No tenía idea de la hora que era pero aún no amanecía.
Podía ver por la rejilla de aquella puerta de metal un cielo oscuro que era iluminado por una luna brillante.
Los pasos se detuvieron justo delante de la puerta.
No podía visualizar quién era debido a que la rejilla solo me dejaba ver unos centímetros del exterior.Val se acercó detrás de mi y me abrazó fuertemente mientras comenzaba a sollozar.
Le hice una pequeña seña de silencio, deseando mentalmente que aquella silueta se alejara del lugar.
Después de un largo minuto la puerta comenzó a abrirse lentamente con un estruendoso chillido.
Val y yo estábamos pegadas a la pared contrario a la puerta.
Era sólo uno y nosotras dos.
Una de nosotras podía escapar.
Así que la tomé fuertemente de la mano y antes de que la silueta diera un paso adentro de aquel hoyo, la jale a mi lado corriendo hacía afuera.
El movimiento fue tan rápido y brusco que no pude detenerme a mirar a quién nos estábamos enfrentando.
Estábamos en el bosque. A oscuras.
Corrimos. Corrimos con todas nuestras fuerzas hasta sentir como mis pulmones ardían.Pero no hallabamos un camino para salir de ahí.
Valerie se tropezó con un tronco que estaba justo en nuestro paso. Y dio un grito ahogado.
Trate de levantarla con rapidez deseando que nadie nos hubiera escuchado.
Pero fue en vano.
El sonido de alguien pisando hojas secas cerca de nosotras nos hizo quedarnos heladas en el suelo.
Estaba cerca.
Tan cerca que comencé a ver su rostro.-¿Caleb?- Pregunté esperanzada. La luz de la luna iluminó su rostro.- ¡Caleb!- Jadee al verlo ya frente a nosotras. Él me abrazó y yo descanse mi alma en su abrazo.- Estas aquí. Elliot nos encerró. Logramos escapar. Sacanos de aquí por favor.- Dije casi sollozando.
Caleb se llevó el dedo al labio para decirme que guardara silencio.
Luego se inclinó para ver la pierna de Valerie.-Esta herida. Tenemos que irnos de aquí. No tenemos mucho tiempo.- Murmuró mientras cargaba a Valerie.
Yo asentí con la cabeza mientras comenzábamos a caminar.
Trate de controlar un poco mi respiración. Caleb estaba ahí. Estábamos a salvo.
-¿Dónde está Tyler?- Pregunté en voz baja.
-Con Craig.- Murmuró.
-¿Y el resto?- Volví a preguntar.
-Buscando a Elliot.- Respondió Caleb.- Escucha. En un momento vendrán a buscarnos. Nos vamos a refugiar justo ahí.- Dijo señalando con la cabeza a una pequeña casa de madera que estaba a unos metros de nosotros.
¿Acaso era más peligroso ir a casa que quedarnos justo en medio del bosque?
No quise preguntar más y me limité a seguirlo.
Llegamos a la casa y la madera chilló ante nuestro peso.
No tenía puerta así que entramos y era solamente un lugar oscuro, repleto de polvo y moho y vacío.
Caleb dejó a Valerie en el suelo mientras le rompía una parte del pantalón.
Valerie se había enterrado un pedazo de alambre por debajo de la rodilla y comenzaba a sangrar.
-Eso se va a infectar. Tenemos que curar esa herida.- Dije mientras miraba de Val hacía la puerta.
-En cuanto venga el resto lo haremos. Aquí no hay nada. Vamos a esperar.- Musitó entre dientes Caleb.
El tono de su voz había sido sombrío algo inusual en él.
Miré a Valerie una vez más y me percaté de su mirada de alerta.
Caleb estaba parado en la entrada de la casa.
-¿Por qué no estás con el resto?- Pregunté repentinamente a su espalda.
-Vine a buscarte.- Respondió él sin cambiar de posición.
-¿Cómo sabías en dónde estábamos?- Comencé a sentir un sabor amargo en la boca. Aquella sensación de querer vomitar¿Era miedo?
-Anne, he estado buscándote desde que te perdí de vista.- Volvió a decir con el mismo tono de voz que había empleado antes.
Las arqueadas en mi estomago se hicieron más intensas.
-¿A qué te refieres?- Susurre.
-¿Podrias guardar silencio por una maldita vez?- Granzo esta vez volteandose hacía mí.
Di unos pasos torpes hacía atrás hasta que caí de trasero en el piso helado.
-¿Qué está sucediendo contigo Caleb? ¿Por qué nos trajiste aquí? ¿Por qué no están los demás? ¿Por qué no le has dicho a Tyler en dónde estamos?- Dije con un nudo en la garganta aún en el suelo.
-Calla y verás.- Respondió con frialdad mientras regresaba nuevamente a su posición en la puerta.
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Inexplicable
FantasyUn viejo tren. Una cámara en mis manos. Él observandome con sus enormes ojos a tráves de la ventanilla. Una sonrisa perversa y arrogante en su rostro. Y claro, un pésimo sentido del humor. Él dijo: "Bienvenida a mi mundo, Anne." || EN PROCESO || 202...