, solo que esta vez, no fue por lujuria o algo similar, fue por preocupación. Aquella sonrisa perfecta y amable cautivo incluso a Hatsuyo, verlas a ambas conversar y reír era como ver una película de terror. Nunca se sintió amenazado por algo, sin embargo, la repentina presencia de Tomie le causó escalofríos. No creyó que Chuuya fuera capaz de mentir con la muerte de ella, pero tal vez confío demasiado en su excompañero.

Comenzó a recordar el día en que todo inició.

Ese momento exacto en que sus ojos conectaron por primera vez y vio en ella la misma mirada perdida, casi diciendo "la vida no tiene sentido". Se sintió tan identificado, que creyó en el amor a primera vista en ese instante, y sin pensarlo dos veces le propuso un suicidio doble, algo que, en aquel entonces, jamás había dicho. E increíblemente funcionó.

Pero ahora lo entendía. Ella necesitaba a alguien y se aferró a él con todas sus fuerzas. Él quería algo que le hiciera sentir vivo, pero en aquel entonces su mente estaba retorcida y corrompió el corazón de una joven que solo buscaba algo de compañía. Tomie no era desvergonzada ni mucho menos una asesina. Ella era un alma dulce que quería tener un romance normal y Dazai le tiñó de rojo sus manos y de perversidad su mente. Era un alma herida, buscando a cualquier persona que le mostrará algo de atención. Se aprovechó de su vulnerabilidad e hizo lo que quiso con ella hasta convertirla en lo que es hoy.

Una mujer que no le tiembla la mano para disparar un arma. Una dama vulgar que le gusta el sexo intenso. Una joven con tendencias sádicas. Un alma trastornada y envuelta en la locura.

Si la hubiera conocido hasta después de que él se unió a la Agencia, seguro habría protegido y amado esa alma cariñosa, se habría enamorado de la manera de mirarlo, su sonrisa y su voz diciendo "eres lo que me hace feliz". Ella le habría hecho decir "vale la pena seguir viviendo" y él hubiera puesto aquel bonito anillo en su dedo.

Pero no, la conoció en una época oscura de su vida y la mancho de esa sucia oscuridad.

«¿Será muy tarde para pedir perdón?» se cuestionó mirando dormir a su esposa.

Amor al indigno 『 Osamu Dazai 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora