Amores de Estaciones. LGBTQ+ 🌈 #ECA2020

Invierno

Capítulo 3. Parte 1

—Pasa, siéntete como en casa —dije con indiferencia mientras abría la puerta de mi departamento y entrabamos Hiroshi y yo.

Ambos dejamos nuestros abrigos, gorros y guantes en la entrada, y pasamos a la sala de estar.

Aún me pregunto cómo habíamos llegado a esta situación.

Habíamos estado en contacto los últimos días a través de mensajería de texto, tratando de encontrar un lugar para reunirnos, y esa tarde habían perdido una hora yendo desde la biblioteca, la cual estaba repleta mientras todos estudiaban para los próximos exámenes de mitad de semestres, y las cafeterías alrededor de la facultad. Pero a mí me gustaba dar mis tutorías en un ambiente silencioso y apacible, ya que me molestaba el ruido de las multitudes y me molestaba que mis alumnos se distrajeran constantemente.

Fue por eso que decidí traer a Hiroshi a mi departamento, el cual quedaba relativamente cerca de la universidad, porque no pudimos ir al departamento de Hiroshi porque él vivía con otras tres personas y todos eran ruidosos deportistas que no nos hubieran dejado estudiar en paz.

Así que si, tuve que sacrificar mi espacio seguro, para ayudar a ese tonto niño lindo que hacia latir muy rápido mi corazón.

—Vaya, es muy bonito, ¿vives solo? —Preguntó mientras miraba a su alrededor con asombro.

El departamento era muy pequeño, solo estaba dividido en tres habitaciones diseñadas como un dormitorio con baño incorporado, una sala de estar, y una cocina, pero el espacio era muy cómodo y estaba muy bien organizado y diseñado. Tenía colores fríos dominando la estancia, como turquesas, grises, negros, y algunos toques de azul marino y blanco. Los sofás frente a la chimenea artificial eran muy cómodos y de buen tamaño, y la cocina tenía un diseño muy minimalista pero funcional.

Esta demás decir que yo no tuve nada que ve con la decoración y que estaba así cuando compre el departamento algunos años atrás.

Nunca lo había tomado mucho en cuenta, pero mientras veía la aprobación en los ojos de Hiroshi, no pude evitar sentirme un poco orgulloso de lo que tenía.

―Sí, mis padres murieron hace unos años, y me dejaron un considerable fondo fiduciario que pago por el departamento —respondí volviendo a la conversación.

Lo observé moverse hasta que se sentó a mi lado en el sofá con una sonrisa tímida en los labios.
Cuando pensamientos un poco inapropiados invadieron mi mente, aparte mi mirada de su rostro y comencé a sacar el material de estudio de mi bolso mensajero para dejarlo sobre la mesita de café delante de nosotros.

Era mejor que nos concentráramos en el tema por el que nos habíamos reunido, o yo comenzaría a olvidar porque era una mala idea involucrarme con él, en favor de saber que tan bien se sentirían sus labios sobre los míos.

―Bueno, comencemos por los temas básicos que irán para los exámenes de mitad de semestre —comencé mientras sacaba el plan de estudio del profesor Edwards y los ejercicios prácticos que los acompañaban—. Pienso que no es necesario que empecemos desde el principio, el asistente del profesor me ha dejado ver tus anteriores exámenes y trabajos, asique ya tengo una idea de cuáles son tus deficiencias y he ideado un plan de estudio en consecuencia. Estarás listo para aprobar los exámenes con sobresalientes dentro de dos semanas.
Hiroshi me observo en silencio durante unos segundos y yo fingí no notar el rubor de vergüenza, debido a mi verborrea sin sentido, en mis mejillas.

—Tu eres el experto, hare todo lo que me digas —respondió aun con su sonrisa en sus labios—. Empecemos.

Estúpidas palabras que hacen latir mi corazón.

El resto de la hora la pasamos haciendo hoja tras hoja de ejercicios prácticos mientras el sol se ocultaba y la noche comenzaba a hacerse presente.

La mayor parte de la conversación la hacía yo mientras trataba de hacer que Hiroshi entendiera la parte teórica que iba con cada uno de los ejercicios, para que pudiera asociar lo uno con lo otro, y le resultara más fácil desarrollarlos en el momento del examen.

Hiroshi era un estudiante dedicado, y simplemente asentía con concentración cada vez que le decía algo, con un ceño fruncido en su frente mientras miraba atentamente los ejercicios cada vez que le señalaba en que parte de había equivocado y porque, sus ojos oscuros centelleando con determinación.

Yo trataba fervientemente de llevar todo en un ambiente profesional y distante, sin embargo, en su lugar de eso me encontraba a mi mismo mirado a Hiroshi muy disimuladamente cuando no tenía que hacerlo.

Observaba la forma en que sus largas pestañas hacían sombra sobre sus pómulos cada vez que pestañeaba, la forma en que sus labios se movían mientras murmuraba en voz baja tratando de memorizar las formulas, la forma en que su cabello muy liso caía una y otra vez sobre su frente y como él constantemente tenía que estarlo moviendo hacia atrás cuando caía sobre sus ojos, el leve latir del pulso en su delicado y estilizado cuello, la forma en que sus gráciles dedos de uñas cortas y limpias se movían sobre las hojas de papel de su cuaderno.

Todo.

Todo él me tenía completamente hechizado.

Su perfume ligero invadía mi nariz y la visión de su cuerpo nublaba mi vista.

Solo observarlo me dejaba completamente fascinado y fuera de mis sentidos.

Nunca había sentido tanto deseo por una persona en mi vida y eso me estaba volviendo completamente loco por él.

Era una lujuria muy grande que me costaba contener, especialmente porque se mezclaba con otros sentimientos en los que no quería pensar en detalle.

Nunca había sentido nada como esto antes, esta atracción tan irresistible e instantánea hacia una persona.

Anteriormente mis sentimientos de atracción por una persona desaparecían muy rápidamente, pero han pasado meses desde que conocí a Hiroshi, y me estoy dando cuenta con sorprenderte claridad, de que en vez de desaparecer, esta atracción no ha hecho nada más que crecer, hasta el punto en el que me cuenta detenerme a mí mismo de inclinarme hacia adelante, tomar su rostro pequeño y pálido entre mis manos y besarlo hasta que este jadeando sin poder respirar.

Siempre había dado por hecho que nunca llegaría a experimentar lo que era estar loco por alguien, no de la manera en la que las demás personas lo hacen al menos, pero yo no soy un tonto, y a pesar de que no lo he experimentado antes, se lo que es un enamoramiento, y aunque me niegue a aceptarlo, eso es lo que siento.

En este momento Hiroshi me está volviendo completamente loco, y mi enamoramiento por él esta nublando completamente mis sentidos.

¿Quién diría que tendría que conocer a este pequeño chico medio japonés para poder enamorarme?

—Creo que es hora de que me vaya —dijo Hiroshi sacándome de mis pensamientos.

Yo quería decir algo, inventar alguna excusa para que se quedara, pero no se me ocurrió nada, habíamos sobrepasado el tiempo asignado por media hora más y ya había anochecido hacia tiempo, además de que habíamos completado el material asignado para esa sesión, por lo que no había ninguna razón factible que pudiera dar para que él se quedara.

Antes de que me diera cuenta Hiroshi ya estaba recogiendo sus cosas y preparándose para marcharse.

—Está bien, lo hiciste muy bien hoy —respondí fingiendo indiferencia mientras me levantaba al mismo tiempo que Hiroshi y comenzábamos a caminar hacia la puerta.

—¿Puedo volver mañana?  —preguntó tímidamente mientras tomaba su abrigo, sus guantes y gorro.

―Claro, mañana a la misma hora está bien —dije tratando de darle una sonrisa ligera.

La sonrisa que recibí a cambio fue grande y deslumbrante.

—Genial, nos vemos entonces —dijo mientras abría la puerta y comenzaba a salir.

―Nos vemos —digo en voz baja mientras lo observo marcharse.
Una vez que se ha ido golpeo mi cabeza contra la puerta cerrada, mis pensamientos completamente caóticos y discordantes.

Maldita sea, ¿Qué es lo que voy a hacer? Si esto continua así, si estos sentimientos extraños no se detienen, no voy a ser capaz de contenerme y voy a terminar haciendo una estupidez de la que después me arrepentiré.