Primavera

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Capitulo 3.

Noah

Algunas horas más tarde froto la suave toalla sobre mi cabello húmedo mientras entro en la habitación.

Todo está levemente iluminado por la luz de la pequeña lámpara de mesa a un lado de mi cama y suspiro mientras me siento en el sillón al lado de la ventana.

El chico que duerme en mi cama suspira y se mueve de un lado al otro cada pocos segundos mientras su respiración es un poco pesada e inestable.

Cuando lo encontré en el parque el chico estaba casi cerca de la congelación, su piel fría y sudorosa estaba muy pálida, pero en estos momentos se encontraba con las mejillas rojas y calientes debido a la fiebre.

Una vez que llegamos a mi casa había intentado secarlo lo más rápido posible para que su cuerpo no siguiera enfriándose, había encendido la calefacción al máximo y luego de eso lo había metido en mi cama y lo había arropado muy bien, pero una vez que su cuerpo empezó a entrar en calor no se detuvo y en su lugar comenzó a subir más de temperatura.

Había estado un poco preocupado sobre si llevarlo o no al hospital, pero en este momento era prácticamente imposible, la lluvia no hacía sino empeorar y ganar intensidad, al punto de que parecía casi un diluvio, por lo que sería casi imposible llamar a un taxi en medio de tanta tempestad y mi auto no estaba disponible por el momento, por lo que no quedaba otra opción de tratar de bajar la fiebre del chico y esperar a que dejara de llover.

Con otro suspiro me levante del sillón y me acerque a la cama. Con cuidado retire el paño húmedo y caliente de su frente y volvía a humedecerlo con agua. Una vez que el paño húmedo estuvo de nuevo sobre su frente el chico puso una mueca dolorida sobre su rostro cuando el material frio entro en contacto con su piel caliente.

Me senté a su lado en la cama, apoyando la espalda en el cabezal, y no pude evitar quedarme observándolo un poco más de lo debido, pero es que no pude tenerme después de saber que no solo era mayor de edad, sino que incluso éramos congéneres de la misma generación con solo una diferencia de meses entre nuestras edades, de lo cual me entere cuando tome su billetera y vi su DNI.

Su cabello es de un  delirante rojo naranja, como si fuera un irlandés, con pequeñas pecas que bañan la cima de su nariz y sus pómulos, dándole un color dorado a su pálida piel, sus rasgos son finos y afilados, llenos de muchos ángulos delicados, por lo que podría apostar que cuando sonríe es una persona muy hermosa.

Sus labios son un poco llenos y de color rosa claro, a pesar de que aún no podía ver el color de sus ojos debido a sus parpados cerrados,  me moría de ganas por saber si serian de un color tan hermoso y atrayente como su rostro.

Sin siquiera pensar en lo que hacía, pase mi dedo por sobre la piel de su mejilla en una suave caricia.

Él hizo una mueca de sufrimiento mientras un sollozo ahogado salía de sus labios entreabiertos. Pequeños murmullos salían por sus labios mientras lagrimas comenzaban a caer por su rostro. Definitivamente algo muy malo le había sucedido a él como para tener tal expresión de sufrimiento y pena incluso mientras dormía.

A pesar de saber que no era de mi incumbencia, no pude evitar querer saber cuál era la razón de todo eso. Quería saber la razón por la que alguien como él se vería tan miserable.

—Esta será una noche larga —dije para mí mismo mientras quitaba la mano de su rostro y me levantaba de la cama.

Apague la luz de la lámpara y salí de la habitación dejando al chico descansar mientras lloraba en sueños.

Esta noche el sofá seria mi cama.

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