Ese día, el camino hacia el hogar de la nipona se le hizo más lento que de costumbre. El músculo en su pecho bombeaba la sangre a mayor velocidad de lo común. Repasó mil veces lo que diría en su cabeza, no podía cagarla, no esta vez.
Por un momento, cuando estuvo parada justo enfrente del enorme portón de los Miyawaki se vio tentada a dar media vuelta y regresar por donde vino. Si lo pensaba mejor, ella no estaba preparada para semejante paso que daría a continuación.
El día anterior, durante la salida en el cumpleaños de su amiga, se dio cuenta y se planteó definitivamente que ella quería tanto a la japonesa de tal forma, que no podría verla de otra manera que no fuera como su interés romántico, sin embargo, si las cosas no funcionaban, se arriesgaría a echar a perder una de las mejores amistades que había tenido en su vida.
Algo que también se propuso firmemente, era que no iba a lastimarse forzando a su persona a ser amiga de la japonesa si no la veía de esa manera, aunque fuese egoísta, quería ser totalmente honesta con ella misma y tampoco quería que las cosas se tornaran demasiado incómodas si Sakura se enteraba que le gustaba y ésta no la aceptaba, pero aceptaba seguir siendo su amiga.
Ella se le declararía a la chica, porque quería ser honesta con la muchacha, se lo debía.
El día anterior lo consideraba imposible, creyó que se llevaría el secreto de su amor por Sakura a la tumba, pero sus amigas la animaron a que diera el paso. Por lo que Chaeyeon les había contado, ellas estaban seguras que la chica misteriosa estaba igual de colada, como lo estaba su amiga por ella.
Con eso en su mente, tomó valor y colocó sus manos alrededor de su boca, lista para soltar un gran grito para llamar a la japonesa.
Una vez más, como un ritual que se repetía cada vez que se presentaba, la chica nipona salió por la puerta antes de que Chaeyeon pudiera soltar su nombre en un grito.
Cuando Sakura llegó al portón con el manojo de llaves en su mano y los ojos más radiantes y preciosos que Chaeyeon había visto en su vida, la bailarina le dedicó una media sonrisa nerviosa que, a perspectiva de la otra chica, fue una sonrisa poco común en ella.
—¿Hoy si admitirás que tienes poderes sobrenaturales?
Sakura dejó salir una risilla.
—No te veo en mucho tiempo y, ¿lo primero que quieres hacer es entrar en debate? —la japonesa se hizo a un lado, después de abrir la puerta para dejar pasar a la rubia. — Un "hola Kkura, te extrañé mucho el día de ayer" hubiese sido mejor.
Chaeyeon aceptó la invitación a entrar con una carcajada.
—A penas ayer vine a verte, no seas dramática.
La nipona hizo un mohín.
—Pero, Chae... a mí me pareció una eternidad. —dijo abultando sus labios en un gesto infantil.
La coreana realmente la extrañaba, así que apenas Sakura colocó el enorme pasador de la reja, Chaeyeon acercó su rostro a la chica y dejó un sonoro beso en su mejilla.
—Te extrañé mucho el día de ayer, Sakura. —se adelantó por el camino que tan bien conocía hasta la entrada, dejando a una Sakura aturdida atrás. El matiz en la voz que la bailarina había usado y como lo dijo en su oído causó una corriente eléctrica que recorrió con totalidad su espina dorsal.
"Creo que hoy el clima está más caluroso que ayer". Pensó mientras abanicaba su rostro con su mano. Juraba que su aspecto era el de un tomate muy rojo y brillante.
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Entre millones de sueños. [Sakura&Chaeyeon][COMPLETA]
Ficción General"Nuestra amistad se transformó en un amor puro, donde ella era tan necesaria para mí como el mismísimo aire. ¿En qué momento mi realidad y mi fantasía se mezclaron dándome la razón de mi existir?" -Cuando creamos un lazo con nuestros seres queridos...