𝑭𝒍𝒐𝒘𝒆𝒓 𝑮𝒖𝒚 [ YeonBin ]

01

[  s o r r y  ]

Limpió las suelas de los zapatos en el tapete frente a la puerta, que no tenía chiste limpiar solamente la parte de abajo, pues se había atorado en un charco de lodo que no había visto por estar lamentándose de aquel momento tan incómodo con aquel joven.

¿Él qué iba a saber que tenían dueño? Estaban libres sin alguna señal que dijera "No tocar". Claramente, ni siquiera se hubiese acercado.

Además, había mencionado a su madre, aunque no vio a nadie más junto a ellos. Le había parecido extraño, incluso. Estuvo un gran rato ahí y no lo había visto.

Pero no importaba, había conseguido al menos una flor, y la próxima vez que lo vea le pediría disculpas y así probablemente consiga más de esas bellezas.

Abrió la puerta de la casa de sus padres, dejando lo que en sus manos tenía sobre un pequeño mueble junto a la entrada, quitándose después los zapatos y así dejarlos afuera para después lavarlos. Dejando la puerta cerrada, el olor a estofado llegó hasta su nariz, causándole un cosquilleo por lo bueno que parecía estar.

—Debe ser él. —Escuchó decir a su padre, y supuso que su madre había llegado tras escucharla chillar de emoción.

—¿Cómo me veo? ¿Me veo decente? —Interrogó la mujer, y YeonJun sonrió divertido. Su voz era tan dulce y amigable que le dieron ganas de llorar. No imaginaba que perdería ese tono tan rápido. —YongMin, ven por favor. —La castaña salió de la cocina, haciendo un vaivén con su mano en dirección al mayor. — ¿Ese muchacho de ahí es mi hijo? —El de cabellos azulados rió ante la expresión de su madre, pues fingía sorpresa a sabiendas de que efectivamente lo era. —Mira nada más. —Tapó su boca, relajando su expresión cuando su esposo regresó a la cocina después de haberle afirmado que lo era. —No puedo creer que mi niño feo se haya convertido en un hombre alto y guapo.

—Dios mío. —Bufó con gracia, dando unos pasos hacia adelante como ella lo hacía.

—¿"Dios mío"? Dios mío fue el que me dio la bendición más perfecta que pudo existir.

—C-Creo que ya exageras, madre.

—¡Voy a exagerar todo lo que quiera! Hace años que no veo a mi bebé y me da un golpe en la cara por tremendo guapetón que es ahora. —La sonrisa del menor fue aplastada por las suaves manos de su contraria. —Mírate, YeonJun. —Sonrió tristona, haciéndole saber a su hijo que estaba a punto de llorar. —Estoy segura de que tienes a muchas chicas detrás de ti.

—B-Bueno, podemos cambiar de tema ya.

—Te extrañé mucho.

—Y yo a ustedes. —Se inclinó un poco, abrazando del torso a su mayor y después levantarla un poco para hacerla reír y dejar ese sentimiento de tristeza a un lado.

—¡Y qué fuerza! —Fue depositada en el suelo, tomándolo de los bíceps y apretándolos un poco. —Definitivamente estaré llena de nueras.

—¡Basta, mamá!

—Ya, ya. —Carcajeó, retirando el par de lágrimas que había caído. —¿Dónde estabas? Dijo tu padre que te habías ido justo cuando llegué.

—Oh, sí. —Se dio la vuelta, tomando aquella flor que aún se mantenía sobre el mueble marrón. —Había salido a caminar un rato y encontré un grupo de tulipanes aquí enfrente. —La castaña desapareció la sonrisa en sus labios al ver la flor cortada en su mano. —Pensaba conseguir un ramo para ti, pero-

—¿Cortaste esa flor del campo de aquí enfrente?

—Eso fue lo que dije, s-sí. Pero-

—No, cielo. ¿Qué hiciste? —Recibió el tulipán con algo de pena. —El dueño-