—Chaeyeon, necesitas calmarte...
—¿¡Como mierda quieres que me calme?! ¡Algo debió haberle pasado! —Chaeyeon no estaba pensando con claridad y las lágrimas se amontonaron en sus ojos. —¿Y si ella estaba dentro del incendio? Debí venir antes, quizá esto no habría pasado...
Chaeyeon se sentó bruscamente sobre el duro, frío y sucio piso, sus piernas no estaban respondiéndole correctamente y comenzaba a sentir náuseas.
Chaeryeong se sentó a su lado y recargó su cabeza en la de su hermana mientras ésta enterraba su rostro entre sus manos, lamentándose en voz alta, el no haber llegado antes.
—Chae... —empezó la menor. No quería ser dura con ella, pero la mayor necesitaba que le aterrizaran los pies en la tierra. —Dudo mucho que pudieses haber llegado años antes... —Chaeyeon guardó silencio, sin embargo, no la miró, ella seguía con su rostro escondido entre sus manos. —Sólo mira a tu alrededor... lo que sea que haya pasado aquí... pasó hace muchísimo tiempo...
—Pero no...
—Chae... el tiempo ha pasado por ésta casa sin ninguna consideración. —Chaeyeon levantó su rostro bañado en lágrimas —mira, incluso las raíces de esa planta han comenzado a extenderse por la ventana. Sólo mira el techo, y el piso... se está cayendo por sí solo... Ni siquiera deberíamos estar aquí, es peligroso.
Por primera vez, Chaeyeon se permitió observar verdaderamente el terreno que la rodeaba. Su hermana tenía razón. Incluso la raíz de aquel árbol que se encontraba afuera, ya había comenzado a hacerse paso dentro del porche, levantando los tablones de madera.
Nadie había pisado esa casa en años.
De pronto, Chaeryeong observó cómo su hermana se levantó como un resorte, y corrió hacia un lugar en específico. La menor, siguiéndola de cerca.
Cuando Chaeyeon entró a la pequeña estancia de lo que alguna vez fue una bonita cocina, las náuseas volvieron a atacarle y el mareo la hizo trastabillar. Afortunadamente, Chaeryeong estaba detrás de ella para atraparla antes de que cayera.
Chaeyeon se quiso convencer de que todo había sido un sueño, alguna alucinación, una mala pasada de su cabeza... desgraciadamente, no era así.
Sobre la barra de concreto que dividía la habitación, había dos grandes paquetes de galletas de canela abiertos. Uno de ellos, vacío, el otro, conservaba aún todas las piezas, pero ya totalmente inservibles, llenas de moho y con algunas cucarachas encima.
"Realmente estuve aquí el día que la visité por primera vez". Pensó. Necesitaba comprobarlo, que realmente estuvo ahí todo ese tiempo.
"Una señal, sólo una señal pido de que Sakura estuvo aquí también". Rogó al cielo, saliendo a paso torpe de la habitación, sosteniéndose de las paredes...
—Chae, ¿a dónde...? ¡No subas, es peligroso!... —gritó cuando su hermana se le adelantó subiendo por unas escaleras que apenas se veían estables. Le faltaban algunos peldaños, pero a la mayor eso no le importo.
Chaeryeong, con muchísimo miedo y consciente de que podrían romperse algo, la siguió escaleras arriba.
Su vista se fijó sobre el frágil barandal al cual le faltaba una gran parte. Se acercó con un poco de recelo tanteando el piso bajo sus pies. Al llegar a la orilla, miró hacia abajo, dónde se encontraban los pedazos que se habían desprendido de la pequeña estructura. Definitivamente eran los tablones que le faltaban al barandal. Chaeryeong tragó grueso. Una persona fácilmente podría caer por ahí, y romperse la mayoría de sus huesos, o bueno, eso sí sobrevivía a la caída...
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Entre millones de sueños. [Sakura&Chaeyeon][COMPLETA]
Fiction générale"Nuestra amistad se transformó en un amor puro, donde ella era tan necesaria para mí como el mismísimo aire. ¿En qué momento mi realidad y mi fantasía se mezclaron dándome la razón de mi existir?" -Cuando creamos un lazo con nuestros seres queridos...