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[  h e y !  ]

De una cosa estaba seguro: odiaba los viajes en auto. Podía durar unos cuantos minutos de un lugar a otro, pues caminar tampoco era muy conveniente cuando siempre se sentía apurado. Pero jamás había pensado en viajar durante horas y horas. En ese caso, hubiese tomado un avión para llegar hasta su destino.

Sin embargo, no tenía opción cuando se trataba de mudarse a casa de sus padres.

No estaba muy contento por lo que había pasado él y la empresa ahora en bancarrota, pero no tenía otro lugar dónde quedarse después de que lo sacaron de su propio hogar. Había sido inaceptable. Incluso, hasta su mascota decidió quedarse con su mánager en vez de irse con él. Realmente inaceptable.

Pero, ¿qué más daba? No había otro lugar al que podía ir en el que lo recibieran con los brazos bien abiertos. Además de que no quería molestar a sus parientes por tener sus propias vidas.

Otra cosa que había detestado del viaje en auto, fue el no tener señal para comunicarse con las personas importantes en su trabajo que pudieran ayudarlo y sacarlo en el problema en el que estaba metido. Claro que grave no era, pero se trataba de su único trabajo. Había vivido como rey todos esos años, volviéndose devastador así de repente. Y es que no hay mucho qué explicar, pues simplemente su trabajo no fue un éxito al fin de cuentas y ya no podrían pagarle. Siendo despedido como la única opción.

Fuera de todos sus problemas y angustias, dejó de intentar tener contacto con alguien y se recostó en el respaldo del asiento, descansando su cabeza sobre éste. Suspiró, llevando la vista al camino cruzando la ventana. El pastizal en primavera siempre sería una de las vistas más preciosas en el mundo. Le tranquilizaba ver lo verde y azul de la naturaleza, pues vivía rodeado de edificios desde que había cumplido los nueve años.

Se sentía tranquilo y lleno de paz a pesar de todo. Podría descansar un tiempo y simplemente preocuparse por sí mismo y sus padres. Así que no tenía porqué verle el lado malo a todo esto.

Quedándose dormido tras un par de minutos.

[ 🌷 ]

—Joven Choi. —Llamó el chófer, girando en su asiento para comenzar a mover la rodilla de su pasajero en brazos de Morfeo. —Joven Choi. —Repitió, viéndolo finalmente enderezarse para observar a su alrededor como si desconociera cómo y qué hacía allí. —Hemos llegado, YeonJun ah.

—Oh... —Carraspeó su garganta, acomodando su vestuario y su cabello azulado. —Gracias por todo, HoSeok hyung.

—No es nada. Es una lástima que será el último favor que te haga como chófer. —Volvió a sentarse correctamente en su asiento, viéndose decepcionado, pero positivo ante todo. —Aunque, puedes llamarme cuando quieras por si necesitas algo. —Miró al menor por el espejo, notandolo absorto en sus pensamientos y la vista en la ventana a su derecha. —¿Pasa algo?

—Hace años no veo a mis padres...

—Cierto... Pero, no debes sentirte intranquilo. Son tus padres. Dudo que te nieguen el paso.

—No conoces a mi padre, hyung. —Bajó la cabeza, jugando con el móvil.

—Tal vez no. Pero si te muestras firme y seguro, puede que le convenzas. —Esta vez sólo giró su cabeza, mostrando aquellos hoyuelos en una pequeña y dulce sonrisa. —Anímate. No es tu culpa estar ocupado siempre. Estoy seguro que se alegrarán de verte.

—En todo caso... Estaría dispuesto a recuperar el tiempo perdido.

—¡Esa es la actitud! Anda, muchacho. Tu familia espera. —Dio unas palmadas al asiento, dándole más ánimos.

𝑭𝒍𝒐𝒘𝒆𝒓 𝑮𝒖𝒚 [ YeonBin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora