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[ e n d ]

Podía jurar que percibía el olor a lluvia y a césped mojado, podía escuchar el resto de la lluvia resbalar por las orillas del techo de la casa, de las vallas e incluso de los árboles. Todo estaba tan tranquilo y silencioso que deseaba mantenerse de aquella forma. Y despertando completamente, dándose cuenta de a quién estaba abrazando bajo las calientitas cobijas corales de la habitación de invitados; anhelaba más la situación en la que se hallaba.

SooBin continuaba dormido. Con su boquita entreabierta y su mejilla siendo aplastada por el hombro del mayor, lo hacía demasiado adorable. Mantenía sus brazos alrededor de su cintura mientras el de cabellos azulados tenía un brazo entre la almohada y la cabeza del menor, y la otra descansaba con pereza sobre su cadera.

Se removió un poco para acomodarse, sin lograr despertar al castañito. No obstante, el fuerte golpe contra la puerta principal, quebró todo el preciado silencio en el que se encontraban rodeados, sobresaltandolos a todos dentro del hogar, en especial al menor, quien se había despertado a causa de esto.

YeonJun quiso ignorar la furia con la que había sonado aquel llamado para que abrieran la puerta, prefiriendo desviar la mirada a su pareja, encontrandolo con su mano hecha puño y envuelto en la manga roja de la sudadera, tallando su párpado izquierdo para quitar el ardor del sueño.

-Buenos días, bonito. -Murmuró YeonJun, acurrucandose más entre los brazos del jovencito. -¿Cómo te sientes?

-Estoy bien... Eso creo.

-¿Quieres hablar, o prefieres esperar?

-¿Está bien si-

Y de nuevo, el desesperante ruido de la persona lo fastidió. Su intención había sido levantarse, bajar las escaleras y enfrentar al desconocido, sentándose únicamente cuando escuchó la voz grave y áspera que había escuchado hace unas semanas, ladrando el nombre de la persona a su lado.

Choi menor se tensó en su lugar, incrustando la mirada en las sabanas debajo suyo, encogiéndose y tratando de que nadie lo separe de esa cama.

Los padres de YeonJun caminaron a paso rápido por el pasillo y bajaron lo más pronto posible antes de que el padre de SooBin tumbara la puerta y no se dignara en arreglarla. Y el hijo de aquella casa pensó en seguirle los pasos y meterle un puñetazo en la mandíbula a ese hombre. No tenía idea de lo que había pasado esa noche, pero solo recordar las condiciones en las que había llegado SooBin, hecho un desastre, no lo dejaba tranquilo.

La mano del castaño rápidamente se aferró a la muñeca de su mayor, negando con su cabeza y pidiéndole que no lo dejara solo por nada en el mundo. Y no tuvo otra opción más que escuchar desde arriba la conversación de los más grandes, teniendo la temerosa mirada de su pequeño encima.

-¡Santo dios, BoAhn! ¿Qué demonios te pasó? -Los rostros de la pareja más grande, estaba aterrorizada por verlo de aquella manera.

Su rostro se arrugada por la furia que lo llenaba, sus cabellos alborotados, su pecho inflandose una y otra vez por su frenética respiración. Y lo que más les había impactado, había sido los hilos de sangre que caían de su cabello, tintando su frente, nariz y oreja. Su ropa se había manchado de igual manera, pero eso pasaba desapercibido al ser de un marrón muy oscuro.

Parecía un completo lunático recién salido de la maldita cárcel.

-SooBin. ¿Dónde está ese infeliz?

-¿T-Te atreves a preguntar sobre él después de la locura que intentabas hacer? -JinYon fue la primera en protestar por sus acciones. SooBin le contaba todo lo que su padre le llegaba a hacer, pero jamás escuchó algo más fuera de los golpes. Tocarlo, había sido el límite. -¿¡Qué rayos tienes en esa maldita cabeza, hombre!?

𝑭𝒍𝒐𝒘𝒆𝒓 𝑮𝒖𝒚 [ YeonBin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora